País profundo

En el horario vespertino del Espacio Plural del Trasnocho Cultural, el Grupo Actoral 80 presenta Profundo de José Ignacio Cabrujas, producción de Carolina Rincón y dirección de Héctor Manrique.

Esta obra se incluye dentro de las más conocidas y clásicas de la dramaturgia de Cabrujas. Una familia se obsesiona con desenterrar el tesoro que les anuncia el fantasma de un cura y, para ello, se dedican a seguir doctrinas religiosas que no comprenden realmente.

La temática latinoamericana de la búsqueda de la riqueza fácil y de los falsos creyentes se presenta aquí con el particular tono mordaz del autor y la capacidad que tiene su obra de no perder vigencia. Sorprende cómo las situaciones y los personajes pueden reflejar tipos y vivencias del venezolano actual.  Así, el Buey, uno de los protagonistas, hace un análisis de la situación económica y habla de control de cambio y devaluación. Este texto fue escrito en 1971 por lo que pareciera que el país no ha cambiado.

La dirección propone una estética simbolista y minimalista que se observa en el diseño escenográfico con el hueco como centro del escenario, la diferenciación clara de los tres espacios que indica el texto, el uso de los elementos escénicos necesarios y la creación de los personajes con tipologías bien definidas. Existe una armonía plástica que toma el gris como color predominante tanto en la ambientación como en el vestuario. En este caso la propuesta del espacio de Manrique en conjunto con Oscar Salomón y el vestuario de Eva Ivanyi calzan perfectamente con la vida que llevan los personajes en busca de la fortuna. Asimismo, la iluminación de José Jiménez completa la propuesta.

En las actuaciones, se destaca el trabajo de Luis Abreu como el Buey. Abreu logra una composición del personaje sincera, intensa y plena de matices. Daniel Rodríguez se luce como Manganzón. Demuestra un excepcional trabajo corporal, en correspondencia el manejo de la voz, para trasmitir los diferentes estados emocionales del rol. Por su parte, Tania Sarabia como Magra y Prakriti Maduro como Lucrecia se perciben justas en sus interpretaciones dentro de la variedad de situaciones del argumento, en especial la última cuando interpreta el soliloquio en que cuenta la aparición fantasmal que da pie a la situación dramática de la pieza. Violeta Alemán es enérgica y veraz en su interpretación de La Franciscana. Su trabajo con la mirada es sorprendente cuando usa el blanqueo de los ojos. Por último, Angélica Arteaga como Elvirita se percibe distante del personaje, intenta transmitir su esencia pero se queda en el boceto externo. 

En conclusión, ¡un buen montaje!

Función: 7 de Abril de 2013

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