La agrupación Proyecto Azul ha venido presentando en la Sala de Conciertos del Ateneo de Caracas el montaje: Confesiones de Adán y Eva, basada en la obra de Mark Twain. El relato es versionado manteniendo la historia bíblica en la que Dios, luego de haber creado al mundo, decide que sea habitado por un ser hecho a su imagen y semejanza, un ser humano de género masculino, al que acompaña luego de otro femenino y que crea el conflicto debido a que invade el espacio del primero, lo lleva al reconocimiento del otro, al enamoramiento, a la desobediencia frente al consumo del fruto del árbol prohibido, causa de la expulsión del edén y de la vida que llevaron luego. Esta versión de Anabel García y Gladys Prince acerca la historia al contexto actual de las relaciones de pareja y le da un evidente tono de comedia a todo el relato que realizan los actores. Dios es argentino con la particular manera de expresión de este gentilicio, interesante y acertada propuesta por la manera en que asume su omnipresencia, Adán se la pasa descansando todo el tiempo y quejándose de las acciones de Eva, mientras ella la coloca nombres a todas las cosas de la hacienda edén, lo abruma con sus conversaciones y siente una constante necesidad de estar acompañada. Las constantes críticas que se hacen entre hombres y mujeres se ven reflejadas en este Adán y esta Eva, el darse cuenta que son diferentes, que están destinados a enamorarse y que pueden superar los problemas a pesar de todos los obstáculos. Solo se le puede criticar a la versión que mantiene un sentido narrativo que se aleja de la acción escénica que proporciona el diálogo, aunque existen algunas interacciones entre los personajes, además que nunca queda claro cómo se dio el descubrimiento del sexo por parte de los protagonistas, lo que complica el entendimiento del nacimiento de Caín y Abel para luego dar paso al desenlace que pretende demostrar que hombres y mujeres son inseparables. Prince es también la directora general del espectáculo aparte de interpretar a Eva. Como actriz demuestra su experiencia teatral debido a que se vale de un variado registro vocal para elevar a otro nivel cada uno de los matices de su personaje, con el uso acompasado de su cuerpo y sus expresivos ojos. Como directora plantea una puesta en escena equilibrada colocando siempre a Eva de un lado y Adán del otro, realizando su narración de frente al público, al inicio utiliza dos imágenes pictóricas que muestran la desnudez de los personajes, encima de estos cuerpos aparecen las cabezas de éstos pero luego se olvida de este ocurrente recurso y al final la pieza parece monótona en sus desplazamientos, lo que hace pensar que siempre es necesario cuando se asume doble rol de dirección y actuación que otra persona observe desde afuera el trabajo que se está realizando. Junto a ella, Daniel Jiménez como Adán se distingue idóneo y efusivo en su interpretación; y Oscar Aldón como Dios tiene claro sentido de la vanidad con que se propone el rol con momentos agradables. Por otro lado, las propuestas de escenografía y vestuario se presentan sencillas y funcionales para labor actoral, y no se puede dejar de nombrar la apropiada selección musical que es interpretada admirablemente en vivo.
Función: 25 de Mayo de 2008
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