Un festival para tres dramaturgas (II)

Prosigue la quinta edición del Festea - Festival Teatral de Autor - en el Teatro San Martín de Caracas. En su segunda semana, varias agrupaciones venezolanas continuaron en su labor de llevar a escena piezas de tres dramaturgas latinoamericanas: Elena Garro, Griselda Gambaro y Mariela Romero. El grupo Centro Escénico realizó un espectáculo denominado Elucubraciones femeninas en mentes masculinas que incluía una pieza de cada una de las autoras con dirección de Nino Villezuá. La primera Viaje a Bahía blanca de Gambaro se mostró muy atinada en todos los aspectos, logrando su propósito de crítica a la burguesía gracias a la extraordinaria interpretación de Dayana López como una mujer de clase alta que desea contar una historia banal, pero no puede porque se ve constantemente rodeada de moscas que la perturban en su relato. Como segunda pieza, una parte de El juego de Romero fue actuada por hombres asumiendo los personajes originalmente femeninos del texto, aunque ésta se observó muy floja, sin compenetración actoral y sin el ritmo apropiado. Por último, una versión de El rastro de Garro capturó la atmósfera propia de esta autora, sin embargo el desempeño de Rafael Callejas como Adrián Barajas, hombre caracterizado por el machismo, requería de mayor fuerza. En definitiva, una propuesta arriesgada que abarcó mucho con algunos altibajos. Sobretablas de Venezuela presentó El inevitable destino de la rosa de la noche de Romero, dirigida por Jennifer Morales. En este montaje, los dos personajes concebidos como indigentes se convierten en rockeros adoradores de Satán, que aceptan dentro de su relación de solidaridad a Rosa, una prostituta que trata de cambiarles la vida sin éxito. Una puesta en escena precisa se enturbia con la constante proyección de imágenes diabólicas y un actor representando las imagen de Satán, debido a que recargan la idea. David Fernández y José Alberto Blanco alcanzan buenos momentos, si bien deben matizar mejor lo que dicen, al contrario de Paola Baroferre que le da mayor propiedad a Rosa, perdiéndola casi al final. Todo funcionaría mejor si disminuyen el evidente sentido homoerótico que le dieron a la obra, la cantidad de proyecciones y eliminan una desacertada españolización del ritual de posesión de uno de los personajes. Con buena energía y disposición, Epidauro Teatro inició sus actividades al montar Los siameses de Gambaro. En ésta, dos hermanos mantienen una relación de dominación – sumisión que los hace depender uno del otro hasta el punto que podrían considerarse siameses en un sentido metafórico. Jennifer Morales matiza bien en su caracterización, a pesar de que debe cuidar la dicción y evitar la improvisación. Alexander Ramos puede tener mayor veracidad sin alzar su tono de voz. La presencia de un personaje como la justicia, acompañado de otros justicieros, requieren de mayor firmeza corporal sin amanerar la forma de hablar. La dirección de Gleison Medina pretende reflejar con una estética expresionista la conexión de los personajes pero se queda en lo decorativo tanto en la escenografía, el vestuario y el maquillaje, lo que se muestra totalmente desligado del texto. Es el comienzo de una agrupación, como otras consiguen espacio en este festival.
Funciones: 15, 16 y 17 de Agosto de 2008

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