La agrupación Rajatabla celebra sus 40 años con la segunda muestra de dramaturgia nacional en homenaje a Rodolfo Santana. La fecha de su fundación coincidió con la temporada del quinto montaje de la muestra: Mi reino por un sueño, escrita por José Antonio Barrios y dirigida por Costa Palamides. La vida y poesía del Cumanés José Antonio Ramos Sucre es el eje central del espectáculo.
En diez escenas, Barrios se concentra en sucesos importantes de la existencia de Ramos Sucre. Parte de lo coercitiva que fue su madre Rita Sucre en la infancia, pasa por la estadía con su tío el Padre Ramos en Carúpano, la amistad con el poeta Cruz Salmerón Acosta, el insomnio que lo agobiaba, el proceso de escritura de su lírica y la sombra de su antepasado Antonio José de Sucre, hasta llegar a su suicidio. En varias escenas, el dramaturgo propone un coro griego que dice poemas representativos del escritor, vinculados con la trama que se desarrolla. Por la forma en que recrea y avanza la historia, el texto presenta un buen manejo de la progresión dramática, sin embargo la puesta en escena rompe con esto.
El concepto de la dirección reorganiza las escenas y empieza la obra con el encuentro final e imaginario entre Ramos Sucre y Salmerón Acosta. Luego, divide otras escenas para presentarlas en diferentes momentos, aumenta la intervención del coro y agrega personajes que el poeta Cumanés nombra en sus creaciones. Todo esto perjudica el desarrollo del argumento original y hace incomprensible la premisa del texto, lo que se acentúa con el uso excesivo del coro, de los personajes dobles y de las Moiras porque desvía la atención. Igual sucede con el desplazamiento constante de la actriz vestida de blanco que interpreta varios personajes, aunque parecen siempre el mismo.
El diseño de escenografía de Héctor Becerra es funcional para apoyar los símbolos de la representación. El vestuario de Silvia Inés Vallejo es discordante porque está a medio camino entre el realismo de los personajes principales y la fantasía onírica de los secundarios. Además, su realización no fue favorable porque son evidentes los detalles de mala costura.
En las actuaciones, destaco a Gabriel Agüero como el Alter ego por la efectividad en que maneja las palabras y la franqueza de Abilio Torres como Cruz Salmerón Acosta, joven. No así, el trabajo de Elvis Chaveinte como Ramos Sucre debido a que se le hace cuesta arriba interpretar la lírica explícita del texto, aunque alcanza la intensidad necesaria en las escenas finales. Un punto a favor, es el acoplamiento del coro que pronuncia y canta los poemas con destreza vocal y fuerza.
Pese a los altibajos, Rajatabla conmemora un año más de trayectoria.
Función: 13 de Marzo de 2011
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