Situaciones fallidas en un bar del país

El Grupo Rajatabla continúa con la Primera muestra de dramaturgia nacional en homenaje a Gilberto Pinto. Ahora presentan en su sala La Jaula Big Shop, escrita por Héctor Castro y dirigida por José Sánchez. El título alude a la historia de un prostíbulo que se encuentra en un pueblo venezolano, su dueño es un español radicado en el país y en donde trabajan varias prostitutas que viven los típicos conflictos de amor y decepción por la vida que han llevado. En este sitio coinciden un doctor, un director de teatro, un mesonero con aires de chulo, otro muy amanerado, un cubano, el comisario de la comunidad y una viuda que desea realizar el velatorio de su esposo en el lugar. De las cuatro piezas hasta ahora estrenadas para la muestra, ésta es la más débil porque desde el punto de vista dramatúrgico no resuelve los planteamientos que hace y posee una estructura muy simple. En ella, se presentan varias situaciones desligadas unas de otras, ya que nunca se comprende si la historia principal se refiere a la vidas de las prostitutas del local, la necesidad de un director frustrado que quiere llevar a escena una obra sobre la llegada de Colón a América, el acuerdo económico entre el dueño del local y un cubano estafador que supuestamente escapa de su esposa o si todo se refiere al interés del comisario del pueblo por cerrar en definitiva el lugar. Todas las tramas se diluyen sin concluir y se va pasando de una escena a otra sin justificación, ni conocimiento del significado de progresión dramática, además que el final luce inverosímil y de absoluta facilidad cuando se pretende hacer creer que un delincuente de factura internacional pueda capturarse en un bar de esta categoría. Con la falta de fortaleza del argumento, la dirección poco puede hacer para darle sentido al montaje y todo se convierte es una especie de performance o propuesta teatral improvisada. La puesta en escena trata de manera infructuosa de resolver las distintas situaciones desligadas sin lograr algo definido en cuanto al desplazamiento escénico, además que al incluir a parte del público como clientes del bar, no ubica el desarrollo de las acciones en el lugar adecuado para que todos puedan observar lo que está sucediendo a cada momento. A pesar que lo bien delineados que están los personajes que interpretan Flor Colmenares, Yuhary Castro, Elvis Chaveinte, Ignacio Marchena y Vicente Peña, dentro de un elenco de quince personas, éstos no pueden esconder las debilidades del texto y muchos de los otros se dedican a improvisar reforzando el carácter performático que asume la dirección. Solo resalta la ambientación de la sala, diseñada por el mismo director, para reflejar al bar desde la entrada hasta el espacio escénico, apoyada por los sugerentes telones hechos por Freddy Buitriago. De igual forma, destaca la musicalización de Eduardo Bolívar porque emplea varias referencias propias del espíritu de los locales nocturnos de esta índole, además del acertado diseño de vestuario de Rufino Dorta que permite diferenciar a cada personaje en su tipología. Es preciso que Rajatabla, como agrupación de renombre, escoja con mayor responsabilidad la piezas que desea montar en beneficio de los espectadores que asisten a sus obras.
Función: 11 de Septiembre de 2008

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