El Circuito de Teatro de Caracas que incluye a los espacios del centro y
oeste de la ciudad sigue siendo una alternativa para el público de ese sector
del área metropolitana y para aquellos que se interesen en una programación
variada que ha dado cabida a agrupaciones de diferentes tendencias y
trayectoria.
Como parte de este circuito, en el Teatro Nacional, el grupo Teatrotinto
presenta Las tijeras, texto de Paul
Williams y dirección de Isaura Duarte. En la pieza, dos esposos participan en
un juego de tortura psicológica por parte del marido que manipula a su mujer
con las conversaciones que desea tener y que la liberarán de la soledad que
siente. En medio de los temas fragmentados que tratan y de las confusiones que
esto conlleva, la mujer corta muñecos de papel e intenta protegerse con las
tijeras que usa cuando el marido la lleva hasta el extremo de la tortura
física.
La dirección propone una estética expresionista que exterioriza el estado
interno de los personajes con la escenografía, el vestuario, maquillaje e
iluminación. La dirección artística de Daniel García propone una ambientación blanca
con hilos que se entretejen como telarañas, varias tijeras y telas que cuelgan
y recubren el piso, dos sillas y una pequeña mesa. Esta ambiente, al igual que
el vestuario, refleja un estilo envejecido como el matrimonio que llevan los
personajes. Además, le da más fuerza la propuesta lumínica que juega con el
cambio constante de luces blancas y ámbar, soportadas por el azul y el rojo en
ciertos momentos. Podrían revisarse los desplazamientos escénicos que deben
proyectar la estética y ser más precisos y contundentes, al igual que la
colocación de libros como elementos decorativos en primer plano porque no se
emplean y tapan la labor de la actriz.
En las actuaciones, la directora Isaura Duarte y Daniel Landa interpretan a
la pareja de esposos forzando a los personajes por encima del realismo. En este
sentido, Landa es más efectivo porque se conecta con una verdad interna en cada
texto y ofrece intensidad. Duarte se muestra más exterior al principio, pero se
van conectando progresivamente con la verdad hasta llegar a la fuerza que
requiere el final. Ambos deben cuidar la dicción en el momento de mayor tensión
que precede al desenlace debido a que se dejan llevar por la emoción.
No puedo dejar de destacar el apropiado trabajo de acompañamiento musical
de la violinista Dailin Valero que apoya la tensión con sus acordes para
facilitar la atmósfera que se percibe durante la representación.
En
definitiva, este montaje refleja la búsqueda de una agrupación joven a la hora
de enfrentarse al hecho teatral.
Función: 30 de Septiembre de 2012
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