Dos montajes para dúos

En el Teatro Trasnocho se exhiben dos espectáculos distintos. El primero es Educando a Rita del británico Willy Russel. Este montaje de Producciones en el acto es dirigido por Moisés Guevara, en el que una peluquera que desea ingresar a la universidad se inscribe en un curso de literatura donde obtendrá el conocimiento que le permitirá aprobar la prueba de admisión. El curso es dictado por un poeta fracasado con tendencias al alcoholismo y que se muestra arrogante e irónico como profesor. Guevara propone una puesta en escena realista que se apoya en el minucioso diseño escenográfico y pertinente iluminación de Fernando Calzadilla donde mesas, sillas, lámparas, bibliotecas y un sillón central sobre el piso cubierto de alfombras permiten desarrollar la acción en diferentes espacios y el cambio lumínico entre cada escena simboliza el paso del tiempo con la correspondiente profundización de los conflictos entre Rita y el Profesor, haciendo que cambien para siempre. El desplazamiento actoral es solo el indispensable porque muchas de las escenas se concentran en los diálogos que permiten que la trama avance. Catherina Cardozo captura la esencia de Rita, su manera de hablar y equilibra de manera admirable el cambio progresivo que se observa en el personaje hasta que se convierte en otra, lo que se logra también gracias al uso de un vestuario diferente en cada escena. Alejo Felipe da el tono justo del Profesor en especial por el cabal manejo de los matices que al mismo tiempo brinda veracidad a la interpretación. En definitiva, una atinada producción.
En un horario diferente, se presenta el Grupo Theja con De todo corazón, escrita, producida y dirigida por José Simón Escalona. La pieza es un drama en el que dos amigos que tienen quince años sin verse se encuentran en una habitación de hotel para recordar lo que fueron y tratar así de olvidar sus relaciones fracasadas. Ella y Él, nombre genérico de los personajes, reflexionan de sus vidas y del entorno social que los rodea lo que demuestra que el texto está vigente después de haber sido estrenado hace tiempo, aunque la revisión que se hizo de éste pudo interesarse más por el conflicto de ellos y dejar de lado los guiños hacia la situación actual del país. La dirección de Escalona resuelve sus propuestas como dramaturgo con una puesta en escena realista en el que el movimiento escénico se realiza de acuerdo al desarrollo de la trama. En las actuaciones, Alfonso Medina se observa rígido en escena, maltrata su voz con una interpretación sobreactuada y poco convincente, abusa del alargamiento de las vocales y se muestra intenso sin ningún contenido orgánico, por esto no logra afinidad con su compañera. Nacarid Escalona saca provecho del personaje al ofrecer fuerza a las intenciones que lo requieren y manejar matices sutiles en los momentos donde es necesaria la hilaridad, sin embargo la desvinculación de su compañero los hace parecer en dos montajes distintos. La ambientación escenográfica del mismo director le da un carácter minimalista y preciosista a la habitación de hotel que se acentúa con la iluminación blanca aprovechada al máximo debido a que se usa un sobrepiso reflector de la luz. Una adecuada producción para un montaje con altibajos.
Funciones: 7 de Marzo de 2009 (Ambos montajes)

Diversos estilos paternos

El Teatro San Martín de Caracas ha venido presentando en su sala principal el tercer y último de los espectáculos de Proyecto Padre, en donde varias piezas cortas emplean como temática principal la figura paterna. Todos los padres poseen el mismo nombre, por eso también se conoce como Obras José y en este caso se exhiben el montaje: Atardeceres, después que se llevaron a escena: Amaneceres y Noches. Esta propuesta está conformada por cinco piezas de dramaturgos latinoamericanos. La que abre y cierra es Ella bailaba boleros de Isolina de Santiago Martín Bermúdez que trata de la venganza hacia un padre asesino y se desarrolla con apariciones fantasmales para concluir con un final de celebración a ritmo de bolero. Luego, La cuota de la plusvalía de Benjamín Gelimeri (Chile) pretende mostrar la dominación de un padre hacia su hijo preso, pero no resuelve teatralmente el conflicto al quedarse en lo metafórico. Continúa El Padre José de Angel Norzagaray (México) que muestra sin prejuicios la problemática de la pederastia en la iglesia. Domingo de Mónica Ogando (Argentina) conmueve por la relación entre un padre viudo y su hija, además se presenta como la más clara dramatúrgicamente. Por último, ¿Quién Eres? de Ignacio del Moral (España) presenta a un padre que pierde la memoria y la relación de dos hijos que coinciden sin saber de la existencia del otro. La dirección de Palamides propone un espacio escénico dividido en cinco rectángulos que en conjunto parecen un juego infantil. En cada uno de ellos se desarrolla una pieza delimitada también por la iluminación y demarcada simbólicamente por los actores al inicio de cada historia. Esto restringe el movimiento sobre el escenario, lo que concentra la energía actoral, y plantea una original puesta en escena que resuelve el problema de presentar cinco textos en un mismo espectáculo, de los cuales cuatro de ellos se fragmentan para detener la acción exactamente en el clímax, continuar al siguiente y luego volver alternadamente a ellos para su desenlace. Lo anterior demuestra que el trabajo de dirección no solo se dedicó a llevar a escena las obras sino que también se propone otro nivel de lectura al espectador con este trabajo dramatúrgico. Como ya comenté, la iluminación apoya el desarrollo de cada argumento, bien sea por la delimitación que hace o porque crea nuevos signos que sustentan cada una de las tramas, gracias al diseño de Gerónimo Reyes. El desempeño actoral tiene como pilares la experiencia de Ludwig Pineda, encargado de interpretar a todos los padres, porque se desenvuelve con fuerza y da el tono justo a cada personaje, especialmente en El Padre José y Domingo. Y por la misma razón, María Brito con claras intenciones y energía como la hija en Domingo, además de la presencia que le da a la enfermera en ¿Quién eres?. Junto a ellos, Juliana Cuervos ofrece un cabal trabajo orgánico en todas sus interpretaciones y José Gregorio Martínez que maneja adecuadamente diversas energías para cada uno sus personajes. El trabajo es el cierre de la primera parte de una atractiva propuesta de esta institución teatral que próximamente presentará el estreno de Proyecto Madre: Obras María en donde quince piezas girarán en torno a la madre.
Función: 27 de Febrero de 2009

Dos realidades del país

Un país: El Centro del Directores para el Nuevo Teatro presenta en la Sala Anna Julia Rojas del Ateneo de Caracas la segunda temporada de Hollywood style de Marcos Purroy con dirección de Daniel Uribe. Cristóbal y Roberto son dos actores que desean viajar a Los Ángeles en busca del “sueño americano”. Beatriz, novia de uno de ellos, hace lo imposible porque ambos logren su sueño, aunque se dejan llevar por los ofrecimientos de Régulo que logra convencer al otro para que sea una mula de drogas. El texto de Purroy se desenvuelve de manera correcta dramáticamente en donde las escenas se van sucediendo para permitir el desarrollo del argumento con su clímax y desenlace. Por su parte, Uribe propone una sencilla puesta en escena en la que varias pantallas blancas y pocos elementos escénicos le sirven para diferenciar los espacios, además una telón brillante que divide la escena con el proscenio. Se vale de las composiciones de Chicago y otros musicales para contar la historia, aunque los actores doblan y bailan sin nunca alcanzar la fuerza que transmite la música por sí sola. Las actuaciones, confiadas a artistas de televisión, no logran la eficacia que pretenden, sin embargo Luciano D’Alessandro ofrece veracidad en sus intenciones y Gonzalo Velutini se muestra intenso en su interpretación. Luis Gerónimo Abreu podría explotar más y sin escrúpulos la composición vocal y corporal de su personaje, y Daniela Alvarado emplea la naturalidad televisiva que no da buenos resultados en teatro. A pesar de todo, esta obra refleja una realidad del país.
Función: 7 de Febrero de 2009
Otro país: El Gimnasio de Actores presenta en el Banco del Libro de Altamira la obra: No hay barcos en Chacao, versión libre de Danny and the blue sea de John Patrick Shanley, dirigida por Matilda Corral. Roberta y Alejandro, dos jóvenes que han pasado por experiencias duras en sus vidas, coinciden en un bar y sienten afinidad entre ellos. Su diálogo los conecta y los conduce a la habitación del apartamento donde reside ella, lugar en el cual deberán superar sus temores para continuar con la esperanza de vivir. La puesta en escena se propone desde el realismo en la interpretación y el movimiento escénico, que por momentos llega hasta el hiperrealismo debido a la intensidad y veracidad que alcanzan las actuaciones. Cada desplazamiento se realiza de acuerdo a las necesidades que tenga el personaje de expresar una emoción, partiendo del estatismo en la escena del bar hasta lograr mayor dinamismo en las dos escenas de la habitación. Quizás el momento final puede estar mejor ubicado que en una esquina del cuarto porque se pierde parte de la actuación, aunque se comprende que refleja la imposibilidad de escapar para Roberta y la esperanza que le ofrece Alejandro. Anais Alvarado como Roberta manifiesta las intenciones con su cuerpo y usa un tono de voz que va con el personaje, entretanto requiere más soltura en las manos y debe mantener siempre la intensidad vocal y no solamente en ciertas situaciones. Teo Gutierrez como Alejandro compone de manera cabal su personaje, demostrando un encomiable talento escénico. Una pertinente dirección de Arte de Melba González complementan este inusual montaje por la manera en que el público experimenta la proximidad con los actores.
Función: 22 de Febrero de 2009

Tentaciones durante luna llena

La Fundación Rajatabla con su programa de formación llamado Taller Nacional de Teatro (TNT) tiene varios años educando a jóvenes en el campo de la actuación, aunque muchos terminan desarrollándose también en otras áreas del quehacer teatral. Desde hace varias semanas, presenta en su sala: Plenilunio en la casa del dolor, montaje de graduación de su nueva cohorte, escrito y dirigido por José Domínguez. Esta propuesta, que fue estrenada el año pasado, es una versión para teatro de El maestro y Margarita de Mijaíl Bulgakov en el que se discurre sobre creer o no acerca de la existencia del mal. El mal es representado por Satán que, luego de burlar a un incrédulo de su existencia, ofrece a Margarita una manera de salvar al Maestro, el escritor al que ama y admira. La versión presenta un correcto desarrollo de la progresión dramática, aunque al principio se deja llevar más por el estilo narrativo de la novela para alcanzar mayor fuerza y teatralidad hacia el final. De la misma forma se desenvuelve la puesta en escena de Domínguez, que es muy comedida y precisa al principio, ofreciendo un ritmo lento que va en aumento y se desborda al final alcanzando su momento de más intensidad durante el encuentro de Margarita y Satán, lo que termina por convertirse en un ritual satánico a través del cual ella podrá recuperar a su amor. Para todo esto, se vale de un escenario brifontal con pocos elementos escénicos ubicados a los extremos y que permiten el desplazamiento de lado a lado de los actores, usa uno de los extremos como el lugar desde donde aparece el ocultismo que profesa Satán y aprovecha al máximo el espacio durante el ritual en el que consigue una energía dionisiaca en escena. Como montaje final de un programa de formación, el trabajo actoral está desnivelado. Destacan dos interpretaciones: Gabriel Agüero debido a que compone a Voland, el profesor de ciencias ocultas que en realidad es Satán, con una voz sutil que se acompaña de la actitud amanerada de su cuerpo, sin caer en el cliché, para ofrecer otra dimensión al personaje, y Elvis Chaveinte porque brinda el tono justo y sensato que debe poseer El Maestro. Margarita, interpretada por Yuri Pita, fue compuesta partiendo de la veracidad en las intenciones pero requiere de mayor intensidad. Jean Carlos Rodríguez, Karlina Fernández, Verlú Briceño, Álvaro Durán y Abilio Torres ofrecen actuaciones muy externas frente a lo que pueden representar sus personajes, además deben comprender que alzar la voz con fuerza no ofrece la intensidad necesaria si no se posee un contenido orgánico. Al contrario de Tatiana Mabó que luce segura y clara en sus intenciones durante su breve intervención, Emilshen Acevedo que demuestra un buen uso de la expresividad corporal pero debe mejorar su dicción y Jean Franco De Marchi que puede aprovechar más su vestuario, si bien se muestra pertinente en su desempeño vocal. Todos estos actores, acompañados los integrantes del segundo nivel y con un resaltante maquillaje para la corte de Satán, asumen personajes que permiten el desarrollo de la acción, en especial durante la escena que da título al montaje, cuando en una noche de luna llena es necesario dejarse llevar por la tentaciones del demonio en su casa del dolor.
Función: 8 de Febrero de 2009

Espacios para la difusión y la comprensión

Difusión: La agrupación Teatro de Cerca exhibe: Érase una vez un rey, original del grupo chileno Aleph, en su “Espacio 77 para las Artes” de San Bernardino. Este recinto se ha convertido en una opción para los que necesitan sitios de ensayo, para danza, presentaciones y otras actividades relacionadas con diversas áreas artísticas. El montaje se presenta en la pequeña sala del Espacio como reflexión acerca de las consecuencias del poder cuando Watusi, Ñafle y Sonajera, tres recolectores de basura, juegan a convertirse en reyes por una semana, lo que ocasiona numerosos conflictos entre ellos. La dirección de Oliver Loyo propone una puesta en escena en la que el equilibrio es primordial en la ubicación de los personajes y el movimiento escénico, para ello se vale de varios elementos que podrían usar este tipo de personas y otros creados para tal fin, además de un carro recolector que facilita la movilidad. El ritmo escénico se mantiene al principio, pero decae de la mitad hacia el final donde se hace necesario mayor fluidez en la interrelación de cada una de las escenas. La actuación, acompañada de divertidas interpretaciones cantadas, se propone desde la caracterización de los personajes. Esto puede observarse en el desenfado y la notable expresividad corporal de Juliana Cuervos (Ñafle), la manera pertinente de asumir cada situación, si bien debe reforzar más la intención de cada una, de Walter de Andrade (Watusi) y el correcto uso vocal y corporal, con acento colombiano incluido, de Mariale Camacho (Sonajera). Este espacio se constituye como otra iniciativa en pro del teatro venezolano y del arte en general.
Función: 7 de Febrero de 2009
Comprensión: El Circuito de Arte Cénica presenta en la Sala de Conciertos del Ateneo de Caracas la pieza infantil: La Pájara Pinta y El Pájaro Loco, escrita y dirigida por Ricardo Nortier. El argumento se desarrolla cuando La Pájara Pinta, personaje emblemático del cancionero infantil venezolano, se traslada desde su pueblo llamado “verde limón” hasta la ciudad en busca de mejores oportunidades, allí conoce al Pájaro Loco, un francés obsesionado con la tecnología. De las diferencias entre ambos y la aceptación de sus puntos de vista surge el amor para transmitir la premisa de tolerar siempre al que piensa distinto. La puesta en escena posee un ritmo apropiado que nunca disminuye, lo que mantiene la atención de los espectadores, gracias al trabajo interpretativo del elenco. Ana Melo como La Pájara Pinta y Gabriel Agüero como El Pájaro Loco construyen con solidez sus personajes, en especial por la desenvoltura del segundo, y Nortier como el narrador y Chinoto, un pájaro cura, posee una energía sin igual en la apropiada composición de ambos personajes. Lo anterior no se lograría sin el diseño de vestuario de Joaquin Nandez que usa diversos materiales textiles para ofrecer una admirable textura visual en la que cientos de plumas invaden los trajes de los protagonistas, además de emplear un color resaltante para cada personaje y reflejar así su temperamento. Junto al atrayente diseño escenográfico de Orlando Arocha y la admirable música de Enrique Bravo, este montaje divierte a adultos y niños por igual porque trata un tema actual que se desenvuelve con originalidad.
Función: 8 de Febrero de 2009

Dramas para el oeste de Caracas

El Teatro San Martín de Caracas es prácticamente el único lugar de relevancia donde se presenta teatro en el Oeste de Caracas. Como ente productor de espectáculos y sede de la agrupación Textoteatro ha venido exhibiendo en su sala principal: 80 dientes, 4 metros y 200 kilos de Gustavo Ott. En la pieza, el monstruo de la culpa (al que refiere el título) persigue durante tres décadas a tres amigos que asesinaron y abandonaron a la hermana de uno de ellos, por lo que el destino al que temen desde jóvenes se cumple tiempo después como consecuencia del acto que cometieron. Ott estructura la acción en tres partes demostrando su habilidad dramatúrgica en las nueve escenas de la primera parte (como un juego de béisbol), tres escenas para la segunda y un clímax final donde los fantasmas del pasado vuelven de tal forma que no permiten identificación con el personaje principal cuando se relata su muerte. José Gregorio Martínez, David Villegas y Leonardo Gibbs encarnan con veracidad y firmeza a los tres amigos, apoyados por las cabales caracterizaciones de Carolina Torres y Rubén León que interpretan varios roles. La puesta en escena de Luis Domingo González aprovecha al máximo los elementos escenográficos para representar los diferentes lugares de la acción, lo que ofrece dinamismo y resuelve con certeza cada situación, además de emplear la música para ubicar cada época.
Función: 31 de Enero de 2009
En la Sala Textoteatro del mismo lugar, Pathmon producciones presenta una versión de La criadas de Jean Genet. La situaciones originales se mantienen, pero concentran la acción en casi una hora donde Clara y Soledad, dos sirvientas, representan un juego de dominación y resentimiento social cuando una se hace pasar por la Señora de la casa y otra por una de ellas mismas hasta el punto de confundir la apariencia con la realidad cuando la que se cree la Señora termina asesinada por la otra debido a la imposibilidad de matar a la verdadera. La versión se presenta muy ajustada y hacia el final no muestra la efectividad del principio porque la resolución del conflicto es muy abrupto y no cierra con el impacto que requiere. La dirección de José Gregorio Franquiz crea una interpretación expresionista en donde la emoción se exterioriza a través de amplios movimientos en la actuación, estética que se refleja en el diseño de vestuario y maquillaje de David Lovera pero que se rompe con la propuesta escenográfica surrealista de Iván Candeo, ya que reinterpreta alguno de los elementos que se requieren en escena, como un reloj que podría significar la relatividad del tiempo y coloca figuras bidimensionales de vestidos y una cómoda, al mismo tiempo que usa elementos reales como dos mesas, un juego de té y un teléfono. En la actuación, Maigualida Gamero logra con mayor propiedad las intenciones y fuerza que requiere Soledad contraria a Yohana Bello con una interpretación vocal de pocos matices y que podría ser de mayor intensidad para Clara. Franquiz asume el rol de la Señora que se desplaza en escena sobre zancos para simbolizar la opresión, si bien el gesto y voz que usa lucen externos. Este montaje propone otra visión del texto con algunas desavenencias que pueden retomar y una carga simbólica que se consigue hasta cierto punto.
Función: 1 de Febrero de 2009

Tres damas dilucidan sobre modales modernos

El Espacio Plural del Trasnocho Cultural inició su temporada teatral con el estreno de La reglas de urbanidad en la sociedad moderna del francés Jean-Luc Lagarce, producción de la agrupación Hebu Teatro con dirección de Orlando Arocha. El montaje nos presenta a tres damas que dictan una conferencia sobre el correcto comportamiento que debe tenerse en las diferentes etapas de la vida, desde el nacimiento, pasando por el bautizo, la presentación en sociedad, el compromiso, el matrimonio civil, el enlace eclesiástico, las bodas de plata y oro hasta llegar a la muerte. Cargado de ironía, el autor construye una sátira sobre las conductas de las clases pudientes que quieren mantener las apariencias por encima de todo y demuestran un profundo desprecio hacia aquellos que consideran por debajo de su nivel. La estructura de la pieza está conformada por un relato para cada etapa vital en el que se presentan las normas que deben cumplirse en ella, esto indica que el texto es más narrativo que teatral, por lo que carece de acción dramática y solo avanza cuando se agota una explicación. La teatralidad se logra gracias a la puesta en escena de Arocha que explota al máximo las posibilidades histriónicas de las actrices al desarrollar una conferencia muy comedida al principio en la que las situaciones se ilustran a través de pequeños gestos con las manos y el rostro, además de sutiles inflexiones de voz para ir desentrañando la hilaridad del texto teatral. Luego, con un ritmo progresivo, el gesto gana protagonismo y la exageración de éste carga de mayor hilaridad a las situaciones sin dejar se apoyarse en el peso que tienen los matices de la actuación. De igual manera, el desplazamiento escénico aumenta en consonancia con el desarrollo de la disertación de las tres damas. La ambientación escenográfica del mismo director y el diseño de iluminación de Carolina Puig se revelan sencillas con la intención de concentrar la atención en la interpretación actoral. No así el vestuario de Raquel Ríos que se constituye como parte esencial al reflejar las apariencias dentro de las que viven las tres damas. Esto se percibe debido a que propone un color para cada una y presenta un estilo que se observa excesivo en los detalles, algo que también se advierte en los peinados y el maquillaje de cada dama, pero que amalgama toda la propuesta del montaje. De tres trajes formales femeninos de chaqueta y falda se pasan a tres ridículos vestidos de novia que refuerzan el gesto excesivo y la movida puesta en escena hacia el final de pieza, además de las descabelladas normas que explican las damas. Todo lo anterior, conlleva a considerar a la actuación como el centro del montaje porque estas tres damas adquieren forma y propósito en la composición que realizan Diana Volpe, Carolina Leandro y Haydee Faverola. Esta tríada actoral se muestra equilibrada y se valen de todos sus recursos corporales y vocales para mantener el ritmo escénico, logrando manejar lo narrativo del texto y demostrando la experiencia teatral que poseen. Este trabajo, producido por María Gabriela Díaz y Diana Volpe para un grupo que inicia funciones, se constituye en opción para la temporada teatral de este año que apenas comienza.
Función: 23 de Enero de 2009