Especial "Festival de Teatro de Caracas 2011" - 2: Una crónica de despedida

La segunda y última semana del Festival de Teatro de Caracas ofreció una variada oferta de espectáculos de toda índole.

En el Teatro Nacional, el grupo Rajatabla volvió a presentar Promoción honor a mis padres, texto de Elio Palencia y dirección de Rufino Dorta. El drama de una juventud con anhelos y frustraciones mantuvo su fuerza gracias al excepcional trabajo de puesta en escena y sus correctas actuaciones.

Río Teatro Caribe repuso en su sede el espectáculo Machete Caníbal, dramaturgia de Francisco Denis y Arved Schultze y dirección del mismo Denis. Un interesante trabajo de investigación sobre las múltiples visiones del mito de “El Dorado” que adquiere consistencia gracias al acompañamiento musical del grupo Quinto Aguacate.

Dos propuestas que tienen como base la mitología griega se presentaron en el festival. El Taller Experimental del Teatro llevó a escena Yocasta, de León Febres-Cordero, dirigido por Santiago Sánchez. La sala principal del Teatro San Martín recibió el diálogo entre dos hermanos que saben que no pueden escapar de su destino. Los mitos no cambian.

Por otro lado, Caverna, una de las coproducciones de la Compañía Nacional de Teatro, volvió a Caracas proveniente del Estado Mérida. El montaje, dirigido por Gabriel Torres, se realizó en el relativamente nuevo Espacio ArteNativo. Por su carácter experimental, muchas de las situaciones escenificadas sobre “El mito de la caverna”, de Platón,  se quedan en el terreno de lo abstracto, sin embargo la iluminación y la música en vivo producen varias atmósferas sugestivas.

El grupo Repico escenificó Monstruos en el closet, ogros bajo la cama, de Gustavo Ott, con dirección de Consuelo Trum. El público que asistió a la Sala Rajatabla presenció una recreación del atentado ocurrido el 11 de Septiembre de 2001 en contra de las Torres gemelas de Nueva York. La dirección creó una adecuada propuesta simbolista que diluye un poco las fallas de un texto poco teatral, si bien las actuaciones son la mayor virtud del montaje.

Otros espectáculos de calidad que volvieron a escena durante el festival fueron: Doce cosas imposibles antes del desayuno, de Teartes, El desconocido, de la Compañía Regional de Teatro de Portuguesa y Paria, de La Bacante.

En definitiva, el Gobierno del Distrito Capital y Fundarte, ente adscrito a la Alcaldía de Caracas, han señalado uno de los caminos que deben seguir las políticas culturales en torno al teatro. Los directores, productores, actores, diseñadores, técnicos, críticos y otras personas vinculadas al quehacer teatral agradecen el evento. 

En espera de la próxima edición…

(Para el Diario Ciudad Ccs)

Especial "Festival de Teatro de Caracas 2011" -1: Una crónica festivalera

Me uno a la celebración del Festival de Teatro de Caracas. Como crítico teatral pienso que mi labor es una lectura del hecho escénico, más que un juicio. Por esto, considero que el registro que hace el crítico cuando escribe su lectura o apreciación de un determinado montaje deja memoria del quehacer teatral. Esa es la razón de esta crónica.

La primera semana del festival ha servido de vitrina para la presentación de espectáculos premiados como Penitentes de Elio Palencia, montaje realizado por la agrupación Teatrela en la sala Juana Sujo de la Casa del Artista. Su contundente propuesta en contra de los prejuicios y la manipulación de los medios de comunicación volvió a retumbar, gracias la pertinente dirección de Costa Palamides.

Otro trabajo digno de mención es Contra el progreso, texto de Esteve Soler y dirección de Juan José Martín, presentado por el grupo Escena de Caracas en la Sala Rajatabla. Un oportuno montaje acerca de cómo el progreso se vuelve en contra del ser humano.

El teatro de vanguardia tuvo un digno representante en la Sala Rajatabla con Crónicas Palahniuk de Teatro Forte, dirección de Vladimir Vera. Sus monólogos descarnados y contrarios a moral tradicional volvieron a perturbar al público.

Por su parte, el teatro para niños dijo presente con El popol vuh, versión y producción de Xiomara Moreno para su agrupación homónima y dirección de Javier Moreno, que se escenificó en el Teatro Principal. Este trabajo maravilla a adultos y niños por igual debido a la claridad y pertinencia estética de su vestuario y ambientación, además de la apropiada recreación del origen del ser humano según la cultura Maya.

Asimismo, el género de títeres tuvo su espacio con el colectivo Tempo, proveniente del Estado Portuguesa, que presentó La abominable historia de Mr. Punch, dirección de Eduardo Di Mauro, en el espacio ArteNativo y en el Nuevo “Nuevo Circo”. La pieza está dirigida a un público adulto debido a su contenido sexual y de violencia, sin embargo aprovecha poco esta circunstancia porque se siente que no quieren extralimitarse en el lenguaje. 

Como se ve, el festival permite la confrontación con diversas propuestas escénicas.

(Para el Diario Ciudad Ccs)

Occidente teatral (II de II)

El XXIX Festival de Teatro de Occidente culminó con la presentación de un abanico de propuestas que demuestran la pluralidad del evento.

Entre ellas, el público pudo disfrutar de los divertidos espectáculos de “clown” y pantomima: Las aventuras de Clauss, proveniente de Barquisimeto, y Germán, el mimo, de México. Asimismo, el teatro de títeres estuvo presente con Un botón en mi cabeza del grupo Arribas las hu!manos, de Chile.

De Caracas, se presentaron las agrupaciones La Bacante y Teartes con Paria y Doce cosas imposibles antes del desayuno, respectivamente. Con una estética que posee un fuerte contenido plástico, ambos montajes demuestran cómo la dramaturgia y la puesta en escena nacen de la experimentación, sin bien el primero logra manejar mejor la progresión dramática que el segundo.

Los mejores trabajos vinieron desde Argentina. Petaka teatro presentó Menguada, la hora, versión de César Rojas del cuento “La hora menguada” de Gallegos, dirigido por Jesús Gómez. El mismo Gómez y Javier Otero, venezolanos residenciados en Buenos Aires, asumieron el riesgo de interpretar dos personajes femeninos. La obra presenta el drama de Amelia y Enriqueta, dos hermanas que conviven en espera de un hijo que no regresa y cuya maternidad es la causa de un odio reprimido. Apropiada dirección, claridad estética y actuaciones orgánicas se conjugan en la propuesta.

El colectivo Solo por hoy llevó a escena: Gadst, texto y dirección de Facundo Agrelo. A partir del suceso cotidiano de un televisor que se daña, una pareja de esposos revela sus carencias y deseos. La dirección propone el reordenamiento constante de los elementos escénicos para resaltar cada situación que se desarrolla en la obra. Esto refleja un trabajo profundamente teatral que adquiere consistencia gracias a las actuaciones de Mariana Cavalli y Enzo Ordeig, quienes ofrecen un manejo correcto de las intenciones, la energía y la corporalidad.

Otra propuesta fue Marat + Sade, versión de Alfonso Sastre de la obra Peter Weiss, escenificada por Minimal teatro, de España. El texto que diserta sobre la revolución presentó deficiencias en la escena debido a que todavía es un trabajo en proceso. También, aprecié La revuelta de l@s idiotas, de Des acuerdo teatro y Teatro del Cronopio, de Ecuador. La feminidad es el tema central en un trabajo bien cohesionado. 

Esta edición queda para el recuerdo porque demuestra el compromiso de sus organizadores. Nada detiene al teatro, a sus promotores y, especialmente, a sus creadores. Por eso, el año que viene se cumplen 30 años de un festival que continua en pro de las artes escénicas venezolanas.

Funciones: 15, 16, 17, 18 y 19 de Noviembre de 2011 (Publicado en el Diario Tal Cual)

Occidente teatral (I de II)

El Festival de Teatro de Occidente, organizado por la Compañía Regional de Teatro de Portuguesa, regresa en su edición número 29 como una vitrina para la exhibición de espectáculos regionales, naciones e internacionales. Como es costumbre, el Estado Portuguesa y, específicamente, la ciudad de Guanare es la sede principal del evento que, además, cuenta con Barinas, Cojedes y Yaracuy como co-sedes.

En Guanare, los espacios del festival son las Salas Federico Collado y Alberto Ravara del Complejo Cultural “Herman Lejter”, la carpa “Cacao” instalada por la Compañía Nacional de Circo y la Escuela de Teatro José Antonio Páez.

En la Sala Alberto Ravara, pude hacer una segunda lectura del espectáculo llevado a escena la compañía organizadora del festival: El desconocido, texto de Tomás Jurado Zabala, producción de Julián Ramos y dirección de Carlos Arroyo. Había cotejado este montaje en Caracas, pero verlo en su espacio original permite otro análisis.

La mayor virtud del texto reside en presentar al Libertador como un desconocido, debido a que muchas situaciones de su vida se han tergiversado. De ahí que la historia central de unos presos que ensayan una obra sobre Bolívar por órdenes superiores tiene muchas maneras de interpretarse.

La puesta en escena tiene tres niveles de lectura. Un nivel simbólico que se ve en el espacio escénico y en el vestuario casi militar, un nivel expresionista que se percibe en la forma de componer, como dos payasos, los personajes del Funcionario de cultura y del Director de la cárcel, y un nivel de revelación de la teatralidad que busca una posición crítica por parte del espectador.

En la Sala Federico Collado, la misma compañía presentó el trabajo final de su Taller permanente de formación actoral: Alegría y Mapulín de Carlos Giménez, producción de Julián Ramos y dirección de Aníbal Grunn. Este montaje para toda la familia toca temas como la censura, el militarismo y la pérdida de la individualidad a través del viaje que emprenden dos amigos al “País de nunca acabar”, si bien terminan por descubrir la magia del teatro. Se destaca el desparpajo y la honestidad de los jóvenes formados en el taller.

En la carpa “Cacao”, el Circo Social de Portuguesa presentó: Mestizaje, un espectáculo que muestra el encuentro y desencuentro entre los indígenas y los españoles a través del uso de códigos circenses. La trama se desarrolla en diversos números, con una propuesta corporal que permite lucir las extraordinarias condiciones físicas de los intérpretes.

En resumen, ha sido un comienzo variado para un festival que año tras año tiene como lema: poner en movimiento al occidente del país.

Funciones: 12 y 13 de Noviembre de 2011 (Publicado en el Diario Tal Cual)

Especial "Festival de Teatro de Occidente 2011" - 8: Una edición más que se despide

El XXIX Festival de Teatro de Occidente culmina con la presentación de un abanico de propuestas que demuestran la pluralidad del evento.

Desde Argentina, la agrupación Solo por hoy montó Gadst, dramaturgia y dirección de Facundo Agrelo. A partir del suceso cotidiano de un televisor que se daña, una pareja de esposos revela sus carencias y deseos. La dirección propone el reordenamiento constante de los elementos escénicos para resaltar cada situación que se desarrolla en la obra. Una escena empieza, se desarrolla, se corta, se reordena el espacio y se cambia la utilería para empezar la escena siguiente sin perder la carga emocional de la anterior. Esto captura la atención del espectador y le da una atmósfera a cada momento, sin perder la atmósfera mayor que ofrece la progresión dramática del texto. 

Las actuaciones de Mariana Cavalli y Enzo Ordeig ofrecen un manejo correcto de las intenciones, la energía y la corporalidad. Cavalli emplea cabalmente la intensidad y la sutileza cuando lo que requiere el personaje y Ordeig luce una notable gestualidad que transmite el estado interior de su rol. Una revisión de la cohesión con el vestuario terminaría por complementar este contundente trabajo que sorprendió para bien a todos los asistentes a la función. ¡Bravo por Solo por hoy!

Minimal teatro, de España, llevó a escena la versión de Alfonso Sastre de la obra de Peter Weiss: Marat + Sade, dirigida por Miguel Ponce. El deseo de libertad individual y sexual está presente en un texto que teoriza sobre la revolución francesa pero que refleja cualquier revolución que haya sucedido o suceda en el mundo. 

El montaje tiene aires de trabajo en proceso porque todavía hay mucho que ajustar. Se reconoce una planta de movimientos clara y que desplaza a los actores de un lado a otro para armar la historia. La dirección emplea la revelación de la teatralidad acompañada de la propuesta de utilizar solamente a dos actores para interpretar todos los personajes de la obra. Los actores pasan de un personaje a otro con el uso de elementos básicos de vestuario, además de aprovechar una utilería múltiple que rodea el escenario para recrear las situaciones. Debe ajustarse la precisión en el uso y ubicación de todos los elementos para que no retrase el ritmo. 

En el plano interpretativo, los actores todavía no diferencian los personajes. Se reconoce un disfrute en la representación, pero debe marcarse más la energía de cada rol y el paso entre un rol y otro. Esto facilitaría que el público reconozca los personajes que aparecen en escena. Federico Castillo maneja una correcta corporalidad pero debe tomar en cuenta el trabajo vocal que luce débil y Miguel Ponce tiene un correcto tono vocal y puede reforzar más la expresión del cuerpo.

En definitiva, un montaje que le falta mucho por recorrer. 

Después de una primera presentación problemática, Des acuerdo Teatro y Teatro del Cronopio, de Ecuador, presentaron La revuelta de l@s idiotas, creación dramatúrgica de Guido Navarro, Andrea Moreno y Yasna Vivanco, con dirección de Guido Navarro. La obra propone una lectura de la feminidad a partir de la historia de dos ángeles caídos que deben superar varias pruebas para intentar regresar al cielo. El erotismo, la sexualidad, el machismo y la no violencia son temas que se tratan en una obra donde se discute la relación con un ser supremo. 

El montaje propone una invasión del escenario a través del cuerpo y expresividad del actor. Cada escena tiene su sentido, una atmósfera particular y se reconoce, no solo por el vestuario y el texto, sino por una forma específica de gesticulación. La voz es un complemento de la energía que irradia  el cuerpo. El vestuario delinea con pertinencia cada rol que asumen las actrices y se convierte en un símbolo del significado real de cada situación que experimentan. De igual manera, el fondo del escenario se integra al tema central de la propuesta.

Las actuaciones de Andrea Moreno y Yasna Vivanco demuestran un encomiable uso de la corporalidad y logran veracidad dentro de la forma irreal que proponen con su voz. Esto demuestra que la organicidad se logra a través de la veracidad que se adquiere en vivir y sentir lo que se representa, independientemente de lo falso que parezca. 

Un trabajo que se agradece por todo lo que significa y por su franqueza.

Otra actividad que se realizó en el marco del festival fue el foro crítico. Con la coordinación de Tomás Jurado Zabala, los críticos Carlos Herrera, Alberto Ojeda y mi persona fuimos los encargados de conversar con la mayoría de las agrupaciones para conocer el trasfondo del hecho escénico y ofrecer opiniones acerca de la recepción de los espectáculos. Temas como la afluencia del público, la necesidad del “dramaturgista”, la revisión de las estéticas y las condiciones de producción surgieron para demostrar una vez más que el teatro es algo vivo. 

Esta edición queda para el recuerdo porque demuestra el compromiso de sus organizadores. Nada detiene al teatro, a sus promotores y, especialmente, a sus creadores. Por eso, el año que viene se cumplen 30 años de un festival que continua en pro de las artes escénicas venezolanas.

Funciones: 19 de Noviembre de 2011, los tres montajes.

Especial "Festival de Teatro de Occidente 2011" - 7: Mímica, monstruos y farsantes

La edición 29 del Festival de teatro de Occidente entra en su recta final.

Desde México, Germán “el mimo” trajo un espectáculo con diversas rutinas que capturaron por igual a niños y adultos. El control corporal y el aprovechamiento del espacio permitieron que el público se deleitara con un buen trabajo de pantomima. 

Batahola teatro, del Estado Portuguesa, presentó Monstruos en el closet, ogros bajo la cama, de Gustavo Ott, dirigido por Elvis Collado. La obra es una recreación simbólica de los atentados a la torres gemelas ocurridos el 11 de septiembre de 2001. La torre norte y la torre sur cobran vida para relatarnos lo que sucedió ese día a través de un fuerte contenido poético. Sin embargo, el texto me parece una creación oportunista porque aprovecha el decenio de los atentados sin plantear nada nuevo y pretende vincular la violencia de este hecho con otros de distinta índole. Más allá del cristal con que se mire, la violencia es violencia pero el fuerte contenido ideológico que subyace, hace que caiga en el terreno de la manipulación.

La obra coloca en escena varios testimonios de pasajeros de los aviones, de sus familiares, de los bomberos, en definitiva, de seres humanos que tuvieron vinculación directa con el suceso. Esto, más la narración simbólica de las torres, crea un discurso poco dramático que presenta fragmentos que pretenden conducir obligatoriamente al espectador hacia un estado de conexión emocional. Además, el estilo narrativo le resta fuerza a la obra y crea problemas para la puesta en escena. 

Con un texto poco teatral, la dirección debe realizar una puesta que medianamente posea teatralidad. Collado propone desplazamientos constantes, simetría y equilibrio sobre el escenario para darle un sentido a cada parte de la pieza. No obstante, lucen forzados y poco creíbles por la forma que está escrito el texto. Del mismo modo, la estética no encaja con lo que se dice. El uso de ropa deportiva y de dos sillas para representar a las torres y demás personajes parece descontextualizado. Recomiendo orientar todo hacia una propuesta arquitectónica que permita dar el tono simbólico que poseen los personajes y para que se comprenda que, al mismo tiempo, se interpretan otros.

Las actuaciones tienen altibajos. Mayeli Delfín y Josmary Aponte representan a las dos torres con fuerza, si bien la última es más efectiva que la primera. Ambas deben trabajar mejor las transiciones y no dejar siempre el tono alto al finalizar cada frase, pero sobre todo no deben forzar la exteriorización de los sentimientos porque caen en la falsedad.

Teatro Moriche, de Cantaura, llevó a escena Inmundos farsantes, texto y dirección de Will Meza. Un trabajo sin grandes pretensiones que quiere reflejar la viveza del latinoamericano. Rescato la honestidad de los intérpretes jóvenes, pero es necesario revisar el texto y la dirección para no hacer evidente una temática en la que podría profundizarse. Además, podrían realizar una limpieza en lo estético para dar uniformidad a los elementos escenográficos y al vestuario.

Queda por ver qué tienen preparado los últimos espectáculos.

Funciones: 18 de Noviembre de 2011, los tres montajes.

Especial "Festival de Teatro de Occidente 2011" - 6: Hermanas menguadas y la muerte de Allende


El XXIX Festival de Teatro de Occidente prosigue con montajes que ofrecen variedad estética y múltiples lecturas.

La agrupación Petaka Teatro, de Argentina, presentó Menguada, la hora, versión de César Rojas del cuento “La hora menguada” de Rómulo Gallegos, interpretada por Jesús Gómez y Javier Otero, y dirigida por el primero. Ambos son venezolanos residenciados en Argentina y asumieron el riesgo de interpretar dos personajes femeninos. La obra presenta el drama de Amelia y Enriqueta, dos hermanas que conviven en espera de un hijo que no regresa y cuya maternidad es la causa de un odio reprimido. 

Apropiada dirección, claridad estética y actuaciones orgánicas se conjugan en la propuesta. La dirección delimita correctamente el espacio y demarca con precisión el desplazamiento y las transiciones de los actores, sin perder el ritmo. Una adecuada estética simbólica se percibe en los elementos escenográficos de líneas rígidas y colores térreos que se complementan con los recursos de utilería. Además, el vestuario proyecta cabalmente la forma de ser de los personajes. Los actores interpretan a las hermanas sin caer en el amaneramiento y falsedad vocal. Los personajes se componen a través de la delicadeza del gesto en las manos, la verticalidad en la espalda, un peinado simple y el uso de la misma voz del actor con el matiz justo. También, logran controlar el tránsito entre los momentos de intensidad donde la acción física es necesaria y de sutileza donde es más importante la intención del texto.

Hasta ahora, ha sido uno de los mejores montajes que se ha presentado en esta edición del festival 

La Fundación José Ignacio Cabrujas, proveniente del Estado Carabobo, llevó a escena el monólogo Allende, texto de Rodolfo Quebleen y dirección de Williams Urdaneta. El autor emplea documentos y grabaciones obtenidas del 11 de septiembre de 1973 para recrear la últimas horas de vida del presidente chileno Salvador Allende.

Roberto Moll asume el papel de Allende. Su extraordinaria capacidad interpretativa le permite manejar correctamente la intensidad durante las diferentes situaciones por las que pasa el personaje. Ofrece la fuerza necesaria como el Allende que lucha por los desposeídos, sin embargo toma menos en cuenta su lado humano. Cuando habla de su esposa, amante e hijas no deja que la emoción fluya y se desarrolle, algo que le conectaría aun más con el personaje y con cualquier espectador La dirección puede revisar esto. 

La propuesta escenográfica busca reflejar el despacho del chileno, aunque no tiene uniformidad estética. Es importante que haya correspondencia entre las tres mesas que están sobre el escenario, debido a que solamente el escritorio central tiene un estilo cercano a la época, al igual que solo dos de las sillas. Los aparatos telefónicos y de radio están mejor seleccionados. Por su parte, el vestuario sí es coherente con la imagen que se tiene del presidente.

El desplazamiento escénico ofrece variedad y cohesión con cada situación que vive Allende. No obstante, la iluminación luce plana y poco significante. No hay un diseño lumínico que evidencie el estado emocional del personaje, salvo el momento en que se acerca al público y se sienta en la platea. 

Por otro lado, es importante revisar la necesidad o no de los videos y fotografías que se proyectan al final junto a un emotivo acompañamiento musical. Esto resta fuerza al desenlace porque la frase final del texto es contundente. Colocarlos al principio podría ser más pertinente y ubicaría al público en el contexto real de la situación.

En definitiva, un día para el recuerdo.

Funciones: 17 de Noviembre de 2011, ambos montajes.

Especial "Festival de Teatro de Occidente 2011" - 5: Humanidad y plasticidad

La agrupación “Arriba las Hu!manos” de Chile presentó el espectáculo de títeres: Un botón en mi cabeza, creado y dirigido Enrique Crohare y Laura Mac Laughlin. En una historia sencilla que toca el tema de la individualidad: Clott es un niño que perdió a sus padres en un accidente y vive con su hermana y abuelo, pero se siente despreciado por llevar un botón en la cabeza.

El montaje aprovecha todos los mecanismos del teatro de títeres para evidenciar con ellos situaciones y experiencias muy humanas. Se observa una extraordinaria manipulación de los muñecos y los objetos que se emplean, sin embargo muchos momentos de la historia se diluyen. Es necesario concretar más el argumento y no desviarse o alargar algunas escenas que aportan poco al conflicto central. Pese a esto, resalto el uso de la revelación de la teatralidad que conecta al espectador con el hecho escénico y la capacidad para emocionar al público con los sentimientos que reflejan los personajes. 

El grupo Teartes de Caracas llevó a escena: Doce cosas imposibles antes del desayuno, un trabajo que escenifica fragmentos de “Alicia en el país de las maravillas” y “A través del espejo” de Lewis Carroll, además de otros textos que tienen vinculación con la historia central en la que una joven llamada Alicia irrumpe en una tierra irreal. Para un futuro, podría revisarse la relación entre los fragmentos escogidos en aras de alcanzar una ilación dramática que sea más efectiva en términos de premisa y conflicto.

La dirección de Jericó Montilla propone la escenificación a partir de una propuesta plástica que se percibe en el vestuario. Es imposible desvincular el diseño de vestuario de la representación porque ambos se complementan. De las doce escenas en las que se desarrolla la trama, las que poseen mayor claridad estética en la creación de nuevos referentes visuales y coherencia con el trabajo de dirección, son las siguientes: Para la oruga, un grupo de actores se viste con batas y usa abanicos que aluden al oriente del mundo. Su movimiento de danza balinesa logra una armonía coreográfica que es encomiable. El gato de Chesire está ataviado con un traje de plata y negro. Flota en el aire gracias al efecto de dos sombrillas decoradas con espirales que dan vueltas. El Sombrerero loco usa un traje de tonos marrones con corbatas que cuelgan, la Liebre de marzo es un actor que se viste como ama de casa y el Lirón se cubre con un sombrero y una ruana que dan el tono justo al personaje. Los tres realizan un hilarante y energético juego contaste de traslado de sillas en línea recta para representar la mesa en la que sucede originalmente la acción. Humpty Dumpty es un presentador de show que se rodea de porristas. Su desplazamiento se demarca de acuerdo al discurrir de sus argumentos. La Reina de corazones y su séquito de reinas son interpretadas indistintamente por actores o actrices que se visten con faldas y una pechera que indican la condición femenina de los personajes, además de usar vistosos sombreros. El encuentro con ellas ocurre para presentar el conflicto final entre Alicia y su necesidad de irse de ese mundo maravilloso. 

En las actuaciones, el elenco presenta diferentes niveles. Destaco el trabajo de los actores que ofrecen cohesión entre voz y cuerpo en sus diferentes roles, a saber: Gabriel Agüero, Héctor Castro, Abel García, Oswaldo Maccio y Orlando Paredes. Por su parte, Luis Alfredo Ramírez posee un buen control corporal, aunque los textos que dice son los más complicados de decodificar, y Angélica Robles da la fuerza necesaria a su actuación.

Alicia es interpretada por tres actrices: Marcela Lunar, Ángela Meléndez y Sain-ma Rada. Esto significa que cualquier persona puede ser el reflejo de Alicia, de acuerdo a las situaciones que le toque vivir. De las tres, resalto el trabajo de Rada quien se conecta más con la veracidad e intensidad del rol sin perder la condición real dentro de la locura que la rodea, mientras que Lunar y Meléndez deben evitar la forma cotidiana de hablar y ofrecer fuerza en los matices. Las tres manejan cabalmente su cuerpo en los momentos que exige la propuesta. 

En definitiva, una atractiva propuesta plástico-escénica que refleja el nuevo camino que transita este colectivo.

Funciones: 16 de Noviembre de 2011, ambos montajes.