Después de varios años de la
suspensión de los subsidios a las agrupaciones teatrales venezolanas, el
panorama parece cambiar. Anteriormente, los aportes eran entregados por el
extinto Consejo Nacional de la Cultura (CONAC) que luego cedió sus funciones al
Instituto de la Artes Escénicas y Musicales (IAEM). Sin embargo, las
diferencias entre los ministros de cultura y los creadores, las
descalificaciones de lado y lado, además de otras circunstancias, llevaron a su
suspensión.
En la actualidad, el Centro Nacional de Teatro (CNT) realiza la entrega de los llamados “Convenios de de Cooperación Cultural” a través de los cuales diversas agrupaciones recibirán apoyo económico. Este proyecto, junto al Sistema Nacional de Registro de la Actividad Teatral y los Proyectos Teatrales de Coproducción, demuestra una intención por parte del gobierno de subsanar las diferencias con los hacedores.
El CNT informa que los primeros aportes se entregarán a los colectivos del Estado Falcón para luego continuar con los Estados Carabobo, Mérida, Trujillo y el Distrito Capital. Los demás Estados tendrán que esperar durante los meses que restan del año. Es importante destacar que esta primera entrega de los convenios beneficiará a 103 agrupaciones y que la cantidad de dinero sobrepasa los 3 millones de bolívares. Como siempre, mi recomendación es que esta actividad y el aporte no queden como una simple estadística más del gobierno. Tenemos una administración gubernamental que difunde cantidad y no mide la calidad de lo que realiza. Nos sentimos invadidos cuantitativa y no cualitativamente de las acciones gubernamentales. En este caso, contar el número de agrupaciones que serán beneficiadas e informar el dinero del aporte es necesario, pero la tarea de posterior a la entrega del dinero es la más importante. La supervisión de qué se hace con ese dinero y cómo se hace es vital. Las propuestas artísticas de los grupos deben ser supervisadas, orientadas y bien encaminadas en pro del mejoramiento de la labor teatral. Además, es precisa la difusión de los trabajos a las comunidades, al público más cercano a su labor y comprender que la “calidad” es el objetivo.
Este parece ser el comienzo de la puesta en marcha de verdaderas políticas culturales emanadas por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura. No sé si este el regreso de los subsidios, pero los convenios son un buen comienzo para cambiar la visión que han mantenido ciertos ministros en contra de los hacedores de teatro. Las regiones han dado mejor la talla en el apoyo a los “teatreros”, así que el mayor reto corresponde al Estado Venezolano.
En la actualidad, el Centro Nacional de Teatro (CNT) realiza la entrega de los llamados “Convenios de de Cooperación Cultural” a través de los cuales diversas agrupaciones recibirán apoyo económico. Este proyecto, junto al Sistema Nacional de Registro de la Actividad Teatral y los Proyectos Teatrales de Coproducción, demuestra una intención por parte del gobierno de subsanar las diferencias con los hacedores.
El CNT informa que los primeros aportes se entregarán a los colectivos del Estado Falcón para luego continuar con los Estados Carabobo, Mérida, Trujillo y el Distrito Capital. Los demás Estados tendrán que esperar durante los meses que restan del año. Es importante destacar que esta primera entrega de los convenios beneficiará a 103 agrupaciones y que la cantidad de dinero sobrepasa los 3 millones de bolívares. Como siempre, mi recomendación es que esta actividad y el aporte no queden como una simple estadística más del gobierno. Tenemos una administración gubernamental que difunde cantidad y no mide la calidad de lo que realiza. Nos sentimos invadidos cuantitativa y no cualitativamente de las acciones gubernamentales. En este caso, contar el número de agrupaciones que serán beneficiadas e informar el dinero del aporte es necesario, pero la tarea de posterior a la entrega del dinero es la más importante. La supervisión de qué se hace con ese dinero y cómo se hace es vital. Las propuestas artísticas de los grupos deben ser supervisadas, orientadas y bien encaminadas en pro del mejoramiento de la labor teatral. Además, es precisa la difusión de los trabajos a las comunidades, al público más cercano a su labor y comprender que la “calidad” es el objetivo.
Este parece ser el comienzo de la puesta en marcha de verdaderas políticas culturales emanadas por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura. No sé si este el regreso de los subsidios, pero los convenios son un buen comienzo para cambiar la visión que han mantenido ciertos ministros en contra de los hacedores de teatro. Las regiones han dado mejor la talla en el apoyo a los “teatreros”, así que el mayor reto corresponde al Estado Venezolano.
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