Sobre varias experiencias en ZOOM

Durante los meses de la cuarentena, producto de la pandemia que vivimos, me he atrevido a presenciar varias experiencias que utilizan elementos del teatro y lo adaptan a la plataforma de moda para reuniones de trabajo: ZOOM. Esta herramienta ha sido invadida por creadores que tienen mucho que decir y han visto en ella el medio para expresar sus ideas y romper paradigmas y fronteras geográficas.

La primera experiencia que presencié fue 20+20 Teatro en red, dramaturgia escénica y dirección de Oriana Nigro. En ella, 9 actrices que viven en 5 países diferentes se conectaron a través de ZOOM para reflejar los sentimientos que han generado la pandemia y la cuarentena. Con textos de varios autores, aprovecharon las posibilidades de la herramienta para demostrar la angustia, ansiedad, incertidumbre y estados depresivos que ha vivido y pueda estar viviendo cualquier ser humano en el mundo actual. Eliana Santander, Karla Martínez, Lismar Ramírez, Maria Claret, Maria José Mata, Sara Valero Zelwer, Tabata Toledo, Vanessa Morr y la misma Nigro ofrecen el tono justo en su labor.

Es uno de los mejores trabajos que he presenciado en ZOOM en cuanto a estructura, ritmo, manejo de las posibilidades de la cámara, iluminación y espacios. Las actrices iban activando y desactivando sus cámaras creando una especie de entrada y salida de personajes. Utilizaron luces de distintos colores y tonalidades, ubicadas en diferentes ángulos para remarcar cada situación que se derivaba del texto. Su estilo más poético que otra cosa, funciona para la herramienta y podría marcar un camino acerca de lo que se podría hacer de forma simbólica con ZOOM.

Se puede disfrutar un registro de la experiencia aquí: https://youtu.be/X_dfUYIBCFw

La segunda experiencia fue Crónicas desde el aislamiento, adaptación para ZOOM del montaje original basado en textos del escritor estadounidense Chuck Palahniuk. Este trabajo del grupo Teatro Forte se trasmitió desde Chile (y otros países dependiendo de la ubicación de los actores) de la mano de dos venezolanos que viven allá: Fedora Freites y Vladimir Vera. Dirigido por Vera, el marcado estilo narrativo, en forma de monólogo, de cada historia funciona muy bien para desarrollarse en ZOOM. Además, Vera utiliza a actrices y actores que habían participado en su puesta en escena original y que, en este caso, deben apropiarse de las nuevas condiciones: desde el espacio donde viven, con un vestuario acorde y con un ritmo interno que transmita los sentimientos a través de la pantalla. Y lo logran satisfactoriamente, tanto los actores con experiencia como los nuevos integrantes. Las historias se adentran en la psique del espectador como un confesionario virtual o una sesión psicoanalítica de alguien que te cuenta un secreto y libera sus demonios. En orden de aparición, Jesús Sosa, Kathy Peralta, Nadeschda Makaganow, Fedora Freites y Alonso Torres van desarrollando sus personajes de la forma correcta desde la aparente calma inicial hasta la necesaria intensidad del final ofreciendo una variedad de matices, movimientos y ángulos de cámara. También forma parte de los mejores trabajos que he visto en ZOOM.

La tercera experiencia fue el producto del “Taller Montaje de Supervivencia Creativa: Guardando las distancias” dictado por Basilio Álvarez, Juan Carlos Ogando, Armando Álvarez Esáa y Daniel Dannery, integrantes del Grupo Skena. 20 participantes crearon un espectáculo concebido para ZOOM durante 5 semanas. Al igual que la primera experiencia, esta intentó acercarse a la pandemia y la cuarentena, pero desde un punto de vista diferente. Tomaron el camino de la sátira al vincular lo que sucede actualmente en el mundo con una enfermedad que le ocurre a los gatos. Por momentos, esta mirada funciona, pero, en su mayoría, el tono se diluye. Quizás esto ocurre por lo abrupto de las situaciones que no desarrollan un conflicto claro ni poseen un desenlace contundente que muestre lo que pretendían transmitir con cada escena. Sin embargo, hay dos de ellos como Vendo pollos congelados por whatsapp y Saboteo sin fin que presentan más claridad en sus intenciones, al igual que la situación final que muestra lo que sería el mundo 100 años en el futuro. Las actuaciones se tienen que analizar como producto de un taller: participantes con experiencia que saben crear un personaje, participantes que cumplen y otros que hacen su esfuerzo. Creo que se pudo cuidar más y romper con el tono realista de algunas interpretaciones para que los participantes supieran diferenciar entre el actor y el personaje. También, hubo algunos detalles de videos que no salían a tiempo y del ritmo entre escenas que son propios del manejo del ZOOM. No obstante, reconozco la intención de Skena de estructurar un taller que acerque a los interesados a algunos elementos de las artes escénicas y audiovisuales a través de una plataforma online, aunque el resultado sea desigual.

Pueden ver el registro de la experiencia aquí: https://youtu.be/F_0bnPh2Ias

La cuarta experiencia fue realizada por el Teatro de la Comarca como parte del Taller de acción literaria para el teatro orgánico, dictado por Lupe Gehrenbeck, quien se ha dado la tarea de orientar a una serie de creadores para que creen una dramaturgia que aproveche ZOOM. Presencié la séptima muestra del taller y me sorprendió la calidad de los textos, de las actuaciones y de la propuesta de dirección. Esto se debe a que participaron creadores e intérpretes con experiencia en las tablas que se adaptaron bien a esta nueva modalidad de difusión creativa. En este caso, había claridad entre el planteamiento de una situación dramática, conflicto, clímax y desenlace. Lo que no te dije de Anabella Giménez traspasa la pantalla por la verdad de las emociones que trasmitieron Mariela Suárez y Paul Gámez. No es tu problema de Leonardo Mendoza muestra correctamente una situación de abuso y violencia gracias a la labor excepcional de Paola Martínez, Nelson Lehmann y Antonio Delli. Cladestino de Gledys Especier se adentra en una situación que afecta directamente al país e impacta en la familia con una interpretación correcta de Emilhy Arias, Rafael Monsalve y Alejandro Bello. Por último, Besito e´ coco de Rossana Hernández juega con la revelación de los recursos al presentar a los actores antes de desarrollar la historia que recrea lo que podría haber sucedido en un barrio de Caracas durante un escenario de violencia real. Las situaciones presentadas son conducidas apropiadamente por las actuaciones de Ernesto Campos, Dayana cadenas, Sol Vásquez y Alexander Malinoswky. Esta idea resultó la más interesante en el uso de espacios y posibilidades de la cámara a pesar de algunos fallos de conexión y ritmo. En definitiva, una propuesta centrada en la escritura dramática para ZOOM que ofrece un camino claro que podrían seguir otros creadores que deseen aprovechar esta herramienta.

La última experiencia que presencié fue Creepy, un espectáculo para ZOOM que presenta 8 historias creadas e interpretadas por los participantes del Programa Juvenil del Grupo Fábula. Dirigido y asesorado dramatúrgicamente por Daniel Dannery, la propuesta presenta una estructura simple para acercarse al género del terror. La mayoría de los textos comienzan con una conversación trivial entre dos o más personajes que se ve interrumpida cuando irrumpe lo extraño y el miedo sin justificación alguna para, luego, concluir sin que se entienda qué pretendían comunicar. Los más interesantes son aquellos que rompen con lo anterior: una estudiante asiste a una misa que se convierte en un ritual que la perturba y una consulta psicológica se torna extraña para el paciente. Este podría haber sido el camino a seguir. Por otro lado, me preocupa el tono interpretativo casi naturalista de los participantes si bien el programa debería ofrecer herramientas para diferenciar entre el actor y el personaje. Aunque comprendo que las historias nacen de ellos y, muchas veces, se refleja la forma de hablar de los jóvenes venezolanos, sería más interesante sacarlos de su zona de confort y retarlos a crear algo diferente a ellos mismos. Valoro el esfuerzo de los participantes del programa, pero la cultura audiovisual en la que están inmersos en la actualidad los podría haber estimulado a ir más allá.

Muchas de estas experiencias, como he decidido llamarlas, son publicitadas como teatro en línea o teatro para ZOOM. Se proponen equiparar el escenario teatral con un escenario virtual, por lo que han abierto un debate entre los creadores. ¿Es un híbrido entre teatro y los medios audiovisuales? ¿Se puede hablar de teatro cuando actor y espectador no comparten un mismo espacio real? ¿O el espacio virtual formará ahora parte simplemente de una nueva forma de difusión de teatro? ¿Hablaremos de dramaturgia para teatro y dramaturgia para plataformas virtuales (o guion como se llama en el cine)? El cine se aprovechó del teatro en sus orígenes y creó su lenguaje. De igual forma, lo hizo la televisión. Parece que estamos frente al nacimiento de un nuevo lenguaje y que, por mi parte, no le voy a dar un nombre todavía.

¿El país es un burdel?

En la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño, la Compañía Nacional de Teatro presentó El pez que fuma, texto de Román Chalbaud y dirección de Ibrahim Guerra. El argumento se desarrolla en un burdel llamado como el título de la pieza. El sitio es regentado por La Garza que vive entre los recuerdos de su antiguo amor ahora encarcelado: Tobías, el maltrato e infidelidad de su amor actual: Dimas y la ilusión del joven recién llegado a trabajar allí: Juan. En el sitio viven la Argentina, Marlene y Selva María, las prostitutas que desnudan sus anhelos y pasiones, junto a El Bagre, un seguidor de las conexiones interplanetarias, Ganzúa, un discapacitado sin piernas que ayuda en las labores, y Jacinto, un pianista homosexual.

Del por qué…
¿Por qué montar una pieza como esta? En la actualidad coinciden cuatro obras de la llamada “santísima trinidad del teatro venezolano”: El día que me quieras de José Ignacio Cabrujas (la pieza más representativa de su dramaturgia), Escrito y sellado de Isaac Chocrón (su texto más autobiográfico), y El pez que fuma y Reina pepiada en los extremos de la producción de Chalbaud: una de sus creaciones primordiales y la otra de las últimas. Como plantea Aristófanes, el comediógrafo griego, en Las ranas parece que necesitamos mirar de nuevo al pasado, a la tradición, a las viejas formas que reflejan un país, con las virtudes y defectos del momento, pero más esperanzador que el actual.
El estilo y la estructura del texto de Chalbaud han envejecido. Las escenas se sienten largas en comparación con la dinámica de la dramaturgia contemporánea. De ahí que se perciba que el conflicto se desarrolle de una manera más dilatada, aunque esto no le resta méritos a una obra icónica dentro de la dramaturgia nacional. En cambio, muchas de las situaciones sí tienen eco en la Venezuela actual. En un momento, un gran cuadro que muestra varios balancines extractores de petróleo cubre la humedad de una pared del burdel. ¿Será que escodemos nuestras carencias como país con la más importante fuente de ingreso? Batman, un vendedor ambulante que sobrevive consiguiendo productos a las prostitutas y que esconde su verdadera profesión, es casi un calco del aprovechador actual (también llamado “bachaquero”) que complace con lo que puede a los clientes y cobra por encima del precio si bien considera que el país solo vive del petróleo, aunque La Garza le dice que en el burdel “se vive de esta” (Señalando su entrepierna). ¿Será que todos sobrevivimos actualmente con lo que podemos, aunque seguimos pensando que nuestra salvación es el petróleo? El profesor, personaje asiduo al local, comenta a viva voz que a la gente no le interesa el lenguaje, él mismo considera que su función como docente y su vida no tienen sentido. Por eso, asiste regularmente al burdel para vivir las ilusiones que allí consigue. ¿Será que es mejor vivir de espejismos para no afrontar el sinsentido de nuestra realidad actual? Venezuela se nos hace cada día más una realidad complicada de afrontar y el pasado, una fábula envejecida pero a la que añoramos volver.
Como se puede apreciar, Chalbaud crea un microcosmos que refleja el universo que es el país. ¿Será que el país es un burdel?

De la puesta en escena…
La dirección de Guerra apela a una estética simbolista para indicar los espacios de la acción haciendo a los espectadores parte de ellos. El burdel es visto desde adentro. El diseño escenográfico presenta varios niveles que muestran el bar, el cuarto de la Garza, la pista de baile del burdel, el sector de las mesas con el piano de Jacinto, el cuarto de La Colombiana y el cuarto de Juan. La inmensidad de la propuesta, elaborada en metal, es funcional aunque la ubicación hacia el público del mostrador del bar y del espaldar de la cama de La Garza solapan a los actores cuando tienen escenas allí, especialmente si el espectador se encuentra en las primeras filas del teatro. El desplazamiento y distribución escénica se enmarcan en el sentido más realista aunque puede revisarse el movimiento actoral debido a que algunos se ubican delante de otros por momentos. El vestuario también se ubica en el terreno del realismo, sin embargo no percibo una propuesta estética que integre todos los trajes. De igual manera, escenografía y vestuario contrastan, falta una paleta de colores.
En las actuaciones, percibo cuatro niveles: los personajes bien delineados y acoplados al sentido del montaje, aquellos que están el proceso y que no han terminado de encajar aunque tienen sus escenas bien logradas, los que se muestran correctos al servicio del montaje y aquellos que lucen desarticulados. En los primeros, se encuentra Francis Rueda como La Garza con el temple que requiere el rol. Es secundada por el buen trabajo de Luis Domingo González como el Profesor y la sólida labor de Jean Manuel Pérez como Jacinto que aprovecha todas las aristas del papel. Entre aquellos que veo en proceso están Aura Rivas como La Argentina, que logra de forma excepcional su escena del ensayo al piano, si bien el personaje debe terminar de ajustarse. Igual sucede con Juliana Cuervos como Marlene y Jesús Hernández como Dimas, ambos van encaminados, no obstante Dimas debe ser más energía que voz. Al servicio del montaje, encuentro a Keudy López como Batman, María Alejandra Tellis como La Colombiana y Ludwig Pineda como Tobías. Por último, Francisco Aguana como Juan y Marcela Lunar como Selva María dan indicios de acoplarse a los roles, pero deben ofrecer más intensidad. Considero que los personajes desarticulados son: El Bagre asumido por Andy Pérez y Ganzúa por Clitalli Godoy debido que son llevados al extremo de la farsa. Ambos se perciben más en forma que en contenido, especialmente El Bagre con una energía sobredimensionada. En contraste, Jacinto se acerca a la farsa pero con mayor veracidad.

De la polémica…
Luego del estreno, las redes sociales de llenaron de comentarios a favor y en contra del montaje. La dinámica de la sociedad actual permite que cualquiera exprese su opinión sobre cualquier cosa que suceda en cualquier parte el mundo. A veces, legiones de idiotas dan su opinión y se creen con derecho a hacerlo, como bien dice Umberto Eco, sin embargo la libertad de expresión es un derecho fundamental del ser humano.
Uno de los comentarios encendió la polémica por su tono de insulto, desde mi punto de vista. El comentario fue borrado pero la polémica persiste, sobre todo al considerar los límites que se deben tener dentro del amplio universo que facilita el acceso a Internet. Las redes sociales son eso, conexiones entre integrantes de la sociedad y esta tiene muchos matices.
Comprendo a cabalidad que la situación actual del país ha reducido y complicado la asistencia del público a las salas de teatro por diversas razones. Comprendo que se debe apoyar lo que se hace. Pero no comprendo que, por el simple hecho de apoyar el teatro venezolano, no se puede criticar o comentar un montaje. Hay que tener cuidado de presenciar un espectáculo mediocre y apoyarlo por esta razón. Sería igual que asistir a un espectáculo académico que los profesores no puedan comentar ni orientar a sus creadores. La obra de arte está abierta a interpretaciones, siempre que se hagan en los mejores términos.

De la compañía… 
Con este montaje, la Compañía Nacional de Teatro retoma un proyecto que poseía en sus inicios: tener un elenco estable que reciba un salario y los beneficios de ley. Espero que sea tan exitoso como lo fue cuando se hizo por primera vez.  Ahora bien, esta versión de El pez que fuma tiene sus aciertos y desaciertos como cualquier propuesta escénica y como creación artística está abierta a la opinión buena o mala del público, entre los que me incluyo, porque este constituye el destinatario final del hecho teatral.

A propósito de la crítica y su difusión

La crítica teatral es producto de la crítica literaria y de la crónica periodística. A medio camino entre ambos géneros, se puede considerar como un artículo de opinión que difunde y analiza la creación artística en el ámbito teatral.
En su estructura, hablar de un espectáculo teatral  implica comentar acerca de la dramaturgia y la puesta en escena. En la dramaturgia, el comentario gira en torno al argumento, a la forma de crear la historia, los personajes y el conflicto. En la puesta en escena, la dirección, actuación, escenografía, vestuario, iluminación, música, además de otros elementos, son los aspectos más resaltantes. El reto está es abarcar todos los componentes en el espacio que se dispone para él dentro del diario: una cantidad de caracteres que deben aprovecharse al máximo. Por suerte, periódicos como Tal Cual han dado cabida a la crítica teatral en sus ediciones y los creadores teatrales agradecen esto.
Con un limitado espacio en otros medios impresos, la crítica de teatro ha emigrado al entorno virtual, a la web, a la difusión en las redes sociales, en fin, al acceso a través de Internet. Por diversas causas que apuntan a la molestia de los que ahora dicen dirigir el país, el Diario Tal Cual sale de circulación para convertirse en semanario y esta columna con cuatro años publicándose en sus páginas impresas tiene un destino incierto. Es decir, la crítica se limita aún más porque ya no llegará al lector a pie cuyos hábitos son distintos del lector digital.
Por lo anterior, mi crítica de hoy es para el teatro mediocre que representa el gobierno actual incapaz de aceptar la libertad de expresión como el verdadero emblema de la democracia. A mi juicio, esta es la razón real de los problemas que presenta Tal Cual. He oído hasta el cansancio que aquí hay más democracia porque se han hecho muchas elecciones, porque el “pueblo” (en un sentido ya peyorativo) ha tenido la posibilidad de elegir. Pues, la verdadera democracia es aquella en la que se establece un adecuado plan de seguridad ciudadana, un programa que regule apropiadamente las condiciones económicas del país y en la cual exista la libertad de pensar y expresar ese pensamiento, por citar tres ejemplos, en general que exista una verdadera calidad de vida.
Es importante recordar una máxima que cada vez cobra más fuerza en la Venezuela actual: “No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo.” Si algunos siguen pensando que, más bien, la muerte debe ser el destino de aquellos que opinan diferente, no solo la crítica teatral sino cualquier otro género periodístico tendrá comprometida su difusión.

Despertar adolescente

En el Centro Cultural BOD, Lazo Producciones presenta Despertar de primavera, musical basado en el texto homónimo del alemán Frank Wedekind con música de Duncan Sheik y letra de Steven Sater, coordinador de producción de César Sierra, producción de Gabriela Martínez, directora adjunta Nathalia Martínez y dirección general de Luis Fernández.
Escrita originalmente en 1891, la obra muestra a un grupo de adolescentes que vive su despertar sexual con muchas dudas y conflictos en un entorno familiar y escolar que los reprime. Se tratan temas como la violencia, el abuso sexual, la homosexualidad, el aborto y el suicidio. En este caso, la acción se ubica a principio de los años 60, pero mantiene el enfoque original que se percibe envejecido producto de la época en que fue escrita. Pese a esto, los tópicos siguen estando vigentes en una sociedad actual más liberal.
El escenario se emplea como espacio múltiple para todos los lugares de la acción. Está ambientado con pizarrones escritos con tiza y un árbol sin hojas como reflejo del invierno que se avecina. Dos bancos multiuso se usan para apoyar los cambios de lugar. Palabras y dibujos rodean el escenario como si el conocimiento estuviera al margen de la sociedad represiva que se exhibe. En la escena, dos trampas se abren para revelar dos estanques de agua. Este elemento es quizás el único sin significación sobre el escenario porque su uso no tiene mayor peso. En cambio, el diseño de vestuario se percibe acorde para lograr un estilo ecléctico a medio camino entre la época original, los 60 y la actualidad. La textura y paleta de colores es un gran acierto. De igual forma, la propuesta lumínica tiene fuerza y significación para favorecer el estilo de musical y reforzar las escenas
Desde el punto de vista de la distribución escénica, la dirección equilibra e integra apropiadamente los personajes respaldados por la coreografía de Vittorio Marson en el que el desplazamiento y los movimientos muestran intensidad.
Mención aparte merece la banda “Majarete Sound Machine” que ejecuta en vivo las diversas melodías, sin embargo es necesario sopesar el volumen de la música y el canto porque, por momentos, no se comprende la interpretación. Esto también requiere mayor modulación por parte de los actores-cantantes. Precisamente, el trabajo de los intérpretes es correcto aunque la labor masculina posee más veracidad debido a la naturalidad que demuestra en contraste con la forma infantil que asumen las actrices. Diana Volpe y Luis Abreu interpretan adecuadamente todos los roles paternos.
En fin, una producción acertada y bien dirigida del polémico musical.

La escena teatral 2014 (y II): La dramaturgia

¿Qué hace que una agrupación escoja un texto dramático? Hay muchas variables, en especial si lo que se busca es el éxito. He aquí una reseña de la dramaturgia en 2014.
Como destaqué anteriormente, el experimento de “Microteatro” fue exitoso y se convirtió en un estímulo para los dramaturgos nacionales. Este es la única mención que haré del teatro llamado por algunos “comercial” porque otros grupos escogen piezas que aburren por su simpleza aunque su intención sea entretener para olvidar la realidad del país. Al contrario de esto, se presentó Necro-lógica de Nathalia Paolini que reflejó la realidad venezolana con humor negro,  ¿Tequila o ron? de Gennys Pérez que trató tema de la emigración y Te dejo la corona de Karin Valecillos sobre la falta de oportunidades en la juventud actual.  Con otro tono, se exhibió Semáforo de Ricardo Nortier para plantear una metáfora de la sociedad actual al igual que otros montajes escenificados en “La caja de fósforos”. Este espacio abarcó una buena cantidad de la mejor dramaturgia del año pasado: Niños lindos de Fernando Azpúrua (Ganadora del Premio Isaac Chrocrón), Hay que matarlos a todos de Haydeé Faverola, Eva Perón de Copi, Díptico Maeterlink: Interior y La Intrusa, y la segunda edición de “El piquete” que presentó 9 piezas de autores nacionales. Sin embargo, el evento más destacado fue el Festival de Teatro Contemporáneo Estadounidense en el que se pudo apreciar una buena selección de obras.
Otros escritores venezolanos de importancia volvieron a escena como Isaac Chocrón con Los navegaos, La máxima felicidad y Asia y el lejano oriente, Rodolfo Santana con Nunca entregues tu corazón a una muñeca sueca, José Ignacio Cabrujas con El americano ilustrado de, Román Chalbaud con Bingo y Gustavo Ott con Dos amores y un bicho. Además, se presentaron 400 sacos de arena de Luigi Sciamanna, Compadres de Javier Vidal, Bolívar coronado de Lupe Gherenbeck,  Rumberas de José Simón Escalona y las adaptaciones de Sangre, en el diván, a partir de libro de Ibéyise Pacheco y Memoria del silencio, versión de Virginia Aponte sobre el libro de Uva de Aragón. La dramaturgia novel estuvo presente con Lado D de Youssef Abrache, Las lágrimas se secan solas de Alexis Márquez y Callejera  de Luis Vicente González.
De la dramaturgia extranjera, destaco: Otelo, Las mujeres sabias, Aeroplanos, A puerta cerrada, Frida Khalo: viva la vida, Fresa y chocolate, Contra la democracia, Vestuario de Hombres, En la soledad de los campos de algodón, Crimen y castigo, Ha llegado un inspector, Perdidos en un noche sucia, Madame de Sade y La casa de Bernarda Alba.
Ya veré la selección de este año.

La escena teatral 2014 (I): Los espacios

Cada año parece aumentar la disponibilidad de espacios para el teatro en la Zona Metropolitana de Caracas como lugar de mayor oferta teatral del país.
El espacio más interesante ha sido “La caja de fósforos” porque se ha convertido en un sitio para la experimentación. En él se programaron una serie de propuestas novedosas como el Festival de Teatro Contemporáneo Estadounidense que incluyó la apertura de “El dedal”, una sala que solo funcionó durante el evento y que espero que se mantenga activa. La calidad de los montajes que realizaron consiguió a una audiencia cautiva.
Los espacios del ámbito privado mantuvo el estilo de su programación. El Centro Cultural BOD, Escena 8, Premium, Trasnocho Cultural, Teatrex (El Hatillo y el Bosque), Teatro Santa Fe y Urban Cuplé tienen su público ganado. Sin embargo, el Espacio Plural del Trasnocho, la Sala Experimental del BOD, la sala Experimental de Santa Fe y los dos eventos de “Microteatro” de Urban Cuplé abrieron sus puertas a todo tipo de creadores que rompieron con las obras que allí se presentan. Nos obstante, como comenté hace algunos meses, la crisis económica del país ha llevado al aumento de los precios y, con ello, el  público ha tenido que ser selectivo acerca de lo que está dispuesto a pagar para entretenerse.
En contraparte, los sitios subsidiados por el Estado tuvieron una oferta más limitada y de una calidad menor en su selección, salvo el Teatro Bolívar. Este nuevo espacio se convirtió en un referente dentro del llamado “Circuito Teatral de Caracas” porque en él se presentaron agrupaciones de diversa índole que contaron con un buen número de asistentes. Como se ha hecho tradicional, todos los espacios del circuito fueron aprovechados al máximo en el Festival de Teatro de Caracas. Por su parte, el CELARG con tres salas y el Teatro Alberto de Paz y Mateos siguen siendo una tarea inconclusa. En ambos, ha bajado la afluencia de público y nadie ha hecho nada para resolverlo.
Este año, el Teatro Chacao y la Sala José Ignacio Cabrujas, ambos en el Municipio Chacao, el Teatro César Rengifo (Municipio Sucre), la Sala María Teresa Castillo del Ateneo de Caracas, el Teatro de la Asociación Cultural Humboldt, Teatro Luis Peraza y la sala Río Teatro Caribe tuvieron un perfil bajo, al igual que el empleo los bares y salones de hoteles y restaurantes.
La asistencia de los espectadores a espacios no tradicionales, a nuevas propuestas y a presentaciones de nuevas agrupaciones demuestra que quizás están cansados del estilo de los montajes que tradicionalmente se programan. Si el espectador recibe calidad, estoy seguro que está dispuesto a pagar por ella.

Ser o no ser memorable

En el Teatro Municipal de Chacao, el grupo Globe Theatre proveniente del Reino Unido presentó Hamlet de William Shakespeare gracias al apoyo del Centro Cultural Chacao, el Festival Internacional de Teatro de Caracas y el patrocinio de Movistar. La presentación en Caracas forma parte de la gira “Globe to Globe” que pretende llevar la obra durante dos años por todos los países del mundo para celebrar los 450 años del nacimiento del célebre dramaturgo inglés.
Con la dirección de Dominic Dromgoole y Bill Buckhurst, el diseño de Jonathan Fensom, la dirección musical de Bill Barclay y música original de Laura Forrest, el montaje reúne a un elenco multiétnico para representar la tragedia del príncipe de Dinamarca.
La estética de la puesta en escena es la revelación de la teatralidad. Con pocos elementos que los actores cambian de lugar, se recrean los espacios donde ocurre la acción. El espectador observa los movimientos de los objetos, actores que salen y entran a escena por la platea, músicos que acompañan la interpretación desde el fondo del escenario. El momento mejor logrado corresponde a la representación de la pequeña obra (teatro dentro del teatro) que pone en evidencia el homicidio cometido por el Tío de Hamlet: un telón es corrido y descorrido para que los mismos actores que representan a Claudius y Gertrude se conviertan en los actores que interpretan la pieza. De igual manera, sobre un vestuario base, cada personaje se reconoce por los elementos que usa. Es así, como un intérprete representa a varios personajes cambiando los elementos. Por su parte, las luces del público se mantienen encendidas durante todo el montaje.
La representación posee un ritmo vertiginoso. Los personajes entran, se desplazan y salen de escena con fluidez y el texto es dicho con rapidez sin perder la precisión. Todo parece evocar el estilo de representación de la época isabelina, la época de Shakespeare, incluso en la manera de actuar. Los actores muestran la imagen y psicología del personaje con sus gestos y palabras sin llegar a una identificación completa con el rol. Esto no impide que la historia con sus pasiones y reflexiones llegue satisfactoriamente al público.
El elenco conformado por Ladi Emeruwa (Hamlet), John Dougall (Claudius), Miranda Foster (Gertrude), Amanda Wilkin (Ophelia), Keith Bartlett (Polonius), Tom Lawrence (Laertes), Matthew Romain (Horatio), Phoebe Filoes y Jennifer Leong (Guildenstern y Rosencratz), Rawiri Paratene (Fantasma del padre y Sepulturero) y Beruce Khan se percibe veraz y versátil.
“Ser o no ser” es la frase más famosa de Hamlet, pues este montaje “es” memorable.

Para desmitificar lo religioso

En la Sala Horacio Peterson de UNEARTE, el Teatro del Laberinto celebra 15 años de trayectoria con  Lázaro Morgue y el misterio de la fe, producción de Arnaldo Mendoza e Ignacio Márquez, dramaturgia y dirección de Ignacio Márquez.
Lázaro Morgue, detective privado, es contratado por el Ministro Ángel Gabriel para encontrar al Dr. José Gregorio Hernández, quien aparentemente desea chantajear a El gran Jefe, es decir, Dios. En el trayecto de su investigación, se encuentra con María de Coromoto, esposa del Jefe; María Lionza, principal figura del cabaret “El Encanto”; el comisario Torquemada, mandamás de “La Ley” y Jesús, un joven destinado a encargarse del negocio. El grupo usa nuevamente el recurso de la desmitificación de personajes e ideas presentes en el inconsciente colectivo de la humanidad y, específicamente, del país como lo ha hecho en anteriores oportunidades. La dramaturgia utiliza la iconografía propia del “cine negro” para delinear el argumento, los personajes y las situaciones. El resultado es una comedia bien manejada que reinterpreta y, a mi juicio, fortalece los símbolos religiosos porque permite valorarlos sin la rigidez de la doctrina.
La dirección propone una puesta en escena de carácter simbólico. El espacio escénico está demarcado por un gran rectángulo dentro del cual se encuentra una silla, dos lámparas y  una especie de candileja semicircular. Con ellos, se logran diferenciar los diferentes lugares donde ocurre la acción. Esto se apoya en el diseño de iluminación que propone un buen manejo de luces y sombras, también característico del “cine negro”. Por su parte, la música original de Ignacio Barreto crea una atmósfera caribeña que se percibe igualmente en el vestuario de Luis Fernando Flores para los personajes masculinos, salvo el estilo oscuro que posee Torquemada y la reinterpretación de los íconos que caracterizan a los femeninos. La única nota discordante corresponde al clímax de la pieza cuando Lázaro Morgue encuentra a la Fe porque el personaje es manejado de una forma muy infantil en vez de la sensualidad, el misterio y la condición etérea que representa.
En las actuaciones, se destaca el trabajo de Arnaldo Mendoza como Lázaro Morgue debido a la veracidad que muestra en el manejo de la corporalidad y labor vocal para representar un arquetipo cercano a ciertos venezolanos. El resto de elenco se percibe correcto en la composición de sus roles con Anabel Llorca como María de Coromoto, Lily Rodríguez como María Lionza, Augusto Marcano como Ángel Gabriel, Rafael Gil como Torquemada y Daniel Bustamante como Jesús.
En fin, un montaje bien realizado.

Atípica Bernarda

En la sala principal de su sede, la agrupación Rajatabla presentó La casa de Bernarda Alba, texto de Federico García Lorca, producción artística de Adriana Bustamante, producción general de William López y dirección de Vladimir Vera.
El texto clásico de Lorca en que Bernarda Alba cierra su casa al luto mientras un hombre se convierte en el símbolo del deseo para todas sus hijas, encuentra una dirección que rompe con el realismo que se le adjudica a la pieza para crear una puesta en escena cargada de significados. Un espacio blanco con una hilera de cruces que cuelgan sobre el escenario es el foco del montaje gracias a la escenografía diseñada por el mismo director. Contrario al encierro que Bernarda obliga a vivir a sus hijas y criadas, el espacio blanco es luz frente a los vestuarios pesados, recargados de texturas y de colores oscuros diseñados por Fedora Freites. Cada personaje posee su individualidad en la mezcla de telas y materiales con una simbología muy marcada como vestir a Bernarda Alba con un traje clásico masculino que reflejan la hombría subyacente frente a su género, el vestido verde “punk” de Adela que muestra su rebeldía o los trajes de la madre de Bernarda que juegan con la iconografía del “clown”. El diseño de iluminación de David Blanco se encarga de destacar hábilmente con luces ámbar y azules el fondo del escenario frente al blanco de la parte delantera dando así mayor relevancia a la tonalidad del vestuario.
El espacio central es rodeado por otros personajes que realizan acciones en las afueras de la casa y que dan mayor fuerza a la atmósfera que genera el montaje con cantos dirigidos por Mayra Santos y el notable trabajo corporal conducido por Soraya Orta, ambos llevados a cabo por los alumnos de Taller Nacional de Teatro de Rajatabla.
En las actuaciones, Francis Rueda compone a Bernarda con fuerza y veracidad en todos los sentidos. Es secundada por la labor sobresaliente en intensidad y manejo de las intenciones de Adriana Bustamante como Angustias, Graziella Mazzone como Magdalena, Daniela Leal como Amelia, destacándose la composición cargada de matices de Fedora Freites como Martirio y la franqueza y energía de Valentina Garrido como Adela. Por su parte, Miriam Pareja como María Josefa, madre de Bernarda, crea una visión distinta al lograr la hilaridad del rol, mientras que Nyrma Prieto como La Poncia, Evelia Di Genaro como La Criada y Mayra Santos como Prudencia se perciben correctas en sus interpretaciones.
En definitiva, me encuentro con una atípica “Bernarda Alba” que mantiene el texto y juega con el humor negro en una representación que rompe lo tradicional.

Reglas sin excepciones

Alid Salazar y Federico Pacannis se han dado a la tarea de estimular a un grupo de jóvenes estudiantes para que se interesen por el arte teatral. Como consecuencia de esto, han venido presentando varios espectáculos en la Sala de Teatro 1 del CELARG. Tuve la oportunidad de apreciar La excepción y la regla de Bertolt Brecht, producción general de Salazar y Pacannis, dirección de la joven Daniela Benaim.
Como parte de las “piezas didácticas”, esta obra de Brecht pone en escena una visión de los opresores y los oprimidos. Un comerciante, un guía y una culí, encargada de llevar el equipaje, van camino a un lugar donde el comerciante podrá realizar el negocio de su vida. A lo largo del trayecto, el comerciante maltrata a sus subordinados, despide al guía y mata a la culí pensando que iba a agredirlo. La premisa de la pieza queda muy clara: la regla del mundo es el abuso, no hay excepciones. Aquellos que el mundo considera inferiores son abusados porque no son capaces de pensar y cualquier gesto de bondad es una amenaza para quienes detentan el poder.
La dirección maneja apropiadamente la revelación de la teatralidad que exige el texto. Con una presentadora denominada “la conciencia” y una “bufona” que interactúan con el público, además de carteles y anuncios que indican los sucesos y los lugares de la acción, logran el efecto de “distanciamiento” que Brecht planteó para el teatro: el público no debe identificarse con lo que presencia sobre el escenario, sino que debe distanciarse para poderlo observar de forma crítica, reflexionar y comprender el mensaje que se quiere transmitir. Los personajes aparecen por la platea, expresan sus inquietudes a “la conciencia”, interrumpen la música y se dirigen directamente a los espectadores obligándolos a ser partícipes de lo que ocurre. Los elementos escenográficos funcionan cabalmente para el desarrollo de la acción, al igual que el vestuario de Tata Helmund y el maquillaje y peinados de Andrea Ayala en los roles femeninos, en cambio en los roles masculinos falta la mezcla de texturas, símbolos y maquillaje que evidencian la teatralidad. Destaco la dirección musical de Jesús Rafael Pérez con la interpretación en escena de Alejandro Vogeler porque logran la atmósfera para la acción.
Las actuaciones se perciben francas por el grupo de intérpretes con Paola Narváez como La Conciencia, Gabriela Pineda como La Bufona, Maya González como La Culí y Eliú Ramos como El Comerciante a la cabeza, secundados por Jihan Ramírez como la Juez, Keana Lomazzi como La Tabernera y Tomás Marín como el Guía.
En fin, un montaje bien realizado por este grupo de jóvenes creadores.