Sexualidad neurótica

En la Sala Rajatabla, la agrupación Teatro de La baraja presentó Las neurosis sexuales de nuestros padres, texto del suizo Lukas Bärfuss y dirección de Luis Alfredo Ramírez.

Dora es una joven que ha estado medicada por orden de sus padres. Ahora, ellos y su doctora deciden suspender el tratamiento, aunque no indican la condición que posee. Esto hará que la muchacha descubra su sexualidad sin comprender bien lo que experimenta y que, sin darse cuenta, refleja los deseos que sus padres satisfacen en secreto.

Este drama, duro y sin medias tintas, es manejado apropiadamente por la dirección con una estética simbólica sobre el escenario. Una mesa médica y una silla son usadas para representar los espacios de la acción. La mesa simboliza la sala del consultorio que visita Dora, su casa y la habitación de un hotel, y se cambia de posición para indicar el puesto de venta de frutas y verduras donde trabaja, donde su patrón abusa de ella y donde conoce al vendedor de perfumes que se aprovecha de su liberación sexual.

Además de los elementos escénicos, la representación se enmarca con telas blancas que cuelgan a ambos lados y sobre las que se proyectan imágenes que refuerzan las situaciones. Por otro lado, la única propuesta que no posee coherencia es el vestuario. Diferentes estilos se perciben en los atuendos de los actores, aunque se acercan a la imagen del personaje. En cambio, el diseño lumínico, preciso y de tonos blancos, de Alfredo Caldera sí es consistente.

En las actuaciones, Jenifer Urriola se convierte en la protagonista absoluta, no solo porque interpreta a Dora sino porque lo hace con verdad, sentido escénico, excepcional control de la energía, la voz y, en especial, de la expresividad corporal. Su composición se mantiene de principio a fin sin caer en los lugares comunes que se advierte siempre en este tipo de personajes con limitaciones intelectuales. Es secundada por las interpretaciones correctas de: Citlally Godoy como la madre, con algunos momentos de desconcentración pero que supo sobrepasar, Karla Fermín como la Mujer, consejera y cómplice de Dora, Orlando Paredes como el Padre y Adolfo Nitolli como el Patrón, ambos pertinentes. Destaco el trabajo de Rafael Gil como el Señor Fino, el vendedor de perfumes, porque sabe aprovechar las intenciones de este rol repulsivo. Por su parte, Daniela Corredor como la Doctora requiere mayor densidad en su actuación. Ningún personaje es bueno en esta obra, todos tienen su cuota de culpa en lo que sucede.

Como se ve, esta agrupación demuestra compromiso y búsqueda de un estilo propio al escoger un texto difícil a pesar de su corta trayectoria.

Función: 13 de Octubre de 2012

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