Conexiones emocionales

En la Sala Experimental del CELARG, Delirium Tremens Producciones y Walk Producciones presentan Tenemos que hablar, con producción general de Patrizia Aymerich y dirección técnica y general de Daniel Dannery. El espectáculo está constituido por cuatro piezas cortas cuyo eje central es la conexión emocional entre las personas.

El primer texto es Tout est merde, escrito y dirigido por Daniel Dannery. En él, un hombre se enamora a primera vista de una mujer creando una conexión extraña entre ambos. Con un buen manejo de los desplazamientos escénicos, un texto sencillo y de estructura clásica muestra la necesidad contemporánea de no sentirse solo. Abel García como el Hombre es veraz al trasmitir las diferentes emociones y Alessandra Hamdan como la Mujer es pertinente pero podría manejar mejor la extrañeza y curiosidad que le impide alejarse de su enamorado imprevisto.

La segunda obra es Manas arriba, escrita y dirigida por Héctor Obregoso Rivera. Dos mujeres entran a robar en un restaurant pero terminan conectándose con un hombre solitario que no olvida a su novia. Una idea original que requiere una revisión en el planteamiento escénico. Los personajes se desplazan con inseguridad y se solapan unos a otros: las dos mujeres se ubican constantemente al frente del otro personaje. El vestuario podría ser más significativo. Las actuaciones de Gabriela Mata y Cindy Candosin como Carrie y Miranda, respectivamente, pueden ofrecer más fuerza en sus intenciones, mientras que Newman Vera como el Joven está correcto en su rol.

Habitación 427 de Alberto García Pascal, versión libre y dirección de Marianery Amín, es el trabajo más débil. Dos pacientes psiquiátricos pasan el tiempo hablando sin revelar lo que sienten el uno por el otro. La actuaciones de Daniel Vásquez y Cyndi Candosin deben superar la imagen del loco para conectarse con la esencia de los roles, ya que el estatismo de los personajes requiere una conexión real. Esta propuesta presenta una ambientación bien lograda.

Por último, Timing de Daniel Ives, versión libre y dirección de Carlos Armas, cierra de manera excepcional el montaje. Un hombre y una mujer coinciden en un local y establecen una conversación que se reinicia cada vez que uno comete el error de decir lo que no le gusta al otro. El manejo del ritmo y la precisión están muy bien conducidos, al igual que la versión. Gabriella Mesones como Betty y Newman Vera como Pablo son francos en sus actuaciones.

En definitiva, un trabajo honesto pese a sus altibajos. El teatro requiere el ensayo y error que lo irá haciendo cada vez más significativo. El reto está en seguir experimentando.

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