Varias propuestas de los últimos meses

En la Sala experimental del CELARG, el grupo Prometeo realizó el montaje de La boda de Virgilio Piñera, dirigido por Noel de la Cruz. Flora es una mujer que suspende su boda porque Alberto, su futuro esposo, le cuenta a su mejor amigo que el único defecto que ella tiene son la “tetas” caídas. A partir de esto, los contrayentes y sus mejores amigos desarrollan una serie de escenas en donde de diversas maneras disertan acerca de la suspensión de la boda y del problema físico de ella. Con una clara orientación hacia el teatro del absurdo, la puesta en escena mantiene un ritmo trepidante y de desplazamientos constantes para reflejar el estado interno de los personajes. Con una escenografía cercana al realismo, cada escena se desarrolla a partir de su significado pasando de la simple discusión al canto o de un programa de televisión a un funeral simbólico. Solamente, los actores requieren comprender un poco más acerca de las situaciones de las primeras escenas para que, por encima del simple decir del texto, el público entre de lleno en el conflicto. Posteriormente a esto, esta comprensión fluye más y poco a poco sale a flote la premisa de la obra. Destacan las actuaciones de Jorge Concha como Alberto, que posee una veracidad innata y Franca Peri como Julia, amiga de la protagonista, porque posee una bien manejada hilaridad y gestualidad. Aymara Ramia como Flora puede ofrecer más intensidad, si bien logra buenos momentos y Rogers Lombano como Luis, amigo del protagonista, mantiene una buena energía e intenciones, aunque imposta un poco la voz por momentos. Más allá de estos comentarios, la pieza se sostiene cabalmente y las risas de público no se hacen esperar.


En el Espacio Plural del Trasnocho Cultural se presentó Un día particular de Store Scolla, dirigida por Giovanni Reali. Una mujer y un hombre coinciden porque el ave que ella tenía en una jaula se escapa y llega al apartamento de él. De esta manera, estos seres opuestos se conectan y revelan sus verdaderos sentimientos en un contexto social que los diferencia porque ella cree en un régimen totalitario, mientras él debe salir del país por ser homosexual. La puesta en escena de carácter simbolista se percibe acorde con la atmósfera que posee la pieza, especialmente por la escenografía que representa a los dos apartamentos y que con paredes como rejas refleja la cárcel en la que simbólicamente viven de los personajes, asimismo los tonos grises, que también posee el vestuario, refuerza la melancolía. Se destaca el gran megáfono desde donde las voces del poder se expresan. El miedo a romper el orden establecido es evidente por la forma que se desplazan los personajes dentro de un espacio limitado con pequeños elementos de utilería que facilitan el desarrollo de la trama o que demuestran el tiempo perdido inútilmente, como los libros en el suelo, porque existe un Estado que desprecia al que es diferente. En las actuaciones, Roberta Zanchi sigue ofreciendo la veracidad que la ha caracterizado en otras producciones, en este caso se conecta más profundamente con el personaje. Por su parte, Antonio Urdaneta aprovecha la comunión que existe con su compañera, aunque por momentos su voz adquiere tonos graves que le restan a la naturalidad que requiere el personaje. En definitiva, un trabajo que integra todos los elementos para transmitir un claro mensaje hacia la intolerancia, el abuso del poder y el miedo.


En la Sala Horacio Peterson de Unearte, la agrupación Kayak llevó a escena: A palabras necias, bocas mudas de José Barrera, dirigida por Marco Caridad. Una gitana cuenta la historia de dos enamorados, pero la intervención de un mago torpe les crea más conflictos a ellos. Los enamorados solo viven de su apariencia exterior debido a las recomendaciones de un gucamayo que obliga a Yak a hacer ejercicios y una mariposa que critica a Kay por tener sobrepeso. Para demostrar sus supuestas habilidades, el mago Maximiliano o Max, como quieren que lo llamen, hace que los enamorados queden mudos y así evitar que discutan, de esta forma los convierte en dos autómatas que no son capaces de expresar bien lo que sienten hasta que descubren que el amor es el mejor lenguaje. La puesta en escena se vale de variados recursos para mantener la atención de los niños. Con la música en vivo, interpretada por la misma gitana, y el empleo de títeres y un monigote que son manipulados a la vista del público, los niños presencian los recursos propios del teatro y comprenden la historia que se desarrolla. De igual manera los enamorados se cambian en escena cuando se convierten en una especie mimos porque no pueden hablar. Resalta la claridad del recurso del títere porque el muñeco que es manipulado, como el guacamayo y la mariposa, a su vez manipula para lograr su fin. También Max se convierte en un títere por momentos y aparece Amorsote, un monigote que pretende enamorar a Kay, y al final, al igual que los dioses aparecen en las obras griegas, los padres de Max son dos grandes máscaras que lo ayudan a resolver los enredos que ha creado. Con una escenografía y un vestuario colorido, las actuaciones se presentan equilibradas en todos los sentidos dentro del elenco conformado por: Jeanleigh Fernández, José Barrera, Kellyns Herrera, Marco Caridad y Bárbara Soto. Un original, divertido y bien hecho trabajo para niños.


Funciones: 7, 30 de Noviembre y 5 de Diciembre de 2009 (Respectivamente)