Pasiones shakesperianas

En el centro Cultural BOD, se presenta Otelo de William Shakespeare, diseño de producción de Margarita Lamas, versión y dirección de Javier Moreno.
La clásica tragedia shakesperiana en la que Otelo, un moro, mata a su esposa Desdémona instigado por las mentiras de Yago, su alférez, es llevada a escena con una visión contemporánea. La dirección plantea una puesta en escena ecléctica en la que formas tradicionales y ciertos rompimientos anacrónicos dan forma al montaje. De un prólogo enérgico en lo físico, pasamos una escena tipo “comedia del arte” para continuar con la esencia del drama que se desarrolla, junto a algunos agregados de humor negro y momentos musicales que conducen al público sin desviarlo de conflicto.
El diseño de escenografía de Valentina Herz propone elementos geométricos para el desarrollo de la acción, un pasillo frente al escenario sirve de entrada y salida ofreciendo una imagen asimétrica del escenario que es aprovechada para destacar ciertas situaciones. El vestuario de Raquel Ríos muestra el estilo contemporáneo con el uso del jean y botas en los hombres y vestidos ligeros en las mujeres, si bien algunos elementos como las chaquetas evocan la época isabelina, una bata el estilo morisco y la vestimenta de Emilia la moda oriental. La iluminación de Francisco Cuervo es sutil en los cambios de tiempo y espacio pero los demarca apropiadamente.
En el trabajo actoral, William Cuao como Otelo y Antonio Delli como Yago están a la cabeza. Cuao ofrece el tono de veracidad y fuerza que requiere Otelo, además interioriza de forma adecuada las situaciones de perturbación que vive el personaje. Delli demuestra una conducción excepcional de las intenciones que subyacen en el texto de Yago con intensidad y verdad. Asimismo, Norma Monasterios compone de forma real los roles de Emilia y Brabancio, y Francisco Obando como Rodrigo se percibe orgánico y honesto en su interpretación, además de otros roles pequeños que crea admirablemente. Por último, Jean Manuel Larrad se muestra sincero como Cassio y el Dux, mientras que Raquel Yanez propone una imagen liberal de Desdémona pero requiere mayor fuerza vocal y control de las expresiones faciales en su interpretación.
En una cartelera teatral caraqueña cargada de comedias ligeras, espectáculos que tienen mucha forma y poca profundidad o que se aprovechan de la trayectoria televisiva de un intérprete para atraer el público, siempre en necesario que se presente un clásico y si, además, es capaz de impactar por la forma idónea en que se conduce el reflejo de las pasiones humanas presentes en él, pues no queda otra que agradecerlo.

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