Sin escape de los otros

En la Sala Cabrujas de Cultura Chacao, el grupo La Salamandra presenta No exit, basado en la obra A puerta cerrada de Jeal Paul Sartre, dirigida por Loredana Volpe.

Tres extraños coinciden en una habitación al ser guiados por un mayordomo. Con el pasar del tiempo, van descubriendo que estarán ahí por la eternidad para torturarse unos a otros con sus deseos y frustraciones.

Esta pieza icónica del existencialismo demuestra la tesis de que “el infierno son los otros”. A partir de esto, el montaje comienza con un momento clímax de la obra que conecta al espectador antes de contar la historia de principio a fin. La escenografía propone un espacio blanco en paredes y muebles cubiertos con telas. Este sitio impoluto contrasta con los sentimientos de maldad que transmiten los personajes. De igual forma, el vestuario marca un estilo en cada rol aunque éste se vaya perdiendo con aquello que expresan.

La dirección se concentra más en el diálogo que en las acciones físicas dando al texto una importancia vital. Por ello, los actores permanecen sentados y se desplazan solo lo necesario, sin embargo se ubican erróneamente en un solo lado durante los momentos en que interactúan muy de cerca. Esto perjudica el equilibro de la escena. De igual forma, se debe evitar solapar a aquellos que se ubican atrás, aunque en ese momento no lleven el peso de la trama.

El ritmo y la fuerza aumentan progresivamente logrando una atmósfera asfixiante de la que no se  puede escapar. De ahí, se usa el nombre “No exit” (Sin salida) para el espectáculo. Es importante mencionar los momentos que rompen con la trama para mostrar el verdadero estado interno de los personajes, apoyados por el rompimiento de la iluminación que emplea colores cálidos.

En las actuaciones, se destaca la labor de Fabiola Arace como Estelle Rigault, una mujer que esconde sus pasiones y culpas con una imagen de clase. Ella maneja apropiadamente el texto ajustado a las intenciones de su personaje. Es secundada por Reinaldo Navas como El Mayordomo, quien crea una forma extraña, lenta y precisa en cada gesto y palabra que expresa, ofreciendo el tono adecuado del rol. Por su parte, Loredana Volpe como Inés Serrano, amante de las mujeres y atormentada por la culpa, y Edmundo Bianchi como José Garcín, un cobarde que se enorgullece de haber atormentado a su mujer, muestran intensidad y presentan una imagen de los personajes, pero son débiles en el manejo de los matices. Es necesario comprender que el peso del matiz va en el verbo de cada frase.

En fin, me encuentro con una agrupación que se arriesga con un texto complicado. Hay que estar atento a la trayectoria que desarrolle.

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