El Taller Experimental de Teatro ha venido presentando en su sede del Teatro Luis Peraza de los Chaguaramos, una reinterpretación de Marat – Sade, la famosa pieza escrita por Peter Weiss. Con versión y dirección de Juan Cordido, la representación hecha por los internos de un sanatorio de la muerte del revolucionario Jean Paul Marat y dirigidos por el Marqués de Sade es un acercamiento a la locura desde la contemporaneidad. La versión decodifica el texto original para solo mantener su premisa de que toda revolución posee una contrarrevolución, cada una con sus pro y contra, haciendo que cada ciudadano fije una posición y se identifique con alguna de ellas. Luego esto se codifica de nuevo para proyectar el suceso de Marat en la realidad actual del país en la que la palabra revolución posee diferentes connotaciones para cualquiera que la oiga o emplee. El montaje es el reflejo de una sociedad al borde de la locura, los actores se desplazan sobre un piso blanco de papel que transmite tranquilidad pero que es imposible de mantener impoluto, se mancha, se rompe, se convierte en otro lugar invadido de infantiles muñequitas hasta que se acaba con él, el papel se arranca violentamente; quizás las bases de la organización social ya no soportan el peso de lo que tienen encima. Coulmier, el director del sanatorio, advierte que la representación es hecha por internos, de esta forma el teatro les ofrecerá un poco de cultura, es decir ¿que es necesario ofrecer actividades artísticas para mantener satisfechos a los locos del país? (en este caso, los ciudadanos del país). Charlotte Corday, la asesina de Marat, es una figura con la cara cubierta con una máscara de gas, ¿acaso aquel que se oponga al líder revolucionario debe recibir bombas lacrimógenas y protegerse para poder acercarse? Sade se enfrenta al público que exige que se le satisfagan sus necesidades más ilógicas, es decir ¿el Estado debe complacer los deseos más mundanos de los ciudadanos sin nunca dejar atrás el paternalismo? La puesta en escena se desarrolla entre el dinamismo que invade todo el espacio cuando los actores no dejan de moverse mientras suceden acciones en primer plano hasta el estatismo cuando aparecen videos o ellos se ubican a ambos lados del escenario. Este último es cubierto solo por el piso blanco, al principio de papel y debajo de esté pintando del igual color, una acertada propuesta porque dependiendo de la iluminación, que en ocasiones se concentra en diferentes lugares y en otras juega con sombras, parece cada vez un ambiente diferente, así como sucede con la ubicación de los actores o uso de elementos como tiza y las muñequitas. El trabajo actoral está equilibrado al mantener siempre la conexión visual y energética entre los intérpretes, resaltando la labor corporal de Aurelena Pisani, la propiedad en el decir del texto de Carlos Sánchez Torrealba o la variedad intencional de Jesús Sosa, secundados por Guillermo Díaz Yuma, Ludwig Pineda, Ángel Ordaz, Dixon Dacosta y Alma Blanco. El uso de la técnica del distanciamiento brechtiano con videos o maneras de decir el texto pretenden una postura crítica del público hasta el maravilloso final especular en que todo se rehace de atrás hacia adelante y viceversa.
Función: 4 de Julio de 2008
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