Desde hace varias semanas en la sala experimental del CELARG, el Teatro de Repertorio Latinoamericano (TEATRELA) ha venido presentando: Penitentes, pieza escrita por Elio Palencia y dirigida por Costa Palamides. Comúnmente cuando el público se acerca a un espectáculo teatral centra su interés en la historia y las actuaciones, olvidando muchas veces que detrás está el trabajo del dramaturgo sobre el que se apoya luego el del director. En este caso, tengo que hablar de ambos como artífices de este extraordinario montaje teatral, sin por supuesto dejar de lado la historia que fue desarrollada precisamente por el dramaturgo y tampoco las actuaciones que fueron encauzadas por el director. Palencia se inspira en el suceso real del sacerdote hallado muerto en un cuarto de hotel y en base a éste crea una trama sobre lo que podría haber pasado en realidad, manteniéndose siempre en la ficción que desarrolla, pero haciendo reflexionar sobre la realidad. Existe una delgada línea en los límites entre ficción y realidad que este montaje nos hace cruzar. Comenzando con la consecuencia del suceso, es decir, la muerte del sacerdote, el texto va moviéndose entre el presente y el pasado hasta llegar a las causas de lo que sucedió. El presente es la conversación entre un tipo joven preso y un muchacho que viene a interrogarlo acerca de la muerte, el pasado es la conversación de este muchacho con el cura en un cuarto de hotel y luego el encuentro del cura con el tipo joven en una discoteca para irse al cuarto de hotel. Los personajes no tienen nombres comunes sino denominaciones: Muchacho, Tipo joven y Cura; de esta forma podría ser cualquier muchacho, cualquier joven, cualquier cura el que viva esto, incluso cualquier persona y no como los medios de comunicación hicieron ver lo que ocurrió cuando solo importó la condición religiosa del muerto y se empleó con desprecio la naturaleza homosexual de los implicados. Es por esto que Palencia es un excelente dramaturgo al estructurar con habilidad el texto y al profundizar en el tema, logrando que el espectador comprenda lo que plantea: la muerte de un ser humano que fue usada como emblema homofóbico por los medios y con mayor importancia que cualquier otra muerte acaecida un fin de semana en Caracas. Palamides propone con solidez una puesta en escena simbolista que se centra en la interpretación actoral, apoyado en una sencilla pero funcional escenografía de Valentina Herz constituida por un gran cuadrilátero con letras impresas a manera de periódico, que representa la cama del hotel, el espacio de la cárcel y la discoteca, rodeada por sus cuatro lados de público, además del interesante diseño de vestuario de Omar Borges que cubre la vestimenta de frases. Escenografía y vestuario se revisten de palabras, así como los medios cubrieron y catalogaron el caso que inspiró la obra. La actuaciones se presentan niveladas con la sensibilidad de Delbis Cardona como el Muchacho, la fuerza de Ludwig Pineda como el Cura y la veracidad de José Gregorio Martínez como el Tipo joven; los tres con claro manejo de las intenciones de los personajes que pagan penitencia por lo que han sido, al igual que deben hacerlo aquellos que no comprendieron el manejo de la muerte del sacerdote.
Función: 15 de Marzo de 2008
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