Este sexual y Oeste político

Caracas presenta diversas opciones para disfrutar del teatro. Tanto en el este como el oeste de la ciudad, la oferta es variada, en especial, para aquellos que pasamos de un lado a otro sin tomar en cuenta las diferencias.

Del lado Este, Tres y Río Teatro Caribe presentan Sexo del alemán René Pollesh con dirección de Francisco Denis y Marcel Rasquin. El Espacio Plural del Trasnocho cultural es el sitio donde tres mujeres disertan acerca de las relaciones contemporáneas de pareja donde vale más el sexo y su comercialización por encima de los sentimientos.

Con un texto desestructurado típico de la dramaturgia europea actual, los directores crean un atractivo espectáculo multimedia que proporciona un estilo particular a las escenas que lo componen. Se apoyan con proyecciones, cámaras, efectos visuales y diversos elementos escénicos para descifrar las palabras del autor, aunque la representación requiere más fluidez en el paso de una escena a otra.

Asimismo, la obra está cargada de ideas que escapan de lo cotidiano y que requieren de una verdadera interpretación actoral que transmita el trasfondo. El simple hecho de decir el texto o decirlo con fuerza no funciona. En este sentido, Susana López logra traspasar los conceptos al público en correspondencia con su expresión corporal. Karina Velásquez y Prakriti Maduro se perciben intensas, pero transmiten menos.

Pese a todo, el sexo se vende sin pretextos.

Del lado Oeste, Escena de Caracas presentó Séptico, producción general de Delbis Cardona, producción artística de Karla Fermín, creación y dirección de Hernán Vargas. En la Sala Horacio Peterson de UNEARTE, el director-creador pone en escena un trabajo colectivo que trata sobre los mecanismos del poder y la manipulación de la política como ejercicio gubernamental.

Aunque el montaje parte de la novela Nuestra pandilla del norteamericano Philip Roth, se nos vuelve latinoamericano y, sobre todo, venezolano porque es inevitable no vincularlo con el entorno político actual. Una sorprendente estética entre lo simbólico y expresionista se percibe en las escenas que representan, por ejemplo, la idea de que un presidente defeca sobre el pueblo porque lo considera ignorante y debe ser su guía. Las actuaciones de Neriluz Acevedo, Gabriel Agüero, Delbis Cardona, Félix Herrera y Nadescha Makagonow poseen organicidad en todos los sentidos.

En definitiva, un trabajo cargado de significados que se convierte en catalizador para la reflexión individual. Es importante, seguir presentándolo con otros espacios.

Por último, el público caraqueño decide si aprovecha las alternativas.

Funciones: 20 y 21 de Octubre de 2012

Sexualidad neurótica

En la Sala Rajatabla, la agrupación Teatro de La baraja presentó Las neurosis sexuales de nuestros padres, texto del suizo Lukas Bärfuss y dirección de Luis Alfredo Ramírez.

Dora es una joven que ha estado medicada por orden de sus padres. Ahora, ellos y su doctora deciden suspender el tratamiento, aunque no indican la condición que posee. Esto hará que la muchacha descubra su sexualidad sin comprender bien lo que experimenta y que, sin darse cuenta, refleja los deseos que sus padres satisfacen en secreto.

Este drama, duro y sin medias tintas, es manejado apropiadamente por la dirección con una estética simbólica sobre el escenario. Una mesa médica y una silla son usadas para representar los espacios de la acción. La mesa simboliza la sala del consultorio que visita Dora, su casa y la habitación de un hotel, y se cambia de posición para indicar el puesto de venta de frutas y verduras donde trabaja, donde su patrón abusa de ella y donde conoce al vendedor de perfumes que se aprovecha de su liberación sexual.

Además de los elementos escénicos, la representación se enmarca con telas blancas que cuelgan a ambos lados y sobre las que se proyectan imágenes que refuerzan las situaciones. Por otro lado, la única propuesta que no posee coherencia es el vestuario. Diferentes estilos se perciben en los atuendos de los actores, aunque se acercan a la imagen del personaje. En cambio, el diseño lumínico, preciso y de tonos blancos, de Alfredo Caldera sí es consistente.

En las actuaciones, Jenifer Urriola se convierte en la protagonista absoluta, no solo porque interpreta a Dora sino porque lo hace con verdad, sentido escénico, excepcional control de la energía, la voz y, en especial, de la expresividad corporal. Su composición se mantiene de principio a fin sin caer en los lugares comunes que se advierte siempre en este tipo de personajes con limitaciones intelectuales. Es secundada por las interpretaciones correctas de: Citlally Godoy como la madre, con algunos momentos de desconcentración pero que supo sobrepasar, Karla Fermín como la Mujer, consejera y cómplice de Dora, Orlando Paredes como el Padre y Adolfo Nitolli como el Patrón, ambos pertinentes. Destaco el trabajo de Rafael Gil como el Señor Fino, el vendedor de perfumes, porque sabe aprovechar las intenciones de este rol repulsivo. Por su parte, Daniela Corredor como la Doctora requiere mayor densidad en su actuación. Ningún personaje es bueno en esta obra, todos tienen su cuota de culpa en lo que sucede.

Como se ve, esta agrupación demuestra compromiso y búsqueda de un estilo propio al escoger un texto difícil a pesar de su corta trayectoria.

Función: 13 de Octubre de 2012

En contra

En la Sala experimental de CELARG, la agrupación Teatro Forte presenta Versus de Rodrigo García, producción de Fedora Freites y dirección de Vladimir Vera.

El texto presenta las temáticas constantes del teatro de García: la crítica a la alienación y al conformismo del individuo frente a la sociedad, y agrega, en esta oportunidad, una opinión contraria a los hábitos que se manifiestan en las relaciones de pareja, incluido el sexo. Está conformado por escenas que comienzan y terminan de manera lineal para transmitir con claridad las ideas sin desarrollarlas. Se podría decir que es un texto estructurado con ideas sueltas pero complementarias.

La dirección aprovecha esto para dar un estilo y trazar una acción a cada parte a través de la estética que caracteriza al grupo: la revelación de la teatralidad, el uso de proyecciones audiovisuales y crear imágenes con referencias plásticas. Para ello, la dirección de arte de Gala Garrido y el vestuario de Ana Karina Ávila facilitan la puesta en escena. Con todo esto, se busca crear una obra viva, perturbadora, incómoda y, en especial, reflexiva. La dramaturgia de García se acopla con el modelo estético del grupo, si bien su discurso textual y visual es parecido al de trabajos anteriores.

Pese a lo anterior, el principio no tiene la fuerza y verdad que se logra a lo largo de la obra. Para que el público rompa con el estado inicial de extrañeza y se conecte con lo que ve, a pesar de la forma en que es recibido por los actores, éstos tienen que alcanzar una conexión más eficaz y contundente al comienzo de la representación. Comprendo el uso de la meta-teatralidad (teatro dentro del teatro) pero sin perder la concentración en el escenario.

Este montaje no es complaciente porque no le da al público lo que acostumbra a ver en una cartelera teatral caraqueña cargada de propuestas realistas y de textos ligeros que buscan la asistencia masiva y la risa fácil. Invita a los espectadores a que participen activamente con su pensamiento en la formación del discurso que aprecian. Por esto, pueden sentir molestia y rechazo hacia lo que están viendo.

Destaco el trabajo actoral sincero, pleno de matices y con veracidad que consiguen Larissa Costas, Jesús Sosa y Domingo Balducci en sus diferentes intervenciones. Victoria Morales logra conectarse por momentos pero requiere más organicidad.

Por último, no puedo dejar de comentar el estado deplorable en que se encuentra la sala. La ausencia de aire acondicionado con un aparato ruidoso y otro que no funciona, junto a las pésimas condiciones de las sillas, demuestran la incompetencia de la fundación CELARG y sus dirigentes. 

Función: 5 de Octubre de 2012

Tijeras expresionistas

El Circuito de Teatro de Caracas que incluye a los espacios del centro y oeste de la ciudad sigue siendo una alternativa para el público de ese sector del área metropolitana y para aquellos que se interesen en una programación variada que ha dado cabida a agrupaciones de diferentes tendencias y trayectoria.

Como parte de este circuito, en el Teatro Nacional, el grupo Teatrotinto presenta Las tijeras, texto de Paul Williams y dirección de Isaura Duarte. En la pieza, dos esposos participan en un juego de tortura psicológica por parte del marido que manipula a su mujer con las conversaciones que desea tener y que la liberarán de la soledad que siente. En medio de los temas fragmentados que tratan y de las confusiones que esto conlleva, la mujer corta muñecos de papel e intenta protegerse con las tijeras que usa cuando el marido la lleva hasta el extremo de la tortura física.

La dirección propone una estética expresionista que exterioriza el estado interno de los personajes con la escenografía, el vestuario, maquillaje e iluminación. La dirección artística de Daniel García propone una ambientación blanca con hilos que se entretejen como telarañas, varias tijeras y telas que cuelgan y recubren el piso, dos sillas y una pequeña mesa. Esta ambiente, al igual que el vestuario, refleja un estilo envejecido como el matrimonio que llevan los personajes. Además, le da más fuerza la propuesta lumínica que juega con el cambio constante de luces blancas y ámbar, soportadas por el azul y el rojo en ciertos momentos. Podrían revisarse los desplazamientos escénicos que deben proyectar la estética y ser más precisos y contundentes, al igual que la colocación de libros como elementos decorativos en primer plano porque no se emplean y tapan la labor de la actriz.

En las actuaciones, la directora Isaura Duarte y Daniel Landa interpretan a la pareja de esposos forzando a los personajes por encima del realismo. En este sentido, Landa es más efectivo porque se conecta con una verdad interna en cada texto y ofrece intensidad. Duarte se muestra más exterior al principio, pero se van conectando progresivamente con la verdad hasta llegar a la fuerza que requiere el final. Ambos deben cuidar la dicción en el momento de mayor tensión que precede al desenlace debido a que se dejan llevar por la emoción.

No puedo dejar de destacar el apropiado trabajo de acompañamiento musical de la violinista Dailin Valero que apoya la tensión con sus acordes para facilitar la atmósfera que se percibe durante la representación.

En definitiva, este montaje refleja la búsqueda de una agrupación joven a la hora de enfrentarse al hecho teatral.

Función: 30 de Septiembre de 2012

Ratonera con matices

El Centro Cultural BOD-Corp Banca, Nohely Arteaga y Catherina Cardozo producen el montaje de La ratonera, escrita por Agatha Christie y dirigida por Vladimir Vera.

La pieza es un drama policial que refleja las historias de los libros más célebres de la escritora. Pone en escena a una serie de personajes atrapados en una mansión, sospechosos de un asesinato que ocurre entre ellos y cuyo culpable debe descubrirse.

La dirección propone una puesta en escena realista que aprovecha el acertado espacio escénico, diseñado por Enrique Bravo. En un ambiente central, a manera de salón principal, se desarrolla la mayoría de la acción. Hay otros dos espacios laterales que constituyen una sala de estar y un estudio, aunque no se utilizan completamente debido a que la distribución lateral del público imposibilita apreciar lo que sucede en ambos extremos. Lo que resalta de la ambientación son los detalles como el uso del mobiliario que refleja una época, la asociación de colores y otros elementos que marcan las entradas y salidas para facilitar el progreso de la trama: una entrada principal, una escalera que sube a los cuartos, un ventana que se abre, una puerta batiente que da a la cocina y a la parte trasera de la casa, y una escalera hacia el sótano.

Los desplazamientos y la distribución de los actores en las escenas de conjunto están bien manejados. Sin embargo, la conexión energética entre ellos no está lograda del todo y perjudica el ritmo. Algunos logran una comprensión real de su personaje, otros están muy débiles, externos o exageran. Algo está sucediendo que no permite la integración del elenco, independientemente de la orientación que la dirección tiene de cada rol. La presencia de doble elenco, como indica el programa de mano, se me ocurre como una de las causas.

En la actuaciones, destaco los trabajos de Gerardo Soto como Giles, Gonzalo Velutini como el Comandante Metcalf y Manuel Salazar como Paravicini porque poseen veracidad y energía. Flor Elena González es correcta en sus intenciones como la Señora Boyle y Nacho Huett propone los gestos del amanerado Christopher Wren, pero debe dosificar la intensidad de sus emociones. Catherina Cardozo como Mollie podría ofrecer más fuerza en los matices, al igual que Stephanie Cardone como la Señorita Casewell, un papel clave en la trama que requiere mayor seguridad. Por último, Martin Brassesco como el Sargento Trotter está a medio camino en la conexión interna con el texto, aunque se percibe más veraz al final de la obra.

Un vestuario ajustado a la época y una iluminación precisa complementan a este montaje que se ha convertido en un éxito de público.

Función: 22 de Septiembre de 2012