Disfrutar en Caracas de piezas producidas en el interior del país es un poco difícil debido a los costos de producción, el traslado y estadía del equipo humano, aparte de lograr acceder a las muchas veces congestionada programación de una sala teatral. El Grupo “Teatro del Encuentro” logró superar estos obstáculos y desde hace algunas semanas presenta el montaje de la pieza teatral Dos de amor en la Sala de Conciertos del Ateneo de Caracas. Escrita por el Premio Nacional de Teatro José Gabriel Núñez, la obra se acerca a los conflictos y el desgate que puede sufrir un matrimonio después de 30 años de convivencia. Angélica y Ángel, los protagonistas, desnudan frente al público sus vivencias y desencuentros para recordar a los asistentes que los problemas siempre existirán, como también puede mantenerse el amor. Núñez, experimentado escritor cuyo trabajo se ha acercado mucho a la comedia, desarrolla una trama a través de varias escenas en las que uno de los personajes lleva el peso del conflicto, para que en el siguiente cuadro sea el otro el que lo desarrolle, y así sucesivamente hasta que al final el espectador podría predecir cuál va a ser la resolución final. Sin embargo el dramaturgo apela al final feliz: el amor triunfa sobre el paso del tiempo y las dificultades. Es importante destacar el inicio del montaje donde Ángel habla directamente con el público para lograr empatía y se juega con la estructura teatral donde se plantea la necesidad que una obra tenga acción. Contraria a los montajes llamados a veces “teatro ligero” que tratan de reflejar los conflictos de pareja sin mayor profundidad (de ahí su nombre), esta es una pieza cargada de referencias culturales que no deja de lado la manera de ser del venezolano y su entorno social, como se observa en muchos textos que dicen los actores. El director José Jesús González propone una puesta en escena sencilla que se basa en las interpretaciones, en la que los actores se persiguen una y otra vez cuando discuten, además de desplazarse constantemente de acuerdo a la necesidad de las situaciones dramáticas presentadas. El dispositivo escenográfico de dos taburetes altos y una mesa central, junto al vestuario realista se encargan de facilitar la labor actoral, resaltando el constante uso del color rojo, símbolo del amor, ese amor que se impone al final, lo que le da un sentido estético al aspecto visual. De igual manera, la música adereza con sabor tropical todo el montaje, por lo que se está ante un matrimonio caribeño, con el calor que se lleva en la sangre, con la viveza que se ve en escena cuando se encara la vida matrimonial. Todo lo anterior cobra sentido con la actuaciones de Ivor Muñoz y Marietta Arias. Muñoz interpreta un Ángel divertido, intenso y con gran sapiencia en el decir de las intenciones del texto. Arias se muestra indiferente, sutil y por momentos resuelta como Angélica, aunque tuvo algunos instantes de vacilación en el texto y que supo resolver sin dificultad. Ambos actores demuestran la compenetración que tienen después de llevar 5 años de temporada con este montaje, la comedia del texto cobra vida gracias a ellos, una prueba de la importancia de asistir a espectáculos teatrales del interior del país.
Función: 7 de Diciembre de 2007
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