Especial "Festival de Teatro de Occidente 2011" - 6: Hermanas menguadas y la muerte de Allende


El XXIX Festival de Teatro de Occidente prosigue con montajes que ofrecen variedad estética y múltiples lecturas.

La agrupación Petaka Teatro, de Argentina, presentó Menguada, la hora, versión de César Rojas del cuento “La hora menguada” de Rómulo Gallegos, interpretada por Jesús Gómez y Javier Otero, y dirigida por el primero. Ambos son venezolanos residenciados en Argentina y asumieron el riesgo de interpretar dos personajes femeninos. La obra presenta el drama de Amelia y Enriqueta, dos hermanas que conviven en espera de un hijo que no regresa y cuya maternidad es la causa de un odio reprimido. 

Apropiada dirección, claridad estética y actuaciones orgánicas se conjugan en la propuesta. La dirección delimita correctamente el espacio y demarca con precisión el desplazamiento y las transiciones de los actores, sin perder el ritmo. Una adecuada estética simbólica se percibe en los elementos escenográficos de líneas rígidas y colores térreos que se complementan con los recursos de utilería. Además, el vestuario proyecta cabalmente la forma de ser de los personajes. Los actores interpretan a las hermanas sin caer en el amaneramiento y falsedad vocal. Los personajes se componen a través de la delicadeza del gesto en las manos, la verticalidad en la espalda, un peinado simple y el uso de la misma voz del actor con el matiz justo. También, logran controlar el tránsito entre los momentos de intensidad donde la acción física es necesaria y de sutileza donde es más importante la intención del texto.

Hasta ahora, ha sido uno de los mejores montajes que se ha presentado en esta edición del festival 

La Fundación José Ignacio Cabrujas, proveniente del Estado Carabobo, llevó a escena el monólogo Allende, texto de Rodolfo Quebleen y dirección de Williams Urdaneta. El autor emplea documentos y grabaciones obtenidas del 11 de septiembre de 1973 para recrear la últimas horas de vida del presidente chileno Salvador Allende.

Roberto Moll asume el papel de Allende. Su extraordinaria capacidad interpretativa le permite manejar correctamente la intensidad durante las diferentes situaciones por las que pasa el personaje. Ofrece la fuerza necesaria como el Allende que lucha por los desposeídos, sin embargo toma menos en cuenta su lado humano. Cuando habla de su esposa, amante e hijas no deja que la emoción fluya y se desarrolle, algo que le conectaría aun más con el personaje y con cualquier espectador La dirección puede revisar esto. 

La propuesta escenográfica busca reflejar el despacho del chileno, aunque no tiene uniformidad estética. Es importante que haya correspondencia entre las tres mesas que están sobre el escenario, debido a que solamente el escritorio central tiene un estilo cercano a la época, al igual que solo dos de las sillas. Los aparatos telefónicos y de radio están mejor seleccionados. Por su parte, el vestuario sí es coherente con la imagen que se tiene del presidente.

El desplazamiento escénico ofrece variedad y cohesión con cada situación que vive Allende. No obstante, la iluminación luce plana y poco significante. No hay un diseño lumínico que evidencie el estado emocional del personaje, salvo el momento en que se acerca al público y se sienta en la platea. 

Por otro lado, es importante revisar la necesidad o no de los videos y fotografías que se proyectan al final junto a un emotivo acompañamiento musical. Esto resta fuerza al desenlace porque la frase final del texto es contundente. Colocarlos al principio podría ser más pertinente y ubicaría al público en el contexto real de la situación.

En definitiva, un día para el recuerdo.

Funciones: 17 de Noviembre de 2011, ambos montajes.

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