Botiquín y subterfugio

Botiquín: En la Sala Experimental del CELARG, el grupo Afrodiartes presentó El botiquín del centro, texto de Rubén León, dirección de Rubén León y Verónica Arellano. Con un tono de nostalgia, León crea un texto que emplea frases de canciones conocidas para hablar del amor y el despecho. Dos presentadores nos trasladan a la época cuando los boleros reinaban en los locales nocturnos del emblemático centro de Caracas, mientras que dos mujeres que sufren por el amor relatan sus historias.

La sala se convierte en el local con telas brillantes y pequeñas mesas que ambientan el espectáculo. La música y efectos en vivo en conjunto con las pistas musicales y el canto de los actores terminan de crear la atmósfera propia de estos sitios. Esto se complementa con el diseño de vestuario que refleja a los animadores de la noche.

El trabajo actoral de Verónica Arellano y Claudia Nieto como las mujeres que cuentan sus vidas es atinado e hilarante. Asimismo, Valentina Cabrera y Jean Manuel Pérez como los presentadores manejan de forma apropiada las situaciones, en especial Cabrera que se muestra intensa y segura. Destaco la participación especial de Simona Chirinos que realiza dos intervenciones musicales y divierte al público con la conducción de su escena.

En fin, un espectáculo que logra su cometido.

Subterfugio: El maestro Eugenio Barba se encuentra en Venezuela gracias al esfuerzo de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTE) y su Cátedra Permanente Jerzy Grotowski.

En un encuentro, Barba relató el origen de la agrupación Odin Teatret y sus visiones en torno al teatro. Indicó que la agrupación nació con jóvenes rechazados de la Escuela de Teatro de Noruega que luego se trasladaron a Dinamarca. El colectivo desarrolló su forma de hacer teatro en base a dos vertientes: la dramaturgia física y el impacto emocional de la voz, por un lado, la exclusión y la creación de un idioma, por el otro. A mi modo de ver, esto llegó hasta el concepto de Antropología teatral, creado por el maestro, y que se vincula con la investigación y el intercambio de experiencias. Para ello, se creó lo que llama una Red de teatro, es decir, conexiones personales que les ha permitido el desarrollo de proyectos y, en especial, apoyo económico para hacer teatro.

A una pregunta que le solicitaba circunscribir su teatro a una estética, respondió: hace un “teatro de subterfugio”. La palabra alude a evasión y salida, yo diría evasión de la manera tradicional de hacer teatro, salida a nuevos caminos, otras búsquedas. “Destruir” para “construir una manera” como él mismo expresó. Estoy a la espera de cotejar sus trabajos.

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