¿Hasta qué punto se está dispuesto a llegar por un puesto de trabajo?

En la Sala de Teatro 1 de CELARG se está presentando El método Grönholm del dramaturgo Catalán Jordi Galcerán, producida por el Centro de Directores para el Nuevo Teatro. Cuatro candidatos al puesto de ejecutivo de una multinacional se enfrentan en una entrevista final. Como no hay entrevistador, tienen que realizar una serie de actividades cómicas, humillantes y de manipulación para conseguir el puesto, al mismo tiempo que van descubriendo quién es realmente quién. Cada actividad da paso a una nueva, cambiando el rumbo inesperadamente para demostrar hasta dónde se puede llegar para conseguir el puesto.
La dramaturgia de Jordi Galerán es ágil sin decaer nunca el interés, con conocimiento y conciencia de la progresión dramática, erigiéndose en un texto bien estructurado que divierte al público por lo que se dice.
La dirección de Daniel Uribe articula con minuciosidad los elementos de la representación, sin dejar de lado el apoyo que debe haber tenido en la producción general a cargo de Marcos Purroy, que le facilita lo necesario para el montaje. El director compone una puesta en escena sencilla con peso en el trabajo actoral, aunque debe cuidar más este aspecto en algunos casos. El movimiento escénico de los actores se equilibra en función de la presencia de los cuatro personajes y del desarrollo del conflicto. Los actores, de pie o sentados, van desplazándose o ubicándose por el espacio, de acuerdo a los intereses y emociones de cada rol dentro las diversas situaciones que se desarrollan en la pieza, demostrando la experiencia que Daniel Uribe posee como director al llevar a escena con certeza un texto teatral.
Cuatro sillones de oficina y un gran estante blanco conforman la sobria pero no menos importante propuesta escenográfica, ya que sirve a los actores y a las exigencias de la dramaturgia para el desenvolvimiento del drama. El vestuario constituido por trajes propios de oficina es fundamental en la medida que refleja la manera de vestirse cuando se asiste a una entrevista de trabajo, mientras que la iluminación es un plano ambiente blanco que permite estar atento a todo lo que sucede.
Dentro del desempeño actoral destaca Antonio Delli debido a que compone con precisión su papel, dando el valor y solidez requerida a cada palabra en cada una de sus intervenciones, lo que permite comprender la realidad de su personaje cuando el drama alcanza su clímax y posterior desenlace. Rolando Padilla logra diferenciar las dos actitudes que presenta su personaje, aunque debe darle más fuerza y mantener las intenciones en todo momento. Viviana Gibelli y Albi De Abreu sostienen sus interpretaciones por lo bien escrito que está el texto, sin lograr cabalmente la distancia que requieren sus roles entre el inicio y el final de la pieza. Por otro lado, se hace necesario conservar en todo momento conciencia del trabajo de proyección vocal como aspecto importante de la actuación, debido a que parte del diálogo se pierde por el bajo tono de voz, con excepción de la continua y acertada labor vocal de Delli.
Definitivamente, se presenta un montaje con buen ritmo sustentado en un texto bien escrito y una dirección ajustada que mantiene el interés del público.
Función: 4 de Octubre de 2007

La elección entre el amor y la fe

En el Teatro Trasnocho de Las Mercedes se presenta el montaje Los elegidos, producción de Water People Theater Company. La pieza, escrita y dirigida por Iraida Tapias, recrea la historia real del encarcelamiento de una joven, Camila, y un sacerdote, Ladislao, durante la denominada Confederación Argentina o unión de varias provincias sureñas en la mitad del siglo XIX. Ambos vivieron un amor prohibido social, moral y legalmente que les ocasionó terribles consecuencias, debido a los problemas políticos que generó al Gobernador de la Confederación, Juan Manuel de Rosas. El trabajo dramatúrgico se concentra en la permanencia en la cárcel de la pareja y su interacción con un soldado carcelero hasta que se decide su destino, al mismo tiempo que rememoran el pasado con los recuerdos de aquello que los llevó a enamorarse hasta ser detenidos. El argumento demuestra ilación en las escenas con un diálogo directo y ciertas referencias al momento histórico en que se sucede la historia; sin embargo, la escena de discusión entre el Sacerdote Colombres, mentor de Ladislado, y Juan Manuel de Rosas, rompe con el planteamiento de centrarse en la pareja protagónica, pese a su intensidad dramática.
El trabajo actoral está acoplado. Rebeca Alemán interpreta a Camila con veracidad, aunque en el clímax del conflicto puede controlar su proyección vocal, logrando la fuerza requerida sin gritar. Rafael Romero está correcto como Ladislao, reflejando su conflicto entre la fe y el amor. Caridad Canelón interpreta con pericia y sentimiento a La Perichona, recuerdo de Camila, abuela cómplice y creyente de la libertad y el amor. Roberto Moll destaca al demostrar su experiencia en el correcto decir del texto y de sus intenciones, dándole mucha energía a su interpretación de Juan Manuel de Rosas. El Padre Colombres, a cargo de William Goite, es un ajustado compromiso histriónico de este actor. Por último, Gabriel Calderón da sentido y firmeza al soldado que comparte con la pareja encarcelada.
La puesta en escena tiene como núcleo las interpretaciones de los actores, con movimientos que equilibran la distribución escénica, aunque en algunas situaciones se pierde este propósito cuando los actores se concentran en un lado del escenario. La escenografía recrea en extremos opuestos las celdas que retienen a la pareja y los mantiene separados, respaldándose con la proyección de barrotes en el piso. En el centro, se levanta una gran cruz sobre la que caminan los actores, símbolo que resalta el peso de la religión y de la fe como parte del conflicto, acertada propuesta del diseñador Enrique Bravo. Solo el columpio en el que se mece La Perichona luce innecesario porque no aporta nada a la representación, de la misma manera que la escena de coito sugerido entre Camila y Ladislao se presenta grotesca e injustificada; debido a que el texto, la mirada de los actores y la música ya insinúan al público lo que va a suceder. Una música emotiva que busca conectar al espectador con la historia, además de un vestuario entre simbólico y realista completan la representación sin articular con conveniencia en la estética del espectáculo.
En definitiva, el poder, el amor y la fe rivalizan, imponiéndose el primero en contra de la libertad.
Función: 30 de Septiembre de 2007

Mitología griega en dos estilos

El prostíbulo de la tragedia: Varios personajes femeninos trágicos conviven y develan sus pasiones en el montaje Hembras, mitos y café, que el Grupo Teartes está presentando en el Teatro Luis Peraza. Ariadna, Electra, Hécuba, Antígona, Helena, Yocasta, Medea, Fedra y Clitemnestra se asumen prostitutas, bailan, cantan, monologan y se apoyan mutuamente en su destino trágico, determinado en su mayoría por el amor, a veces no correspondido, otras inadecuado que puede haberlas llevado a vivir con sufrimiento o tomar decisiones equivocadas. Esta es la propuesta de la directora Jericó Montilla, llevando a escena una obra dedicada a la feminidad, con una puesta en escena en la que nueve actrices interpretan cada personaje acompañadas de una sugestiva ambientación producto de la iluminación. Puede considerarse un buen trabajo de dirección debido a que logra que las actrices se muevan coreográficamente, sin desperdicio ni errores, por el espacio escénico; apoyándose en la atractiva selección musical que sugiere un cabaret y el provocativo vestuario compuesto por ropa interior femenina. Destacan la sincera y sólida interpretación de María Claret Corado, Mónica Quintero, Sara Valero y Louani Rivero, sin menospreciar el correcto desempeño del resto del elenco. Aunque la propuesta está bien acoplada, la dramaturgia del espectáculo luce débil y simple en la versión que debe haberse realizado de varios textos clásicos para llegar a lo que relatan las actrices. Un público que desconozca de mitología y teatro griego no comprendería lo relatado y se quedaría en la superficie del conflicto que propone la interpretación de la actriz. De ningún modo la idea es explicar todo el mito, pero esto podría haberse resuelto de una manera que acerque más al espectador a la historia de cada una y al mismo tiempo logre la contemporaneidad buscada.
Función: 23 de Septiembre de 2007
En algún lugar cercano al mar: Islas, basado en Diálogos con Leucó de Cesare Pavese, es un montaje del Teatro La Bacante y el Laboratorio teatral Anna Julia Rojas, que se presenta en el pequeño espacio teatral que este último posee en su sede. Espuma de Ola, La viña y Las brujas son tres diálogos, en lo que diosas y mujeres griegas, una pareja en cada uno, conversan sobre el tedio, el dolor, el amor y la inmortalidad. Una mesa y dos banquitos sirven de escenario, lugar simbólico para discutir los conflictos de los personajes, interesante propuesta de la dirección. Cada diálogo se acompaña de una botella y dos vasos, como si la presencia del licor sea necesaria para exteriorizar las penas. El vestuario sugiere a cabalidad la vestimenta griega, mientras la iluminación insinúa con sutileza el lugar del encuentro en cada diálogo, especialmente en el último diálogo cuando el fuego ilumina las caras de las actrices. Las tres actrices asumen con competencia sus personajes. El director Oswaldo Maccio articula cada elemento y reduce al mínimo el desplazamiento escénico para concentrarse en lo que se dice. No obstante, el texto carece de acción teatral, es una franca conversación de dos figuras femeninas que no pretende resolver ningún conflicto en cada diálogo y que presenta íconos propios de la cultura de la Grecia antigua, posiblemente desconocidos para el público asistente.
Función: 21 de Septiembre de 2007

Dos obras infantiles de gran diversión

¡A jugar ajedrez! La Sala Anna Julia Rojas del Ateneo de Caracas se convierte en un gran tablero de ajedrez para resolver las ocurrentes controversias entre dos hermanos príncipes de un reino y lograr la fraternidad familiar. Ajedrez... un cuento infantil, obra infantil del grupo Teatro Forte, está basada en una historia de Armando Astudillo y Raquel Dugarte con la acertada versión para teatro de Fedora Freites. Centra su acción y personajes en el llamado juego ciencia logrando divertir a pequeños y grandes con una puesta en escena movida, que atrapa desde el principio debido a su música con reminiscencias árabes, sencillas coreografías, apropiado vestuario y funcional propuesta escenográfica. Un gran equipo comandado por el director Vladimir Vera y la productora artística Gladys Prince junto a la productora general y diseñadora de vestuario Ghislaine Latorraca, posibilitan que en el escenario se aprecie un digno trabajo para niños que agrada por el compromiso de las actuaciones. El equipo actoral complace, en especial por el sólido Vicente Peña, la correcta Michelle Ruth, la entrega y autenticidad de Giovanny García y Walter Serrano, la convicción de Carlos Alberto Sánchez y Patricia Fusco, la pertinencia de María Fernanda Parra; además del ingenio de Frank Wiese y Guillermo Londoño. Aunque en la función hubo ciertos problemas de iluminación y del ritmo de la pieza, en particular en la escena en que el ajedrez es el protagonista, saliendo de la sala un niño me preguntó: ¿Usted vio la obra? Yo respondí afirmativamente y él agregó: ¡Me gustó mucho! Con esta respuesta no hay nada más que comentar.
Función: 15 de Septiembre de 2007
Una noche veraniega para la magia: El grupo teatral Skena está presentando en el Teatro Trasnocho su versión infantil del clásico de William Shakespeare: Sueño de una noche de Verano. Dos parejas de enamorados, cuatro actores poco brillantes pero muy graciosos y el reino de los duendes y hadas se cruzan en un bosque, durante una noche extraordinaria en la que se suceden hilarantes situaciones. Basilio Álvarez realiza una entretenida versión en verso de la obra, reflejando la forma en que fue escrita en su inglés original y también la dirige demostrando nuevamente su talento para el teatro infantil. La puesta en escena se adecua a la perfección con la trama, debido al entusiasta movimiento escénico, la sencilla pero simbólica escenografía, sobresaliendo el espectacular diseño de vestuario y peluquería de Juan Carlos Padrino. Lo anterior se complementa con la música creada por Luis Valbuena que además es interpretada en vivo para deleite del público. El trabajo actoral está nivelado, destacando Oberón, el rey de los duendes y Titania, la reina de las hadas representados por Armando Cabrera y Verónica Salerno, respectivamente; los habilidosos cómicos: Juan Carlos Ogando, Miguel Perea, Alexander Solórzano y Gerardo Bombín; junto a la ingeniosa caracterización del duende Puck hecha por Verónica Osorio. Si bien los enamorados entre el público y el reino de los duendes y hadas al frente de la presentación final de los cómicos rompe con la simbología de la propuesta escénica, Skena vuelve a traer un esmerado trabajo que el público agradece a los actores al felicitarlos en el lobby del teatro.
Función: 16 de Septiembre de 2007

La Duda

En la Sala de Teatro 2 de la Casa Rómulo Gallegos se está llevando a escena la obra La Duda, ganadora del premio Pulitzer 2005, del escritor norteamericano John Patrick Shanley. El argumento de esta pieza trata el delicado tema de la pedofilia dentro de la Iglesia al presentar las sospechas que posee una Madre Superiora, directora de un colegio, sobre la cercana relación existente entre un niño de clase baja y un Sacerdote que se desempeña como docente. La Madre Superiora encarga a la hermana que ejerce de maestra en la clase donde se encuentra el niño confirmar las suposiciones, pero la madre de éste acude a una reunión que cambia la perspectiva de los acontecimientos y agudiza el conflicto.
Elba Escobar, como la Madre Superiora Eloisa, concluye con este montaje la celebración de sus 30 años de vida artística. Su interpretación de una monja retrograda y rígida, es sobria y ajustada al principio; pero se desdibuja al avanzar la pieza con momentos de imprecisión en el decir del texto y en la veracidad escénica, como se pudo observar en la función a la que se asistió. Luigi Sciamanna representa admirable e impecablemente al Padre Luis, el Sacerdote sospechoso, demostrando su extraordinaria capacidad interpretativa. Mariaca Semprun cumple a cabalidad su rol de la maestra del niño, mientras Beatriz Vásquez se compromete profundamente en su actuación especial; la veracidad, entrega y emoción con la que se mete en la piel de la madre del niño conmueven al público asistente.
La puesta en escena de la pieza es sencilla, en especial al sugerir con varios elementos escenográficos tres ambientes distintos, apoyándose en la proyección de imágenes en una pantalla. Estos elementos se acompañan de un vestuario realista que identifica a cada uno de los personajes cumpliendo su misión, sin embargo la música que muchas veces trata de acompañar a los actores durante sus diálogos, no realiza ningún aporte. La directora, Matilda Corral, basa su trabajo en lograr la interrelación que se da entre los personajes en cada una de las escenas, esto se debe a que lo exige la importancia que tiene un texto bien estructurado y apoyado por su versión. Mueve a los actores por el espacio escénico solo lo necesario, aunque la interacción cara a cara que se da entre ellos en algunos momentos, los obliga a que miren hacia atrás, haciendo que el público se pierda sus expresiones y reacciones, esto es un error porque está a favor de una estética que busca el realismo, algo que no se plantea desde el principio en la representación sobre todo por la propuesta simbolista de la escenografía. Por otro lado, la versión de la pieza trata de acercar a través de ciertas referencias al público venezolano con la historia, se ubica la acción en un colegio privado del Este de Caracas y se cambia la raza negra del niño (algo que tiene más significado en la sociedad norteamericana) por la alusión a un niño de clase baja; no hay duda que la versión es una propuesta acertada para la producción.
Al finalizar, la duda se impone sobre la aparente búsqueda de la verdad. Los seres humanos siempre estamos buscando la verdad, en todas las ciencias se busca la verdad o una parte de ella con la intención de entender o veces dominar la naturaleza y a los mismos seres humanos; sin embargo, la duda es tan indispensable y muchas veces tan contundente como la verdad.
Función: 7 de Septiembre de 2007

"El Coronel no tiene quien le escriba" de Rajatabla

El Grupo Rajatabla celebra sus 36 años con el remontaje de una obra representativa en su trayectoria, la versión para teatro de esta novela del Premio Nobel de literatura Gabriel García Márquez. Esta pieza llegó a tener hasta quinientas funciones en la Sala Anna Julia Rojas del Ateneo de Caracas y vuelve a esta misma sala para el público que no ha tenido la oportunidad de verla, en especial los jóvenes, y para aquellos que quieran revivir el drama del Coronel. El desaparecido director Carlos Giménez realizó la versión y puesta en escena original de este espectáculo que presenta la historia del Coronel, un héroe militar que ha envejecido después de retirarse de su carrera, en espera de una carta que le confirme el recibimiento de una pensión por sus servicios prestados a la nación y que aliviará sus crecientes necesidades económicas. La poca esperanza del Coronel de resolver sus problemas es alimentada por un gallo de pelea perteneciente a su hijo asesinado, la venta de este animal o presentarlo a pelear podría mejorar su situación, aunque la mujer de Coronel no está muy convencida ni del gallo, ni de la llegada de la carta y solo trata de revestirse de paciencia e inventiva para sobrevivir al hambre. El director repositor de la obra Daniel López recrea el trabajo que alguna vez realizó Giménez para crear las atmósferas de la historia con los desplazamientos de los actores por el escenario dándole vida al pueblo donde se sucede la acción y a los personajes que viven en él, la presencia de la lluvia y el agua son elementos recurrentes en toda la representación, junto a los movimientos de la escenografía que arman, desarman y vuelven a armar los diferentes ambientes en los que se desarrolla la trama. El peso de las actuaciones recae en el Coronel y en la Mujer del Coronel, personajes interpretados por Germán Mendieta y Teresa Selma, respectivamente. Germán Mendieta, física y emocionalmente, presenta acabadamente a un Coronel cargado de desesperanza y melancolía, envejecido no solo por el paso de los años sino también por la muerte de su hijo y la espera de la carta. Teresa Selma interpreta su personaje compartiendo las emociones del Coronel e intentando hacerlo caer en cuenta de la realidad, al regalar una sentida actuación. Francisco Alfaro como el Administrador de Correos y Gerardo Luongo como el Compadre Sabas logran acertadamente sus personajes al profundizar el conflicto del Coronel. Del resto del elenco destacan Pedro Pineda por el diálogo con el Coronel que revela la burocracia típica de una nación y Rufino Dorta cuyo personaje es un símbolo determinante en el desarrollo de la pieza. Habiendo tenido la oportunidad de disfrutar la pieza hace 14 años, considero que la energía y el ritmo de la representación en ciertos momentos, además de algunos detalles de vestuario, iluminación y sonido de este remontaje rompen con la estética concebida para el espectáculo. Sin embargo es una labor respetable el hecho de volver a llevarla a escena. Por último, es importante destacar la importancia que Carlos Giménez le da a la historia, en el programa de mano puede leerse: “El coronel no tiene quien le escriba es el drama del hombre común de América latina. La esperanza fallida, la ilusión rota en promesas no cumplidas, en asaltos a la honestidad y en pactos de muerte.”
Función: 31 de Agosto de 2007