Un testimonio sobre la libertad y otro sobre la pobreza

En la Sala Rajatabla se ofreció una muestra de teatro del interior del país. En su momento comenté de la presentación de la Agrupación Teatral Coordinación de Yaracuy y los dos últimos fines de semana se presentaron grupos de Maracay y Barquisimeto.

Desde el Estado Aragua, Codarte y Estival Teatro llevaron a escena Mariana del español José Ramón Fernández con dirección de Juan Martins. El texto presenta, a manera de monólogo, el momento de encarcelamiento de la heroína Mariana Pineda. Los recuerdos aparecen para cargar a esta mujer de la fuerza necesaria para sentir que ha vivido en buena lid y así aceptar su fusilamiento. La puesta en escena se propone desde la estilización del movimiento, del espacio escénico y del vestuario. Los desplazamientos en las líneas que conforman un cuadrado o que demarcan una diagonal sirven para reflejar los estados de ánimo por los que pasa el personaje y dar dinamismo. La ambientación representa la celda de una cárcel con el asiento central y los barrotes que se trazan en el piso. El vestuario es el más estilizado para ataviar con hermosura a Mariana, pese a estar encarcelada. Por todo esto las búsqueda no es realista sino simbolista y la atención se enfoca en el texto, enmarcado por la fuerza de la actuación. La interpretación de Mirla Campos propone a una Mariana intensa en la que diferencia claramente cada emoción que la envuelve, al mismo tiempo que ofrece el gesto y movimiento del cuerpo que se ajuste. La libertad es la premisa de este encomiable montaje.

Desde el Estado Lara, Teatro Contrapeso trajo Pobre del pobre del venezolano José Gabriel Núñez. La pieza es una disertación entre dos mujeres acerca de lo terrible de ser pobre. Una de ellas, asumida como nueva rica, desprecia a la clase a la cual perteneció; mientras que la otra, orgullosa de ser pobre, trata de demostrarle que existen cosas favorables. El diálogo entre ambas se extiende para criticar todos los aspectos de la clase baja, lo que tiende a parecer inverosímil debido a que ninguna da su brazo a torcer ni se va del lugar, hasta que al final las dos, profesora y alumna, revelan que son parte de una especie de curso para aprender a comportarse de manera refinada y conseguir mejores oportunidades. La dirección general de Oscar Cortez crea una puesta en escena reiterativa con desplazamientos hacia un lado y otro, lo que perjudica el correcto desarrollo de la progresión dramática del texto debido a que no se percibe que el conflicto sea cada vez más agudo y decae el interés del público, pese a algunos momentos hilarantes. Esto se debe también a una escenografía que no evidencia el contraste entre las dos mujeres y que apenas decora el escenario con unas telas colgantes sin ninguna justificación, cuando podrían aprovecharse más los muebles que se usan. En las actuaciones, Karen Cordero como Imperio cae un poco en el lugar común de cómo se piensa que actuaría alguien de clase alta, aunque posee fuerza. Por su parte, Tatiana Illarramendi como María trató de sortear varios problemas de enfermedad que no le permitieron vocalmente ofrecer los matices idóneos, más allá de su expresividad corporal. Ambas deben diferenciar más su personaje en el final. En definitiva, una obra con altibajos.

Funciones: 28 de Junio y 3 de Julio de 2009

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