Desde oriente (y II)

El segundo y tercer día del XXXIV Festival Internacional de Teatro de Oriente presencié una obra de teatro y asistí a una conferencia del maestro Gilberto Pinto.

En Sala Ricardo Lombardi del Complejo Puerto Teatro en Puerto La Cruz se presentó el grupo La Barraca de Ciudad Bolívar con el montaje: Padre Pedro de José Ignacio Serralunga, dirigido por Juan Pagés. En este montaje, el monaguillo de una parroquia viene a confesarse con el padre Pedro para contarle que su mujer está embarazada y que él no puede haber concebido a su hijo debido a que es estéril, de esta manera se da un juego del gato y el ratón para descubrir la verdad acerca de la paternidad del hijo. La puesta en escena propone un desplazamiento equilibrado en todo momento y con un ritmo continuo que mantiene el interés del público, sin embargo la forma en que se proponen los personajes rompe con varios aspectos. Los personajes del monaguillo y del padre son creados a partir de la farsa con vestuarios que acentúan una expresividad corporal cercana a la técnica del “clown” y un maquillaje es este estilo, sin embargo la escenografía y la utilería tiene una estética que claramente se acerca al realismo. Aunque la composición de los personajes funciona porque el público observa de manera crítica el argumento, esto podría reforzarse más sin los elementos realistas. En la interpretación, Eduardo Palacios como el monaguillo tiene una acertada expresión corporal y capacidad para manejar los matices del personaje, además de alcanzar el equilibrio entre la forma farsesca y el contenido orgánico. Lo anterior contrasta con el trabajo de Luis Gabriel Ramírez como el Padre Pedro porque la excesiva impostación vocal le resta credibilidad, de igual forma requiere más concentración cuando escucha a su compañero para que evite repetir el texto de éste con los labios, ya que esto demuestra que mecaniza su actuación. Pese a los contrastes en estética y actuación, la obra se mantiene, divierte y hace pensar en torno a las relaciones humanas.

La conferencia de Gilberto Pinto fue realizada en un salón de la sede de FUNDESBA. Su tema principal fue acerca del teatro artístico social. Al inicio hizo un resumen acerca del teatro que se hacía en la Venezuela desde los 40 hasta la actualidad. Su discurso tomó en cuenta a figuras representativas del teatro venezolano como: Alberto de Paz y Mateos, Jesús Gómez Obregón y Horacio Peterson. De esta forma, relata como en las 40 se pasó del teatro que realizaban las compañías españolas a piezas que rompían el criollismo o localismo, se buscó mejorar el repertorio y se inició una formación en todos los ámbitos. Luego, en los 50, se comienza una dramaturgia propia con César Rengifo y a partir de los 60 se defiende el texto teatral significante con el trabajo de Rodolfo Santana, Isaac Chocrón, Román Chalbaud, José Gabriel Nuñez y el mismo Pinto. Dijo que en la actualidad es cada vez más importante tomar en cuenta que “el teatro es un componente de la salud social y no comercial”, al contrario de como se percibe en la cartelera caraqueña actual. A mi pregunta de cuál es la dramaturgia necesaria, el maestro respondió: la que interpreta la historia.

Por último, no puedo dejar de comentar que queda de parte de las autoridades regionales del Ministerio de la Cultura y de la misma Dirección de Cultura de la Gobernación del Estado Anzoátegui apoyar con mayor rigor al festival con más tradición en el país. Sé que hubo muchas complicaciones para recibir el aporte necesario, lo que hizo que las fechas antes pautadas se cambiaran y que la muestra se redujera.

Es muy fácil dar la cara y decir que se apoya la cultura cuando la realidad es otra, como hizo la encargada de dicho Ministerio en Anzoátegui, además mencionó una frase de Juan Carlos Gené que, seguramente extraída de cualquier publicación de Celcit, fue expresada fuera de contexto. Lo difícil es el trabajo continuo que realizan los creadores, como lo hace Kiddio España al frente del festival cada año.

Función: 14 de Noviembre de 2009

Conferencia: 15 de Noviembre de 2009

Desde oriente (I)

La edición XXXIV del Festival Internacional de Teatro de Oriente se celebró del 13 al 19 de Noviembre en las ciudades de Barcelona y Puerto La Cruz, Estado Anzoátegui. Además del acostumbrado teatro de sala, con tres espacios, se realizaron presentaciones en varios espacios abiertos que incluyeron a Guanta, Lechería y Anaco, junto a varias comunidades populares de la región. Tuve la oportunidad de estar durante los tres días iniciales para apreciar dos espectáculos y asistir a un conversatorio.

La inauguración estuvo a cargo del Teatro del Secadero, agrupación originaria de la ciudad de Mar de Plata, Argentina. Esta agrupación llevó a escena: Novia en rojo, escrita por Edgar Moreno Uribe y dirigida por Mónica Marchini. Con el monólogo como estructura predominante, salvo algunas interacciones entre los personajes, la pieza tiene como punto central a Esdras, un transexual que se siente perturbado porque no es aceptado después de haberse operado completamente para transformarse de hombre a mujer. A lo largo de varias escenas, el público descubre el pasado y presente del personaje, aunque este descubrimiento carece de progresión dramática, lo que no mantiene el interés en el relato. Cada escena empieza con la evidente perturbación del personaje porque no se acepta su condición, no solo sexual sino de preferencia hacia las mujeres, para luego pasar a un listado de recuerdos que no profundiza en sus planteamientos. Los recuerdos no hacen más que evidenciar los conflictos de Esdras y de ninguna forma el paso de uno a otro logra la necesaria ilación entre escenas, debido a esto el clímax luce artificial y no se resuelve el conflicto central. Por otro lado, queda sin resolución la constante referencia a Manuel que parece ser el interlocutor al que Esdras se dirige. Y, de igual manera, el final no termina de cerrar varios aspectos que se relacionan con la premisa que toma como punto de partida el desprecio hacia el otro, el diferente. ¿Se resuelve o no? ¿Es el pasado o el presente el que perturba? ¿Ambos? ¿Desde qué lugar presenta Esdras su relato? ¿Por qué alguien que conscientemente decidió su cambio de sexo, luego tiene conflictos con ello?

El desplazamiento escénico se presenta reiterativo y monótono. En varias ocasiones, Esdras se traslada y vuelve al mismo sitio restándole fuerza a la puesta en escena, además que dentro de cada escena se realizan blackouts (apagones) que no tienen justificación, ya que al volver la luz el personaje se encuentra en el mismo lugar y posición, no cambia tampoco su intención, por lo que no hay una verdadera transición. El marcado simbolismo del trabajo acrobático de telas con el que dos personajes femeninos acompañan el relato de Esdras se queda en el apropiado manejo de la técnica por encima de la correspondencia estética con el argumento. Solo el comienzo, en el que el público observa al personaje de espaldas sin saber quién y cómo es, sorprende porque cuando Esdras voltea apreciamos su manera de vestir y la importancia de su maquillaje.

En las actuaciones, Mario González propone una apropiada expresividad corporal y tono vocal para componer a Esdras, si bien rompe con los conceptos que van desarrollando la pieza cuando realiza pausas en momentos en los que gramaticalmente no deberían hacerse. Esto no permite al espectador seguir las distintas intenciones que se presenten. Mary Schulze y Claudia Mauriz crean sus personajes a partir de la tensión y distensión propia de la expresión corporal más que hacia lo vocal.

En definitiva, un extraño comienzo para el festival.

Función: 13 de Noviembre de 2009