¿La mayoría tiene el poder?

En la Sala José Ignacio Cabrujas de Cultura Chacao, se presenta el Grupo Teatral Emergente de Caracas con Un enemigo del pueblo del noruego Henrik Ibsen, adaptación y producción de Jesús Delgado y Sebastían Torres, y dirección de Jesús Delgado.

El llamado padre del teatro moderno vuelve a escena en Venezuela con la historia del Dr. Stockman, calificado por el Alcalde, su hermano, y la población de su ciudad natal como “enemigo del pueblo” debido a que informa que el balneario que sirve de sustento a la población está contaminado. Ibsen muestra aquí que “las mayorías no siempre tiene la razón” y que “el hombre más poderoso del mundo es el que está solo” como expresa el protagonista.

La propuesta propone una visión estética expresionista donde la alcantarilla o el desagüe de aguas negras son los símbolos más resaltantes. Los personajes se ven inmersos en la suciedad que proviene del poder y que refleja el balneario contaminado causante del conflicto. El diseño escenográfico de Elvis Chaveinte y Christian Ponte tiene como principio el uso de tubos cilíndricos para los elementos escénicos y la parte superior, enmarcados en un fondo negro. El vestuario diseñado de Joaquin Nández refuerza la simbología con los trajes manchados sin perder el estilo de la época de la pieza. Asimismo, el maquillaje de Daniel García carga a los rostros de dureza con un tono blanquecino y ojos delineados en negro que resaltan los rasgos e intenciones de los actores. La iluminación de Gerónimo Reyes crea las atmósferas de cada escena tratando de sobrepasar las limitaciones de la sala.

El trabajo actoral está a un nivel por encima del realismo. Los actores expresan sus emociones y demuestran sus movimientos con mayor fuerza en correspondencia con la estética. Antonio Delli resalta como el Doctor Stockman, un personaje que va hilando poco a poco hasta alcanzar un buen grado de intensidad y con el manejo de los matices apropiados. Le secunda Wilfredo Cisneros como el Alcalde porque compone el personaje a partir del hieratismo y la precisión de los gestos para reflejar el manejo del poder. Claudia Nieto como la Sra. Stockman se percibe justa en sus matices e intensa cuando lo requiere su interpretación, al igual que Jesús Hernández como Hovstad, director del Diario “La voz del pueblo”. Por su parte, Jorge Dakar como el comerciante Aslarken y Carlos Clemares como Morten Kull, suegro de Stockman, son correctos en sus interpretaciones. Finalmente, Lidsay Castro se percibe débil en su labor de Petra, Hija de Stockman.

En definitiva, un buen trabajo de esta agrupación con una obra que tiene vigencia en la Venezuela actual.

Función: 15 de Junio de 2013

Caricias contemporáneas

En el Espacio Plural del Trasnocho Cultural, la agrupación Teatro del Encuentro presenta Caricias, texto del catalán Sergi Belbel, producción de Alexxey Córdova y dirección de José Jesús González.

Uno de los textos más representados de este autor, vuelve a la escena caraqueña para presentar una más su visión de las relaciones humanas en la contemporaneidad. A lo largo de once escenas, podemos apreciar la interrelación actual entre esposos, madre e hija, mujeres mayores, hermanos, jóvenes y viejos, padre e hijo, amantes, hija y padre, homosexuales jóvenes y viejos, madre e hijo y vecinos. Belbel estructura el texto de tal forma que el personaje de una escena aparece en la escena siguiente en situaciones distintas hasta que cierra el círculo con el primer personaje. El texto alude de forma irónica a la forma en que muchas personas se comportan de manera violenta con los otros en sus relaciones familiares, esporádicas y de pareja hasta que al final uno de los personajes es comprendido por otro. Pareciera que las urbes contemporáneas conducen a los seres humanos a despreciarse mutuamente.

En este sentido, la premisa del texto es clara, sin embargo la propuesta de dirección no está cohesionada. Esto sucede por el uso de símbolos que no se vinculan con el texto como el empleo de paraguas, los marcos colgando en el fondo, el piso de hojas secas o los personajes posando para fotografías. Estos signos lucen desgastados en el teatro venezolano. De igual forma, ocurre con la selección musical que está desligada del tono que lleva la obra y no facilita la conexión entre las escenas. Tiene mayor claridad la idea de los personajes deambulando al principio en busca de relación y el diseño cabal del vestuario para delinear a los roles.

Con respecto al desarrollo de las escenas, la propuesta se percibe básica con el reiterativo desplazamiento de un lado a otro de los intérpretes sin el peso que podrían adquirir al enfrentarse cara a cara o la solidez que demuestra un movimiento preciso que signifique algo en la escena.

En el trabajo actoral, Virginia Urdaneta y Alexander Rivera se perciben más ajustados y comprometidos en sus interpretaciones dentro de la escena mejor lograda. En segundo plano, son correctos los trabajos de Mariú Favaro, José Torres, Alexander Solórzano y José Romero. Loly Sánchez, Marco Alcalá y Grouber Materán podrían conectarse mejor con el rol por encima de la imagen externa que ofrecen del personaje. Arlette Torres y Ana María Paredes lucen desvinculadas de sus roles, en especial la última que se percibe muy externa.

En definitiva, un trabajo que requiere mayor rigor en la dirección.

Función: 9 de Junio de 2013

Macbeth barroco

El Teatro del Contrajuego y Hebu Teatro inauguraron un nuevo espacio para el teatro en Caracas: La Caja de Fósforos. Este lugar se encuentra ubicado en la Concha acústica de Bello Monte, nace con una programación que está por confirmarse y se perfila también como un sitio para la formación de nuevos talentos con una serie de actividades académicas que se están planificando.

El montaje que abrió la sala es Macbeth de William Shakespeare, producción ejecutiva de Diana Volpe, producción de Rossana Hernández y dirección de Orlando Arocha.

La estética se orienta hacia la tendencia expresionista y barroca que caracterizan los trabajos de Arocha. Una morgue es la primera impresión que recojo del espacio escénico, diseño del mismo director. Varios cuerpos desnudos yacen sobre dos mesas metálicas y el piso. Todos tienen un pequeño libro azul en sus bocas. Luego, las brujas, representadas aquí por mujeres y hombres vestidos de manera recargada, vienen a limpiar el lugar y terminan por convertirse en los hilos conductores de la trama.  Este es el inicio de las entradas y salidas aceleradas de los personajes con varias imágenes cargadas de fuerza como un soldado desnudo que escupe sangre, un rey moribundo que es seguido por su séquito de aduladores, una fiesta de hombres vestidos como militares, un espíritu que se multiplica y un himno final que convierte al reino (o país) en una morisqueta de sí mismo, por nombrar algunas. El vestuario contemporáneo de Samyra Recondo refuerza la simbología de los personajes. Esta sobrecarga de imágenes y símbolos sitúa al texto en el suelo venezolano.

El trabajo actoral es oportuno, franco e intenso en todo el elenco con Juan Carlos Gardié como Macbeth a la cabeza. Este actor se apropia del personaje es gestos, posturas y manejo de la voz para componerlo en todas sus aristas. Es secundando por la labor cabal de Diana Volpe como Lady Macbeth, en especial en el manejo de las intenciones que requiere el rol. Del resto del elenco, se destacan: Beto Benites, Giovanny García, Paúl Gámez, Abilio Torres, Ernesto Campo y Rossana Hernández, junto al buen desempeño de Djamil Djassir, Antonio Ruiz, Slavko Sorman y Kevin Amorín. Mención aparte para la interpretación de las brujas: Simona Chirinos, Dayana Carmona, Dallas Aguirrez y Homero Chávez.

La apertura de la sala demuestra confianza y apoyo al teatro venezolano. El montaje te deja un sabor agridulce: una propuesta clara estéticamente, pero con un trasfondo contundente. Un personaje expresa: “Pobre patria, casi no puede reconocerse a sí misma. No es nuestra madre sino nuestra tumba.” Saquemos nuestras conclusiones.

Función: 2 de Junio de 2013

Bajo tierra

En la Sala Anna Julia Rojas de UNEARTE, la agrupación Río Teatro Caribe y Auyan Tepui producciones presentaron Bajo tierra, adaptación de la tetralogía del petróleo del César Rengifo, producción general de Jorge Rengifo, dirección y puesta en escena de Francisco Denis.

El texto es un compendio de las cuatro obras de Rengifo que tratan el tema de la Venezuela petrolera: Las mariposas de la oscuridad, El vendaval amarillo, El raudal de los muertos cansados y Las torres y el viento. Esta propuesta desarrollada dramatúrgicamente por Karin Valecillos toma la esencia de las historias y las vincula para mostrar el paso del país rural al petrolero, la visión limitada de la ruralidad, los efectos sociales, la viveza, el nuevo manejo del poder y la influencia cada vez mayor de la televisión en la vida de los ciudadanos. La versión apunta más a las consecuencias perjudiciales de la explotación del mineral que ha constituido la base de la economía del país durante casi 100 años.

La dirección articula cabalmente el desarrollo de las acciones, aunque tengo la impresión que el ritmo del montaje no se ha logrado todavía y debe integrarse mejor el paso de una escena a otra. En el sentido estético, la propuesta maneja un claro sentido simbolista y de revelación de la teatralidad con la escenografía y el vestuario de Rafael Sequera. La ambientación distribuye cada espacio de las tramas que se entrelazan y se conectan al igual que lo hacen las divisiones sobre el escenario. Al fondo, un gran tendedero deja ver los vestuarios que cuelgan y que los actores usan para interpretar cada rol. La forma en que están construidas las paredes con maderas verticales separadas entre sí permite apreciar los desplazamientos, cambios de ropa y uso de elementos escénicos.

En las actuaciones, los intérpretes asumen varios personajes. En este sentido, se destacan aquellos que muestran la capacidad de transmitir la esencia de cada rol con Verónica Arellano a la cabeza, secundada por Jesús Carreño y Luis Domingo González. Así mismo Zair Mora y Anthony Castillo ofrecen franqueza y buen manejo de los matices de en sus interpretaciones. Por último, Gladys Prince se percibe más externa y con una intensidad que, por momentos, no se vincula con los roles que interpreta.

El petróleo que ha sido la base para el desarrollo del país tiene su contraparte si los dirigentes despilfarran el dinero que genera, si éste no se utiliza bien en la educación de sus habitantes, si no se usa para producir una televisión pública de calidad, si no se emplea para reforzar otra áreas económicas. Este es el drama de la Venezuela que vive con lo que se extrae bajo tierra.

Función: 18 de mayo de 2013