Varias propuestas de los últimos meses

En la Sala experimental del CELARG, el grupo Prometeo realizó el montaje de La boda de Virgilio Piñera, dirigido por Noel de la Cruz. Flora es una mujer que suspende su boda porque Alberto, su futuro esposo, le cuenta a su mejor amigo que el único defecto que ella tiene son la “tetas” caídas. A partir de esto, los contrayentes y sus mejores amigos desarrollan una serie de escenas en donde de diversas maneras disertan acerca de la suspensión de la boda y del problema físico de ella. Con una clara orientación hacia el teatro del absurdo, la puesta en escena mantiene un ritmo trepidante y de desplazamientos constantes para reflejar el estado interno de los personajes. Con una escenografía cercana al realismo, cada escena se desarrolla a partir de su significado pasando de la simple discusión al canto o de un programa de televisión a un funeral simbólico. Solamente, los actores requieren comprender un poco más acerca de las situaciones de las primeras escenas para que, por encima del simple decir del texto, el público entre de lleno en el conflicto. Posteriormente a esto, esta comprensión fluye más y poco a poco sale a flote la premisa de la obra. Destacan las actuaciones de Jorge Concha como Alberto, que posee una veracidad innata y Franca Peri como Julia, amiga de la protagonista, porque posee una bien manejada hilaridad y gestualidad. Aymara Ramia como Flora puede ofrecer más intensidad, si bien logra buenos momentos y Rogers Lombano como Luis, amigo del protagonista, mantiene una buena energía e intenciones, aunque imposta un poco la voz por momentos. Más allá de estos comentarios, la pieza se sostiene cabalmente y las risas de público no se hacen esperar.


En el Espacio Plural del Trasnocho Cultural se presentó Un día particular de Store Scolla, dirigida por Giovanni Reali. Una mujer y un hombre coinciden porque el ave que ella tenía en una jaula se escapa y llega al apartamento de él. De esta manera, estos seres opuestos se conectan y revelan sus verdaderos sentimientos en un contexto social que los diferencia porque ella cree en un régimen totalitario, mientras él debe salir del país por ser homosexual. La puesta en escena de carácter simbolista se percibe acorde con la atmósfera que posee la pieza, especialmente por la escenografía que representa a los dos apartamentos y que con paredes como rejas refleja la cárcel en la que simbólicamente viven de los personajes, asimismo los tonos grises, que también posee el vestuario, refuerza la melancolía. Se destaca el gran megáfono desde donde las voces del poder se expresan. El miedo a romper el orden establecido es evidente por la forma que se desplazan los personajes dentro de un espacio limitado con pequeños elementos de utilería que facilitan el desarrollo de la trama o que demuestran el tiempo perdido inútilmente, como los libros en el suelo, porque existe un Estado que desprecia al que es diferente. En las actuaciones, Roberta Zanchi sigue ofreciendo la veracidad que la ha caracterizado en otras producciones, en este caso se conecta más profundamente con el personaje. Por su parte, Antonio Urdaneta aprovecha la comunión que existe con su compañera, aunque por momentos su voz adquiere tonos graves que le restan a la naturalidad que requiere el personaje. En definitiva, un trabajo que integra todos los elementos para transmitir un claro mensaje hacia la intolerancia, el abuso del poder y el miedo.


En la Sala Horacio Peterson de Unearte, la agrupación Kayak llevó a escena: A palabras necias, bocas mudas de José Barrera, dirigida por Marco Caridad. Una gitana cuenta la historia de dos enamorados, pero la intervención de un mago torpe les crea más conflictos a ellos. Los enamorados solo viven de su apariencia exterior debido a las recomendaciones de un gucamayo que obliga a Yak a hacer ejercicios y una mariposa que critica a Kay por tener sobrepeso. Para demostrar sus supuestas habilidades, el mago Maximiliano o Max, como quieren que lo llamen, hace que los enamorados queden mudos y así evitar que discutan, de esta forma los convierte en dos autómatas que no son capaces de expresar bien lo que sienten hasta que descubren que el amor es el mejor lenguaje. La puesta en escena se vale de variados recursos para mantener la atención de los niños. Con la música en vivo, interpretada por la misma gitana, y el empleo de títeres y un monigote que son manipulados a la vista del público, los niños presencian los recursos propios del teatro y comprenden la historia que se desarrolla. De igual manera los enamorados se cambian en escena cuando se convierten en una especie mimos porque no pueden hablar. Resalta la claridad del recurso del títere porque el muñeco que es manipulado, como el guacamayo y la mariposa, a su vez manipula para lograr su fin. También Max se convierte en un títere por momentos y aparece Amorsote, un monigote que pretende enamorar a Kay, y al final, al igual que los dioses aparecen en las obras griegas, los padres de Max son dos grandes máscaras que lo ayudan a resolver los enredos que ha creado. Con una escenografía y un vestuario colorido, las actuaciones se presentan equilibradas en todos los sentidos dentro del elenco conformado por: Jeanleigh Fernández, José Barrera, Kellyns Herrera, Marco Caridad y Bárbara Soto. Un original, divertido y bien hecho trabajo para niños.


Funciones: 7, 30 de Noviembre y 5 de Diciembre de 2009 (Respectivamente)

Desde oriente (y II)

El segundo y tercer día del XXXIV Festival Internacional de Teatro de Oriente presencié una obra de teatro y asistí a una conferencia del maestro Gilberto Pinto.

En Sala Ricardo Lombardi del Complejo Puerto Teatro en Puerto La Cruz se presentó el grupo La Barraca de Ciudad Bolívar con el montaje: Padre Pedro de José Ignacio Serralunga, dirigido por Juan Pagés. En este montaje, el monaguillo de una parroquia viene a confesarse con el padre Pedro para contarle que su mujer está embarazada y que él no puede haber concebido a su hijo debido a que es estéril, de esta manera se da un juego del gato y el ratón para descubrir la verdad acerca de la paternidad del hijo. La puesta en escena propone un desplazamiento equilibrado en todo momento y con un ritmo continuo que mantiene el interés del público, sin embargo la forma en que se proponen los personajes rompe con varios aspectos. Los personajes del monaguillo y del padre son creados a partir de la farsa con vestuarios que acentúan una expresividad corporal cercana a la técnica del “clown” y un maquillaje es este estilo, sin embargo la escenografía y la utilería tiene una estética que claramente se acerca al realismo. Aunque la composición de los personajes funciona porque el público observa de manera crítica el argumento, esto podría reforzarse más sin los elementos realistas. En la interpretación, Eduardo Palacios como el monaguillo tiene una acertada expresión corporal y capacidad para manejar los matices del personaje, además de alcanzar el equilibrio entre la forma farsesca y el contenido orgánico. Lo anterior contrasta con el trabajo de Luis Gabriel Ramírez como el Padre Pedro porque la excesiva impostación vocal le resta credibilidad, de igual forma requiere más concentración cuando escucha a su compañero para que evite repetir el texto de éste con los labios, ya que esto demuestra que mecaniza su actuación. Pese a los contrastes en estética y actuación, la obra se mantiene, divierte y hace pensar en torno a las relaciones humanas.

La conferencia de Gilberto Pinto fue realizada en un salón de la sede de FUNDESBA. Su tema principal fue acerca del teatro artístico social. Al inicio hizo un resumen acerca del teatro que se hacía en la Venezuela desde los 40 hasta la actualidad. Su discurso tomó en cuenta a figuras representativas del teatro venezolano como: Alberto de Paz y Mateos, Jesús Gómez Obregón y Horacio Peterson. De esta forma, relata como en las 40 se pasó del teatro que realizaban las compañías españolas a piezas que rompían el criollismo o localismo, se buscó mejorar el repertorio y se inició una formación en todos los ámbitos. Luego, en los 50, se comienza una dramaturgia propia con César Rengifo y a partir de los 60 se defiende el texto teatral significante con el trabajo de Rodolfo Santana, Isaac Chocrón, Román Chalbaud, José Gabriel Nuñez y el mismo Pinto. Dijo que en la actualidad es cada vez más importante tomar en cuenta que “el teatro es un componente de la salud social y no comercial”, al contrario de como se percibe en la cartelera caraqueña actual. A mi pregunta de cuál es la dramaturgia necesaria, el maestro respondió: la que interpreta la historia.

Por último, no puedo dejar de comentar que queda de parte de las autoridades regionales del Ministerio de la Cultura y de la misma Dirección de Cultura de la Gobernación del Estado Anzoátegui apoyar con mayor rigor al festival con más tradición en el país. Sé que hubo muchas complicaciones para recibir el aporte necesario, lo que hizo que las fechas antes pautadas se cambiaran y que la muestra se redujera.

Es muy fácil dar la cara y decir que se apoya la cultura cuando la realidad es otra, como hizo la encargada de dicho Ministerio en Anzoátegui, además mencionó una frase de Juan Carlos Gené que, seguramente extraída de cualquier publicación de Celcit, fue expresada fuera de contexto. Lo difícil es el trabajo continuo que realizan los creadores, como lo hace Kiddio España al frente del festival cada año.

Función: 14 de Noviembre de 2009

Conferencia: 15 de Noviembre de 2009

Desde oriente (I)

La edición XXXIV del Festival Internacional de Teatro de Oriente se celebró del 13 al 19 de Noviembre en las ciudades de Barcelona y Puerto La Cruz, Estado Anzoátegui. Además del acostumbrado teatro de sala, con tres espacios, se realizaron presentaciones en varios espacios abiertos que incluyeron a Guanta, Lechería y Anaco, junto a varias comunidades populares de la región. Tuve la oportunidad de estar durante los tres días iniciales para apreciar dos espectáculos y asistir a un conversatorio.

La inauguración estuvo a cargo del Teatro del Secadero, agrupación originaria de la ciudad de Mar de Plata, Argentina. Esta agrupación llevó a escena: Novia en rojo, escrita por Edgar Moreno Uribe y dirigida por Mónica Marchini. Con el monólogo como estructura predominante, salvo algunas interacciones entre los personajes, la pieza tiene como punto central a Esdras, un transexual que se siente perturbado porque no es aceptado después de haberse operado completamente para transformarse de hombre a mujer. A lo largo de varias escenas, el público descubre el pasado y presente del personaje, aunque este descubrimiento carece de progresión dramática, lo que no mantiene el interés en el relato. Cada escena empieza con la evidente perturbación del personaje porque no se acepta su condición, no solo sexual sino de preferencia hacia las mujeres, para luego pasar a un listado de recuerdos que no profundiza en sus planteamientos. Los recuerdos no hacen más que evidenciar los conflictos de Esdras y de ninguna forma el paso de uno a otro logra la necesaria ilación entre escenas, debido a esto el clímax luce artificial y no se resuelve el conflicto central. Por otro lado, queda sin resolución la constante referencia a Manuel que parece ser el interlocutor al que Esdras se dirige. Y, de igual manera, el final no termina de cerrar varios aspectos que se relacionan con la premisa que toma como punto de partida el desprecio hacia el otro, el diferente. ¿Se resuelve o no? ¿Es el pasado o el presente el que perturba? ¿Ambos? ¿Desde qué lugar presenta Esdras su relato? ¿Por qué alguien que conscientemente decidió su cambio de sexo, luego tiene conflictos con ello?

El desplazamiento escénico se presenta reiterativo y monótono. En varias ocasiones, Esdras se traslada y vuelve al mismo sitio restándole fuerza a la puesta en escena, además que dentro de cada escena se realizan blackouts (apagones) que no tienen justificación, ya que al volver la luz el personaje se encuentra en el mismo lugar y posición, no cambia tampoco su intención, por lo que no hay una verdadera transición. El marcado simbolismo del trabajo acrobático de telas con el que dos personajes femeninos acompañan el relato de Esdras se queda en el apropiado manejo de la técnica por encima de la correspondencia estética con el argumento. Solo el comienzo, en el que el público observa al personaje de espaldas sin saber quién y cómo es, sorprende porque cuando Esdras voltea apreciamos su manera de vestir y la importancia de su maquillaje.

En las actuaciones, Mario González propone una apropiada expresividad corporal y tono vocal para componer a Esdras, si bien rompe con los conceptos que van desarrollando la pieza cuando realiza pausas en momentos en los que gramaticalmente no deberían hacerse. Esto no permite al espectador seguir las distintas intenciones que se presenten. Mary Schulze y Claudia Mauriz crean sus personajes a partir de la tensión y distensión propia de la expresión corporal más que hacia lo vocal.

En definitiva, un extraño comienzo para el festival.

Función: 13 de Noviembre de 2009

Comprometidos con el teatro (y II)

La VIII Muestra Internacional de Teatro y Títeres en las comunidades de Caracas culminó con su variedad de presentaciones en las parroquias caraqueñas y la presencia de grupos nacionales y extranjeros.
La Compañía Regional de Teatro de Portuguesa presentó el monólogo Amalivaca, historia del sacerdote jesuita Felipe Salvatore Gilij versionada por Tomás Jurado Sabala. La puesta en escena recrea el relato de la leyenda de creación de “Los tamanacos” a través del uso de pequeñas figuras y objetos que bajan, aparecen en el suelo o son manipulados por una actriz. La interpretación de Edilsa Montilla ofrece la fuerza y el ritmo necesario para mantener el interés de la audiencia dentro de una ambientación que refleja la iconografía de estos indígenas, junto a un vestuario que se muestra acorde con lo anterior. Un articulado trabajo dirigido por Carlos Arroyo.
Desde México, la Compañía Teatral Creativa Autónoma trajo Hipótesis del sueño, adaptación del cuento “El fusilado” de José Vasconcelos; pieza escrita, actuada y dirigida por Marcos Pérez. Un director decide cambiar completamente su montaje porque piensa que debe realizarlo cómo lo soñó la noche anterior, posteriormente él mismo representa la historia de un soldado antes de morir. La dramaturgia se queda un poco en la narración por encima de la acción teatral, aunque la actuación maneja con propiedad el ritmo, intensidad y organicidad.
La Negra María Teatro de Chile presentó Historias minúsculas de la tierra, el cielo y el mar, inspirada en los cuentos de María José Ferrada. Un pez con luz propia en las profundidades del mar, varios objetos que cobran vida por el viento y una planta carnívora que se rebela en contra de su dueño son tres historias en las que una escritora es inmersa. Este espectáculo de teatro negro deslumbró por la sencillez del argumento, la calidad estética y el apropiado manejo de los recursos de esta forma teatral, lo que hizo que adultos y niños se conectaran totalmente.
La agrupación dancística CIANE, dirigida por Soraya Orta, sorprendió con su propuesta de “danza de altura” denominada Sueños trotantes. En ella, los intérpretes emplearon cargadas y se valieron de zancos tradicionales, junto a otros especiales por su capacidad de rebote, para ofrecer un trabajo donde la técnica de lo coreográfico se vinculó cabalmente con el contenido poético que evocan.
El grupo Oncativo de Argentina llevó a escena Por los peces y por los panes, en el que representan la historia real de dos monjas perseguidas, torturadas y desaparecidas durante la dictadura. La dirección de Mario Arietto propone al movimiento como punto de partida con pequeñas escenas en que el texto es el protagonista. La vinculación con la danza – teatro es evidente, si bien el trabajo corporal y coreográfico se percibe mejor logrado que la interpretación en las escenas.
Con Alberto Ravara a la cabeza, esta muestra contó con un equipo de jóvenes colaboradores que demostraron su compromiso con el medio teatral debido a que facilitan el trabajo a todos los grupos invitados. Además, la muestra amplía la oferta al público y acerca a los habitantes de las parroquias a las diversas manifestaciones del teatro.
Funciones: 11, 13, 16 y 17 de Octubre de 2009

Comprometidos con el teatro (I)

Desde la semana pasada se ha venido desarrollando la VIII Muestra Internacional de Teatro y Títeres en las comunidades de Caracas, organizada por IIAVE – Instituto de Investigaciones para el Desarrollo del Arte en Venezuela. Con entrada libre, las salas del grupo Altosf, Casa del Artista, Celarg, Teatro San Martín y Unearte han cedido algunos de sus espacios para las presentaciones, junto a un importante acercamiento a las parroquias capitalinas.

Guarro Teatro inauguró la muestra con El amante del inglés Harold Pinter, dirigida por Francisco Díaz. Un matrimonio plantea un juego psicológico en torno a la figura del amante de la esposa, lo que parece ser la única manera de mantener la relación. Estéticamente, la escenografía se percibe ajustada, lo que facilita el desplazamiento escénico, pero el vestuario rompe con esto. Además, no se logra la finalidad de la progresión dramática por el ritmo cambiante y las actuaciones superficiales.

La agrupación Aplaudid llevó a escena El mundo me queda pequeño de Bruno Mateo, dirigida por Carlos del Castillo. Una actriz en decadencia es acosada por la muerte, esto le hace recordar los errores de su vida y dialoga con ella para convencerla que no debe morir todavía. Con un texto débil por la forma en que no resuelve la situación dramática, la dirección propone diversas acciones que justifiquen la conducta del personaje y coloca en escena a una muerte seductora con gesticulaciones reiterativas. María Elena Duque como Lola se percibe externa al principio, pero luego se conecta completamente, mientras que Dayana López le da una imponente presencia a La Muerte.

El grupo Prometeo representó la versión del cubano Héctor Quintero de Los cuentos del Decamerón, original de Boccaccio, dirigida por Noel de La Cruz. En ella, varios personajes deciden irse de Florencia para escapar de la peste y refugiarse en una villa donde cuentan historias para pasar el tiempo. El montaje es un trabajo honesto por parte de un grupo de participantes de un taller de formación teatral. A través del desparpajo y la irreverencia logran la risa del público, aunque deben ser más rigurosos en la dicción, proyección de voz, expresión corporal y composición del personaje, con algunas excepciones, si su interés es dedicarse al teatro profesionalmente.

El Teatro Estable de Villa de Cura presentó Por el norte con el mar de las Antillas, escrita y dirigida por Orlando Ascanio. Una familia se confiesa frente al público, habla de su vida y de recuerdos con varias referencias históricas de Venezuela. Con una puesta en escena limpia y equilibrada, la dramaturgia no conecta realmente los relatos de cada rol con algunos textos más poéticos que teatrales, si bien las interpretaciones de Larry Castellanos y Luis Enrique Torres poseen la veracidad e intensidad necesaria frente a la exteriorización del resto del elenco.

En el teatro de títeres, los colectivos Babalawos de Perú, el Teatro Nacional de guiñol de Cuba y Don Quijote del Estado Barinas hicieron lo suyo para divertir a adultos y, especialmente, a niños y niñas con la técnica depurada del primero, la sencillez del segundo y la visión estética del tercero.

El compromiso de los organizadores y la receptividad del público han permitido que la muestra continúe.

Funciones: 5, 6, 7, 8, 9 y 10 de Octubre de 2009

Una mujer en una época

En el Teatro Trasnocho se presentó la agrupación Water People con La peor de todas de Iraida Tapias, dirigida por Juan José Martin. La pieza trata de varios momentos de la vida de Sor Juana Inés de la Cruz, poetisa mexicana que vivió a finales del siglo XVII, considerada como una mujer adelantada para su época. Este extracto de la vida de un personaje real toma como conflicto la creciente incomodidad que ella producía a la iglesia católica por la manera en que interpretaba la biblia, en que opinaba sobre los sermones de otros y en que escribía sus creaciones en diversos géneros literarios. De ahí, que se critique la amistad entre ella y la Virreina María Luisa, relación que pasa de la solidaridad y admiración al amor sugerido entre dos seres del mismo sexo, y se muestre la forma en que el Padre Núñez de Miranda, su confesor, debe lidiar con ella. Con un adecuado manejo de la dramaturgia, la premisa de que viejos paradigmas se imponen por encima de cualquiera que intente romper con ellos se transmite claramente.

La puesta en escena aprovecha la escenografía diseñada por el mismo director en la que Sor Juana se encuentra encerrada en una especie de claustro, construido de madera, por el que se asoma al mundo y desde donde escribe lo que resulta molesto a la iglesia. En este lugar solo interactúan la protagonista y la Virreina, mientras que afuera encontramos a su confesor y al Arzobispo de México. Estos últimos se desplazan alrededor y hasta emplean la parte superior de la gran caja de madera como símbolo del poder que pretende denigrar a una mujer que libera su alma a través de la escritura. El empleo de elementos anacrónicos brinda un aire de contemporaneidad a la estética como una caja de cartón para recoger las creaciones de Sor Juana o micrófonos que permiten dar un tono apacible a la actuación. Asimismo, el diseño lumínico crea las atmósferas que resalta cada escena, en especial durante el efecto de lluvia final que acentúa la emoción de la protagonista.

El diseño de vestuario de Raquel Ríos delinea con certeza a cada personaje, apoyado en el anacronismo de la puesta. Por ejemplo, viste a la Virreina con pantalones y blusas con cierto estilo antiguo, salvo el imponente traje de época que simboliza su estancia en España. Por otro lado, los dos religiosos llevan trajes con varios elementos que destacan su labor y estatus como las estampas de santos para el Padre y un incensario para el Arzobispo. Solo la protagonista lleva el hábito que la caracteriza y, debajo de él, la bata que emplea en la escena culminante.

El trabajo actoral se percibe equilibrado. Rebeca Alemán como Sor Juana demuestra una fuerza contenida en lo vocal y corporal, por la represión que interna y externamente se le impone, y que libera al final, logrando una ajustada composición del personaje. Andreína Blanco como la Virreina y Gerardo Soto como el Padre Nuñez crean con veracidad sus personajes apoyados en las intenciones. Giovanni Reali ofrece una encomiable interpretación en la que la sutilidad de los matices vocales y de los gestos refleja el poder que posee como el Arzobispo de México.

En definitiva, una propuesta que acopla todos los elementos para exhibir, hasta ahora, el mejor trabajo de este grupo.

Función: 27 de Agosto de 2009

Despojados del pasado

En la Sala de Teatro 1 del Celarg se presenta Imaginarios de Venezuela con El jardín de los cerezos, versión de la obra de Anton Chejov, escrita y dirigida por Juan Carlos Souki. La pieza trata del regreso de Liubov Andreyevna, una mujer de clase alta venida a menos, a la casa donde vivió su infancia y que debe vender para recuperar su estatus. Su antiguo empleado Lopakhin, ahora rico, está dispuesto a comprarla para talar el jardín de cerezos que está en el patio y construir una urbanización. Las hijas de Liubov, su hermano, una amiga y varios criados viven de cerca los acontecimientos con sus conflictos personales.
La versión se divide en 5 cuadros que representan 5 días, no sucesivos, en los que se desarrolla la acción. El lenguaje se actualiza con modismos propios del venezolano, lo que erróneamente haría pensar que todo se desarrolla en el país. Por otro lado no se indica la ubicación geográfica del lugar mientras se hace referencia a Moscú y Paris. De igual manera, luce injustificado el empleo del Rublo como moneda junto a varias referencias en Dólares o el uso del correo como medio de comunicación si lo que se quiere es actualizar el texto.
La puesta en escena propone dos sectores en el escenario. En el fondo se ubica la sala de la casa, un despacho, la sala privada de un restaurant y el cuarto de Liubov. En el proscenio se ubica el cuarto de Anya, el baño y un sitio indefinido donde interactúan Yasha, Dunyasha y Yepikhodov. Por lo tanto, existen dos niveles estéticos. En el primero, los espacios ya preparados se descubren al espectador cuando se levanta una pantalla blanca y, en el segundo, se revela la teatralidad cuando otros personajes colocan los objetos frente a la mirada del público. Además, la pantalla se utiliza para proyectar unas diapositivas que indican cada día de la acción, junto a imágenes que pretenden reforzar la intención de algunas escenas, como el hijo muerto de Liubov o el ecosonograma de un bebé cuando Petya y Anya tienen relaciones, lo que no tiene mayor justificación. Lo mismo sucede con los desnudos que intentan cargar de sensualidad a la propuesta, especialmente en la violación de Liubov por parte de Lopakhin cuando el hecho por sí solo se interpreta de otra forma.
En las actuaciones existe mucha disparidad. Marialejandra Martín como Liubov Andreyevna y Adolfo Cubas como Lopakhin se perciben exteriores. En ambos no se observa la fuerza de las intenciones y el subtexto que lleva cada frase de los personajes. Gabriel Blanco como Petya y Virginia Lancaster como Anya lucen inverosímiles en su interpretación y sin la intensidad necesaria. El mayor logro se encuentra en los personajes secundarios con la veracidad, matices y energía juvenil que Adriana Romero, Giovanny García y Víctor Romero le imprimen a Dunyasha, Yasha y Yepikhodov, respectivamente. Asimismo, Reynaldo Rivas maneja correctamente las intenciones de Gayev, Nathalia Paolini propone la rigidez corporal y vocal que requiere Varya y Carmen La Roche saca provecho de Pishchik con hilaridad y fuerza.
Para finalizar, el paralelismo que se pretende con la realidad del país no es tan claro, si bien se comprende la intención de reflejar la manera en que nos han despojado de algunos símbolos de nuestro pasado cultural.
Función: 30 de Agosto de 2009

Comedia humana de despedida

El Grupo Theja se despide del Teatro Alberto de Paz y Mateos con la primera parte de La divina comedia, poema original de Dante Alighieri, versionado, producido y dirigido por José Simón Escalona. Con este montaje, la agrupación deja las instalaciones del espacio que fue su sede por más de veinte años, debido a la salida exigida por el Ministerio de la Cultura que se une a la falta del presupuesto necesario para mantener las instalaciones.
El infierno, primera parte de esta obra maestra, es presentado dentro un proyecto que también pretende llevar a escena las otras dos cantigas del poema. La versión trata de darle una estructura teatral a la creación lírica, pero no logra su cometido. El argumento posee un conflicto evidente que es la necesidad de Dante de encontrarse con su amada Beatriz que está en el Paraíso. Para ello, debe ir del vicio, del pecado a la vida virtuosa y su primer obstáculo es el paso por el infierno. En la versión, este paso es un simple paseo con poca teatralidad. Dante es guiado por Virgilio, el antiguo poeta latino al que considera su maestro, por los círculos que conforman el lugar sin más acciones que reconocer a cada personaje y el pecado que lo condena. Trasladarse de un círculo a otro no lleva mayores problemas, ya que el enfrentamiento con cada condenado no se siente como una prueba a superar ni sus almas parecen cargadas de los sentimientos que producen estar en aquel sitio.
La puesta en escena se vale de varios andamios en diferentes niveles. Los protagonistas juegan en su mayoría al estatismo, siendo los personajes secundarios los que se trasladan constantemente para aprovechar el desnivel y así representar cada círculo del infierno. A veces, esto cambia la perspectiva sobre quiénes son en realidad los que caminan para salir de allí. La iluminación se propone con un persistente contraste de luz y sombra, sin embargo podría mostrar mejor los rostros de los actores que se pierden por momentos y hacen imperceptibles sus gestos. El vestuario se percibe ajustado al estilo medieval que procura reflejar, de igual manera la música, si bien las dos canciones usadas se alargan sin necesidad porque rápidamente se comprende su propósito.
El trabajo actoral se percibe desacertado y contrastante con la necesaria veracidad que requiere la propuesta. Eben Renán como Dante se muestra plano de intenciones y con una rigidez corporal que le impide acompañar el texto con la expresión de sus manos. Alonso Santana como Virgilio asume una excesiva impostación vocal que no le permite ofrecer la variedad de matices que posee el personaje.
El resto del elenco exacerba las emociones de sus personajes para quedarse en lo externo. Con interjecciones, gemidos y gritos trata de reflejar el sufrimiento del infierno sin ningún contenido orgánico que lo haga creíble, además solapan el texto de los protagonistas en algunas escenas, mientras que en otras es casi incompresible lo que dicen, tanto en intención como en dicción, cuando se dejan llevar por la exageración y por la impostación de voz.
Pese a los desaciertos, el Theja no traiciona su estética, especialmente en la propuesta visual del montaje, aunque ahora va en búsqueda de nuevos espacios que le permitan continuar con su trayectoria.
Función: 13 de Septiembre de 2009

Celebración, racismo y golpes

Teatro de Cerca celebra 6 años de trayectoria con la presentación de varios montajes, todos dirigidos por Oliver Loyo. Hace algunas semanas, presentaron Arcalion del criollo Stalin Gamarra Durán en la Sala Rajatabla. La pieza trata el tema del racismo a través de la historia de una mujer que reprime a sus hijas. Una de ellas se enamora de un poeta de raza negra con el nombre que da título a la obra y la otra busca en otro hombre el amor que no recibe de su esposo. El desarrollo de la acción presenta varios problemas debido a la mala resolución de la progresión dramática que salta sin razón de una situación a otra o de un personaje a otro sin claridad. Esto le crea problemas a la puesta en escena que se propone desde el expresionismo para reflejar las actitudes de los personajes. La escenografía parece un decorado sin uso, salvo en dos momentos, y el cambio de sitio de los muebles para representar otro lugar se agota rápidamente. Quienes se acercan más a la estética expresionista en la interpretación son Juliana Cuervos como Doña Lucinda con mucha intensidad y composición corporal, junto a Walter de Andrade como el ofuscado Cornelio, pero asume a Arterio de manera muy amanerada para la fama de seductor que tiene. María Alejandra Camacho se queda en la exteriorización emocional de Clarisa y Astri Guaiquirian se muestra inexpresiva como Odilia. Por último, Oliver Loyo como Arcalión adolece de la intensidad y veracidad necesaria, mientras Luis Malavé interpreta a un mayordomo sagaz, pero atropella el texto por su rapidez en la articulación y varios problemas de dicción.
En la sala Textoteatro del Teatro San Martín, exhiben Hijo del rigor del uruguayo Alvaro Ahunchaín. En esta obra simbolista, un hombre pasa por la vida como rounds de boxeo y revela los golpes que va recibiendo. Cada round es una escena que posee un nombre representativo como premisa con mucho dinamismo y buena ilación. Los nombres de los personajes son simbólicos, como Julio Filis que remite a hijo, Verónica que según su origen se relaciona con victoria e imagen y Cross que se constituye en las diferentes cruces que llevamos a cuestas, convirtiéndose en padre, madre, maestra, jefe y otras personas. La puesta en escena se percibe reiterativa y en muchas ocasiones desvinculada de la acción, como el monótono desplazamiento de lado a lado de Cross o el uso de dos sillas altas que, por momentos, parece injustificado. En las actuaciones, Jimmy Nunes como Filis posee la imagen física que podría tener el personaje, sin embargo carece de la conciencia necesaria para el manejo de las intenciones. Pasa indistintamente de un texto a otro, o más claramente, de una emoción a otra sin deglutir cada una, lo que no permite comprender las situaciones en las que está inmerso. Astri Guaiquirián no brinda la intensidad y matices que necesita Verónica, al contrario de Oliver Loyo que saca provecho de cada personalidad que asume Cross, si bien debe evitar la simple caracterización exterior para que sea más contundente.
El mejor trabajo de esta agrupación es Erase una vez un rey, vinculado con el teatro infantil, y que ahora presentan con un elenco renovado. Sin embargo, es necesario que reflexionen un poco más sobre el hecho teatral, ya que interés y compromiso tienen, aunque los buenos resultados no terminen de concretarse.
Funciones: 16 y 21 de agosto de 2009, respectivamente.

Del desamparo a la injusticia

En el Espacio Plural del Trasnocho Cultural se presenta en horario vespertino, los Sábados y Domingos, la agrupación Tumbarrancho Teatro con 29/10/88 de Karin Valecillos, dirigida por Jesús Carreño. A manera de teatro documental, el texto se ubica dentro de la investigación y recreación de la denominada “Masacre del Amparo”, en la que dos habitantes de ese pueblo, ubicado en el Estado Apure, sobrevivieron al asesinato de varios pescadores en el Caño la Colorada. Para la Fuerza Armada fue una operación en contra de un supuesto grupo subversivo, pero los dos hombres que escaparon revelaron al país lo que ellos vivieron.

Con mucha sutileza, la acción dramática pasa de una situación a otra para ir tejiendo los momentos previos, adentrarse dentro del imaginario llanero, presentar el momento del escape de los dos sobrevivientes, desmenuzar poco a poco las causas del suceso y sus consecuencias para un pueblo desconocido, hasta ese momento, por el resto de los venezolanos.

La puesta en escena se enmarca dentro del simbolismo en la ambientación que se complementa con el naturalismo de la propuesta actoral. El desenvolvimiento de los actores está delimitado con tres gigantografías como fondo y piso del espacio de representación que, difuminadas digitalmente, evocan el paisaje llanero. Este trabajo de imágenes, realizado por Carlos Riera, determina claramente la estética simbolista que se desarrolla en cada escena con la entrada y salida de los personajes, además del empleo de dos típicas sillas del llano para definir diversos lugares donde sucede la acción dramática. El empleo de videos con extractos de noticieros y entrevistas a los verdaderos protagonistas trae el peso de la realidad a la escena y sirve de enlace para dos momentos importantes de la historia.

El eficaz diseño de iluminación de Alfredo Caldera propone contrastes de luces y sombras que circunscriben a los actores en la escena, de resto la luz se enmarca dentro de la sutilidad del accionar y de la interpretación. Además, se experimenta con el uso de linternas para acentuar la perturbación y angustia de los personajes. No puedo dejar de mencionar la cabal dirección de arte de Omar Borges que logra integrar la ambientación con el vestuario.

En las actuaciones, la moderación en los matices y en la expresividad corporal de los personajes se corresponde con el estilo de la pieza. A la cabeza, Robert Calzadilla y Giovanny García se perciben ajustados, intensos y emocionalmente comprometidos en su roles de Pinilla y Chumba, respectivamente. Israel Moreno como Tovar Araque ofrece naturalidad y veracidad, al igual que Vicente Peña profundiza en las intenciones de Hilario. José Manuel Vidal brinda una enérgica interpretación como José Indalecio, si bien puede cuidar un poco la dicción frente al tono llanero. Jesús Carreño posee un sentido claro de la simbología de su papel como La Autoridad que se evidencia con su cara deformada debido a un elemento que la cubre. Finalmente, Nathalia Paolini asume pertinentemente las emociones de La Rubita.

Este oportuno montaje sirve para recordar otros casos de injusticia que han sucedido en el país, de vieja o de reciente data, aparte de la necesidad de luchar para no sentir que se vive desamparado.

Función: 22 de Agosto de 2009

Efectiva ocurrencia y tolerancia mágica

Ocurrencia: Como parte de la programación que comenzó en la sede de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte), se presentó en la Sala Horacio Peterson la agrupación Dramart de Mérida con Paglia, producido por Irina Dendiouk y dirigido por Gabriel Torres. El trabajo usa como base la técnica del Clown para desarrollar diferentes situaciones humorísticas durante tres escenas

En la primera escena, dos personajes se presentan al público sin comunicación verbal y con un evidente juego de poder que marca el tono de la propuesta. La segunda profundiza más en el humor físico por medio del manejo del equilibrio y el empleo de los objetos. Y en la tercera, los personajes aparecen maquillados de blanco y rojo, a la usanza más clásica del clown, con un brillante telón como fondo. Esta es la mejor escena por la forma en que se revelan los mecanismos teatrales, por la presentación del acto a través de un original juego lingüístico que se comprende con los gestos y por la divertida resolución final.

La puesta en escena utiliza cabalmente los códigos de este género teatral gracias a la extraordinaria composición de personajes que hacen Salvador Villegas y Leonidas Urbina. Para ello, aprovechan al máximo los gestos, las emociones y la expresividad de todo el cuerpo. Solo parece necesario manejar los tiempos de la comicidad en algunos momentos de la primera y segunda escena porque el chiste requiere de menor duración y reiteración para funcionar sin desgastarse completamente, al contrario de la tercera escena que se percibe bien ajustada. Sin embargo, lo anterior no le resta nada a este ameno trabajo.

Función: 19 de Agosto de 2009

Tolerancia: El Teatro San Martín presenta, en su sala principal, la pieza infantil De que vuelan, vuelan de la argentina María Inés Falconi, con producción y dirección general de María Brito. En ella, un hada y una bruja tienen una convivencia difícil como vecinas, por lo que deciden que Juan Juan, un joven que se muda al lugar para construir su casa, sea el que tome de la decisión de cuál de ellas debe marcharse. Al final, descubrirán que la mejor forma de convivir es tolerando las diferencias.

La puesta en escena equilibra el escenario con el desplazamiento de los actores para desarrollar cada situación. Se vale para ello de una sencilla pero pertinente escenografía que representa a ambos lados las entradas de las casas del hada y la bruja, con sus diferencias de carácter. Además, coloca al fondo la figura de un árbol y resuelve de manera inteligente la construcción de la casa de Juan Juan. Por otro lado, el empleo de la técnica de luz negra le da otro nivel a la propuesta debido a que aprovecha la magia que ésta produce en la imaginación del público infantil. La música de Maritza Briceño y Rafael Larez complementa el desarrollo del texto apoyada en las sencillas coreografías de Mariana Alviárez.

En las actuaciones, Jennifer Morales compone con actitud dulce, además de mucha fuerza corporal y vocal, al hada Lulú; e Ysandra González va sacando provecho de las acciones malvadas de la bruja Lilí, si bien solo requiere un poco más de intensidad. Por su parte, Zammy Jímenez demuestra veracidad y buena energía como Juan Juan. En definitiva, un divertido y bien logrado teatro infantil.

Función: 23 de Agosto e 2009

Amistad en la disparidad

En el Teatro Trasnocho se presenta La pareja dispareja del norteamericano Neil Simon, producido por Basilio Álvarez y dirigido por Armando Álvarez. Con este montaje, la agrupación Skena celebra 30 años de trayectoria, acompañado de la reposición de otro trabajo para adultos y dos piezas infantiles. Junto a varias obras dedicadas a los jóvenes, es uno de los pocos grupos que ha abarcado una gama tan amplia de espectáculos.

En esta oportunidad, exhiben un clásico de la comedia de Broadway en el que dos amigos, Oscar y Félix, por diversas circunstancias vinculadas al amor, tienen que compartir un apartamento. El día a día les revelará su incompatibilidad de caracteres y la creciente necesidad del desorganizado Oscar por sacar de su propiedad al delicado Félix.

En la puesta en escena, enmarcada en el realismo; los desplazamientos, la distribución espacial y las entradas y salidas se plantean dentro de la estética sin mayores pretensiones que permitir el desarrollo de la trama. Todo esto se apoya en la escenografía, diseño de Carlos Agell, que representa de modo detallado a un apartamento en el que, de derecha a izquierda del espectador para el comienzo y progreso de la acción, sitúa todos lo elementos que faciliten cumplir, hasta cierto punto, con las acotaciones del texto. Asimismo, los diseños de Vestuario de Marcos Prieto y de iluminación de Víctor Villavicencio se orientan en beneficio de la puesta, sin romper la estética.

En las actuaciones, Armando Cabrera funciona para Oscar al utilizar su expresividad corporal y registro vocal que lo hace pasar, a lo largo de la pieza, de la indiferencia al hastío. Luigi Sciamanna compone un Félix débil, sensible, infantil y refinado que contrasta de manera clara con su amigo y para ello reitera continuamente lo que expresa, no solo repitiendo lo que dice sino también a través de gestos y acciones graciosas. Por su parte, las interpretaciones de Juan Carlos Ogando como Richard y Alexander Solórzano como Murray, amigos de los protagonistas, cumplen en el sentido de favorecer el desarrollo del conflicto y su posterior resolución. De igual manera, Alexandra Malavé y Sthepanie Cardone representan de manera cabal a Clementina y Cecilia, respectivamente.

Considero que el tiempo de la representación se alarga innecesariamente debido al uso excesivo de la improvisación, al constante empleo de “gags” o gestos que buscan la comicidad y la laxitud con que los actores asumen algunas las escenas. Lo anterior, perjudica el ritmo escénico y desvía, en ciertas oportunidades, la atención del conflicto central. Sin embargo, es innegable el efecto de estos recursos en el público que los considera hilarantes. La explicación que encuentro está ligada a la evidente influencia que este tipo de comedia de Broadway ha tenido en los sitcom televisivos (contracción de situation comedy o comedia de situación) en los que cada momento de humor se acompaña de la risa en off, si el programa no fue grabado en vivo. En este caso, las risas de los espectadores acompañan a la representación durante más de dos horas, lo que hace evidente la libertad ofrecida por la dirección a los actores y ubica a esta pieza como la más ligera y menos comprometida que Skena ha presentado en los últimos años.

Función: 2 de Agosto de 2009

No ser lanzado como margaritas

En la Sala Textoteatro del Teatro San Martín de Caracas se presenta el grupo Sobretablas de Venezuela con Margaritas para los cerdos de Domingo Palma, montaje dirigido por Jennifer Morales. En la pieza, tres mujeres: Pilar, Blanca y Lucía, trabajadoras de una fundación, se disponen a robar las joyas de la amante de su jefe, al mismo tiempo que disertan sobre sus miedos acerca del amor.

La propuesta versiona hasta cierto punto el texto para limpiar algunos aspectos reiterativos. Sin embargo, éste presenta dos conflictos diferentes que se desarrollan durante el primer y segundo cuadro, respectivamente. Esto le resta un poco de fuerza frente a lo que plantea. Al principio, la trama se desarrolla en torno a la figura de La Lewinsky, amante del jefe de la fundación, mientras que las “margaritas” intentan conseguir la forma de robar sus joyas. Posteriormente en el apartamento de Pilar, las tres compañeras develan sus frustraciones de amor, por lo que el hurto pasa a segundo plano. A final, concluyen que tanto el robo como sus vidas amorosas han sido una pérdida de tiempo y no han sabido apreciarlas en el trabajo y en el amor al ser lanzadas como margaritas para los cerdos, de ahí el título.

La puesta en escena se maneja en los términos del realismo para el equilibrio y desplazamiento de las actrices, pero propone una serie de rompimientos en donde se realza el sentido de las situaciones. En ellos, cada personaje habla directamente al público o realiza acciones que ofrecen hilaridad, refleja un anhelo, baila o se dirige hasta las butacas. Varias coreografías complementan la labor actoral con una musicalización que, marcada de un claro tono español, favorece el desarrollo de la acción.

Los diseños de escenografía e iluminación son de Paola Baroferre. Del primero destaca su funcionalidad, pues los objetos que se usan para ambientar la oficina sirven en distintas posiciones y con otros elementos decorativos para representar el apartamento de Pilar. Además, se demuestra su justificación en escena y se emplea un piso amarillo que hace que las figuras destaquen sobre el escenario. En cambio, las luces se muestran sencillas y en los momentos en que se rompe dentro de la escenificación, el uso de colores cálidos no permite apreciar en toda su dimensión los gestos faciales cuando podría apoyarse con luces menos intensas.

Las actuaciones delinean correctamente a las tres mujeres en conflicto, apuntaladas con un vestuario sencillo y cabal. Celma Rojas como Pilar demuestra la intensidad necesaria, aunque debe cuidar la dicción cuando aumenta el ritmo del texto. Maigualida Gamero asume la timidez corporal y búsqueda vocal que funciona para la despistada Blanca. Paola Baroferre saca provecho de todas las aristas de Lucía con una notable fuerza. Gleison Medina y Zammy Jiménez apoyan con pertinencia el trabajo como asistentes de escena, intérpretes de un pequeño personaje y bailarines.

Queda el sabor de una obra que resalta las diferentes visiones de la mujer en torno al trabajo, al manejo de la amistad, del amor y del aprovechamiento de las oportunidades; junto a la conveniencia, el machismo y la corrupción que lamentablemente están identificando cada vez más a la sociedad latinoamericana.

Función: 8 de Agosto de 2009

Reencuentro con la memoria

En la Sala Experimental del Celarg se presentó el grupo Teatrela con Jardín de pulpos de Arístides Vargas, dirigida por Costa Palamides. En la pieza, un hombre trata de recordar su pasado porque ha perdido la memoria, lo que significa la destrucción de su identidad, y descubre que a través del sueño podrá revivir todo.

La puesta en escena refleja el simbolismo del argumento, especialmente de la influencia que tiene la corriente literaria del realismo mágico. Es recurrente el desplazamiento de lado a lado y de forma circular de los personajes mientras se sucede la acción. Esto último equilibra el espacio escénico, mantiene el ritmo y facilita la apreciación del público que se ubica a ambos lados por la disposición bifrontal de la sala. Con el diseño de escenografía y utilería de Oscar Salomón, un piso azul cubierto de piedras azules evidencia la cercanía al mar donde se desarrollan las escenas, como si se quisiera manifestar la inestabilidad de la memoria cuando los actores caminan sobre él. El empleo de marionetas, monigotes y siluetas simboliza a otros personajes a los que se hace referencia, lo que refuerza el sentido onírico de esos momentos. Precisamente, la relevancia del sueño como medio para recobrar la memoria se consigue por el diseño de iluminación de Darío Perdomo que aprovecha al máximo la limitada dotación de la sala para ofrecer una luz plana y clara cuando la acción es real, pero propone una luz más sutil con el uso de varios especiales para los sueños. El vestuario de Raquel Ríos atavía con certeza a cada personaje para precisar su carácter dentro de la acción.

En las actuaciones, Beto Benites como José representa cabalmente a un hombre que necesita recordar lo que ha sido y que en cada uno de los sueños en que revive su pasado se transforma en el niño, el adolescente y el adulto que comprende la importancia de conocer su origen. Eulalia Siso como Antonia se convierte en el personaje que, aunque se considera loca por todos, dice lo que José requiere para seguir creyendo en sí mismo por medio de su apasionante trabajo. Marisol Matheus se luce con una capacidad interpretativa admirable cuando diferencia a tres personajes icónicos en la vida de un hombre: Madre, Tía y Esposa. Una madre preocupada por los muertos de su familia, una tía que se siente moderna y produce instintos sexuales en su sobrino, además de una esposa que parece poco significativa para José. Nirma Prieto maneja apropiadamente cuerpo y voz para componer a la Anciana que simboliza el pasado remoto que se revela ante José. Orlando Paredes apoya con pertinencia las escenas en que madre e hijo rememoran a los personajes del pasado y cuando se convierte en el otro. Sin embargo, él y Oscar Salomón deben manejar mejor el momento de la adolescencia donde se declara el machismo, ya que muchos textos se pierden debido a que se dejan llevar por la emoción en perjuicio de la dicción.

Siempre se comenta que Latinoamérica carece de identidad. Vivimos en una región que olvida fácilmente el pasado, lo que hemos sido, las tradiciones. Esta pieza establece la importancia de los antepasados como condición para saber qué somos y qué podremos ser. Así los recuerdos perduran en un jardín de tentáculos como ideas que nos permiten progresar.

Función: 1 de Agosto de 2009

Psicología femenina a profundidad

El Laboratorio Teatral Anna Julia Rojas, que está ubicado en la Avenida México, es una institución que por más de 30 años se ha dedicado a la formación de nuevos talentos para el arte escénico. Fundado por Horacio Peterson, Esteban Herrera y Anna Julia Rojas, con la dirección actual de Carmen Jiménez ha abierto sus espacios para ensayos de distintos grupos, conferencias, lecturas dramatizadas y teatro de calle. Además, varias agrupaciones con experiencia y especialmente noveles presentan sus propuestas teatrales en el pequeño espacio o sala de cámara llamada “Teatrino”.

En este lugar se exhibe el monólogo La golpista, escrito y dirigido por Javier Moreno. Con funciones los martes, miércoles y jueves, esta iniciativa de un grupo de creadores teatrales denominada Programa Mirabile dictu se propuso llevar a escena una “radiografía psicológica de una adulta contemporánea”, como manifiesta el subtítulo de la pieza.

Con apariencias de teatro ligero, el texto efectivamente transita por la psicología de una mujer que se revela frente a los espectadores como alguien que disfruta del maltrato hacia el otro. De ahí el título, por los golpes que deben soportar sus parejas si quieren aprovechar los “beneficios” que trae convivir con una mujer exitosa. A través del relato, Gladys se refiere a sus logros y a los conflictos que vive con quien desee estar a su lado, hasta que la denuncia de su novio la lleva a consultarse con un psiquiatra y descubre las razones de su comportamiento. Esto es lo que hace que la aparente ligereza del texto adquiera la profundidad que otros sobre mujeres adultas no poseen. Nuestro cartelera actual está invadida de argumentos sobre treintonas, cuarentonas y cincuentonas que, más allá del recurrente conflicto con la edad, no se preocupan por comprender las conductas sino por hacerlas evidentes y producir risa por medio de ellas.

La puesta en escena maneja tres áreas para el desplazamiento constante, con un ritmo que no decae, de la actriz. El punto focal es el centro, con una barra y una silla alta que claramente representa un bar como sitio idóneo para que, a través del consumo de alcohol, sirva como confesionario. Las otras dos áreas son los laterales, izquierda y derecha, por los que ella va de lado a lado mientras desarrolla el relato y pasa de una situación a otra.

La actuación de Karla Fermín logra demostrar todos los matices del personaje. La dirección se concentra en dar el peso necesario a cada situación planteada, lo que la actriz alcanza cabalmente por la naturalidad con que asume el rol, tanto en voz como en la gestualidad con que apoya lo que dice. Esto se percibe también cuando interpreta a los hombres que va nombrando.

Con la selección del mismo director y producción de María Petit, la música complementa las atmósferas de la pieza, junto a un video que, a manera de karaoke, acompaña a una canción que muestra el amor de un hombre hacia una golpista. Una producción sencilla pero que consigue lo que se propone.

Para concluir, es importante comentar que otros colectivos hacen vida en la institución con presentaciones los fines de semana en diferentes horarios. Así amplían la oferta teatral para el público en búsqueda de otras opciones.

Función: 23 de Julio de 2009

Visita indeseada

En la Sala de Conciertos de la nueva sede de la Universidad Nacional Experimental de las Artes, edificación en la que antes funcionaba el Ateneo de Caracas, se presentó la agrupación Teatro del Duende con La visita de los generales, escrita y dirigida por Gilberto Pinto. En la pieza, el físico Arthur Zenning se encuentra enfermo de cáncer y se retira de sus investigaciones sobre física nuclear. Sin embargo, dos generales lo visitan para exigirle que deje registrado sus últimos trabajos en beneficio de la patria y ordenan que le nieguen el tratamiento que le haría más llevadera la enfermedad. El Doctor Zenning, apoyado por su médico, el Doctor Kosta; su reemplaz, el Doctor Fatov y su desesperada mujer, Sara; demuestra que la ética de un ser humano está por encima de cualquier abuso de poder.

Estructurado de forma dramática correcta, el texto se incluye dentro del más puro estilo realista. La progresión dramática se mantiene dentro del género con presentación de personajes y del conflicto, agudización del mismo cuando se desarrolla la trama, clímax e inmediatamente desenlace.

De la misma manera, la puesta en escena se propone desde esta estética. Los desplazamientos de los actores son los estrictamente necesarios para el desarrollo del argumento y el hecho de que se miren frente e frente va acorde con el realismo. El espacio escénico diseñado por Pinto y Enrique Tovar plantea cuatro áreas del apartamento de Zenning: la sala donde sucede la mayoría de las acciones, un lateral con ventana que resalta más en una de la escenas, una mesa al fondo donde Sara escribe cartas a sus hijos y el cuarto con cama para los momentos culminantes. El vestuario delinea de manera clara a cada personaje.

Las interpretaciones son la mayor virtud del montaje porque posee a un elenco bien acoplado. Cada actor compone su papel con veracidad y maneja apropiadamente los matices. A la cabeza, se encuentran Carlos Márquez como Arthur Zenning y Francis Rueda como Sara que demuestran su experiencia, especialmente el primero que ofrece una admirable trabajo. Germán Mendieta como el General Medoc y Vito Lonardo como el General Inra comprenden cabalmente las posturas de los personajes, además de lograr la intensidad que requieren.

No menos importantes, Daniel Jiménez como el Doctor Fatov y Alexis Farías como el Doctor Kosta complementan a los demás con sus pertinentes trabajos interpretativos.

Del programa de mano extraigo una de las frases más contundentes que dice el General Inra: “Hoy en día el hombre, aparte de cualquier consideración moral, está obligado a darse íntegramente a la patria.” Podría preguntarse: ¿qué concepto de patria se maneja? La respuesta permitiría reflexionar acerca de muchas situaciones que vive nuestro país en la actualidad. Esto indica el valor que tiene el teatro para detenerse a pensar sobre lo que está mal o protestar, como el autor expresa en el mismo programa. Cualquier posición debe tomar en cuenta lo mejor para el país.

Para finalizar, quedará de parte de las autoridades de Unearte que las salas de esta edificación sean usadas para lo que originalmente fueron concebidas, porque los espacios de presentación son cada vez más esquivos para los hacedores de teatro. Así se podrá hablar de verdadera inclusión.

Función: 18 de Julio de 2009

Arabescos reales e imaginarios

Teatrex, Teatro piso 5 del Centro Comercial Paseo El Hatillo abrió sus puertas hace pocos meses para ofrecer diversos espectáculos en una sala bien acondicionada. La agrupación Teatro del Contrajuego inauguró el lugar con el montaje: La noche árabe del alemán Ronald Schimmelpfennig, dirigido por Orlando Arocha. La pieza presenta a cinco personajes que coinciden en un apartamento. López, el portero, trata de resolver los problemas de agua. Fátima, una mujer árabe, no comprende la perturbación de su compañera de apartamento. Franziska, dueña del inmueble, vive entre el sueño y la realidad. Kalil, novio de Fátima, llega de visita. Carpati, vecino de enfrente, se obsesiona por Franziska. Todos caen en un estado de trance en el que la realidad e imaginación se confunden.

La puesta en escena, apoyada en el diseño escenográfico, refleja la revelación de la teatralidad que está inmersa en el texto. Es evidente la entrada y desplazamiento de los actores a lo largo del escenario. La forma en que se trasladan de lado a lado simula el paso de un piso a otro. Un gran recipiente de metal se convierte en el ascensor que aprisiona a Kalil. Con dos carretillas se representan la bañera que usa Franziska y la arena del desierto que camina López. Se percibe cómo se llena de agua la carretilla para que ella se bañe y cómo la otra se voltea para llenar de arena el piso. Un sofá colgado con poleas es la cama donde duerme Franziska y es el balcón donde termina la botella que atrapa a Carpati. Éste se mantiene en el piso al principio, luego se sube. En una torre de madera se encuentran los interruptores y timbres de los cuartos a los que se hace referencia. Fátima los toca según se desarrolla la acción. Todas las acciones se ven, no se esconden al espectador, por eso se revela la teatralidad. Las actuaciones ofrecen en general intensidad, veracidad y organicidad en un elenco equilibrado con Ludwig Pineda como López, Carolina Torres como Fátima, Alexander Leterni como Carpati, Rafael Marrero como Kalil y Patricia Pacheco como Franziska.

La propuesta se mantiene durante la primera mitad por las interrelaciones que se establecen entre los personajes. Esto muestra la forma en que se suceden las relaciones humanas en la contemporaneidad. Luego de eso, las constantes referencias al mundo árabe que incluyen los recuerdos de Franziska en torno a la figura de un jeque, el viaje hacia el oasis de López, la sed de venganza de Fátima, el encarcelamiento de Carpati en una botella como si fuera un genio y la imposibilidad de escapar de una maldición de Kalil, pueden mantener el interés de un público conocedor, pero mayormente se desvinculan de éste por un fenómeno cultural.

¿Qué nos dice este texto a los venezolanos? Me encuentro en un terreno frágil acerca de lo oportuno que es llevarlo a escena en la Venezuela actual. Mi opinión es que no es pertinente porque todavía adolecemos en el país de una dramaturgia al día que muestre los problemas que nos agobian y porque la selección de piezas de autores extranjeros debe decirnos algo también. Hay excepciones en nuestro teatro actual, aunque no es constante la búsqueda de esa dramaturgia necesaria y lo demuestra esta agrupación que ha sido una de ellas en anteriores oportunidades.

Función: 5 de Julio de 2009

Un testimonio sobre la libertad y otro sobre la pobreza

En la Sala Rajatabla se ofreció una muestra de teatro del interior del país. En su momento comenté de la presentación de la Agrupación Teatral Coordinación de Yaracuy y los dos últimos fines de semana se presentaron grupos de Maracay y Barquisimeto.

Desde el Estado Aragua, Codarte y Estival Teatro llevaron a escena Mariana del español José Ramón Fernández con dirección de Juan Martins. El texto presenta, a manera de monólogo, el momento de encarcelamiento de la heroína Mariana Pineda. Los recuerdos aparecen para cargar a esta mujer de la fuerza necesaria para sentir que ha vivido en buena lid y así aceptar su fusilamiento. La puesta en escena se propone desde la estilización del movimiento, del espacio escénico y del vestuario. Los desplazamientos en las líneas que conforman un cuadrado o que demarcan una diagonal sirven para reflejar los estados de ánimo por los que pasa el personaje y dar dinamismo. La ambientación representa la celda de una cárcel con el asiento central y los barrotes que se trazan en el piso. El vestuario es el más estilizado para ataviar con hermosura a Mariana, pese a estar encarcelada. Por todo esto las búsqueda no es realista sino simbolista y la atención se enfoca en el texto, enmarcado por la fuerza de la actuación. La interpretación de Mirla Campos propone a una Mariana intensa en la que diferencia claramente cada emoción que la envuelve, al mismo tiempo que ofrece el gesto y movimiento del cuerpo que se ajuste. La libertad es la premisa de este encomiable montaje.

Desde el Estado Lara, Teatro Contrapeso trajo Pobre del pobre del venezolano José Gabriel Núñez. La pieza es una disertación entre dos mujeres acerca de lo terrible de ser pobre. Una de ellas, asumida como nueva rica, desprecia a la clase a la cual perteneció; mientras que la otra, orgullosa de ser pobre, trata de demostrarle que existen cosas favorables. El diálogo entre ambas se extiende para criticar todos los aspectos de la clase baja, lo que tiende a parecer inverosímil debido a que ninguna da su brazo a torcer ni se va del lugar, hasta que al final las dos, profesora y alumna, revelan que son parte de una especie de curso para aprender a comportarse de manera refinada y conseguir mejores oportunidades. La dirección general de Oscar Cortez crea una puesta en escena reiterativa con desplazamientos hacia un lado y otro, lo que perjudica el correcto desarrollo de la progresión dramática del texto debido a que no se percibe que el conflicto sea cada vez más agudo y decae el interés del público, pese a algunos momentos hilarantes. Esto se debe también a una escenografía que no evidencia el contraste entre las dos mujeres y que apenas decora el escenario con unas telas colgantes sin ninguna justificación, cuando podrían aprovecharse más los muebles que se usan. En las actuaciones, Karen Cordero como Imperio cae un poco en el lugar común de cómo se piensa que actuaría alguien de clase alta, aunque posee fuerza. Por su parte, Tatiana Illarramendi como María trató de sortear varios problemas de enfermedad que no le permitieron vocalmente ofrecer los matices idóneos, más allá de su expresividad corporal. Ambas deben diferenciar más su personaje en el final. En definitiva, una obra con altibajos.

Funciones: 28 de Junio y 3 de Julio de 2009

Nueva dramaturgia al instante (y II)

Concluyó la sexta edición del Festival Teatral de Autor (Festea), organizado por Pathmon Producciones. Varias agrupaciones de jóvenes creadores se presentaron durante la segunda semana de programación.

El grupo de teatro la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (Unesr) presentó Marullando con textos del argentino Gonzalo Marull. En dos monólogos, una mujer observa la autopsia de su cadáver mientras justifica las razones de su asesinato y un hombre se muestra perturbado al tratar de evadir la culpabilidad del hecho. La simpleza de la puesta en escena, a cargo de Nino Villezuá, y los elementos precisos son la mayor virtud de este montaje que demostró el compromiso actoral de Kenyely López y Fernando Moreno.

Se realizaron dos propuestas de Historias del abandono del español Rubén Buren. La pieza aborda, en pequeñas escenas, diversas situaciones de relaciones humanas que se terminan. Epidauro teatro, dirigido por Gleison Medina, realizó una labor dramatúrgica que dividió cada historia en partes para representarla fragmentadamente. Lo anterior, junto la estética expresionista del vestuario y escenografía en gris, rojo y negro, además de la distribución escénica de las historias, se percibe idóneo, aunque debe cuidar algunos detalles de actuación en su joven elenco. Kabré teatro propuso un estilo más caricaturesco a los personajes ataviados y maquillados con influencia del vaudeville, acompañados de una sugerente selección musical, si bien un bar como espacio escénico no logra total concordancia con la pieza. La dirección de Nadeska Armao puede orientar mejor la búsqueda actoral que se observa externa al comprender las situaciones del texto.

Este festival tiene carácter competitivo y la mejor obra fue Demetrius de Horus Teatro, original del mexicano Legom, adaptada y dirigida por Jaime Feliú. La dramaturgia de Legom ha sido un satisfactorio descubrimiento en este festival. El texto pone en escena a un hombre torpe que es engañado por su mujer, su jefe y su compañero de trabajo, de tal forma que lleva una vida honesta y sin mayores conflictos que los del día a día, hasta que cae en cuenta del sinsentido de ella cuando ya es demasiado tarde debido a que está condenado a morir. La puesta en escena hace evidente la teatralidad al usar elementos escénicos ciertamente falsos para representar a los objetos, además de emplear asistentes de escena vestidos de negro que los manipulan. De igual forma, la presencia de un narrador y la forma de proponer a los personajes con un toque de exageración que demuestre sus comportamientos, sin perder la veracidad, permite al espectador observar críticamente el contenido de la pieza.

Finalmente, es necesario destacar la presencia del dramaturgo brasilero Marcos Damaceno y la lectura dramatizada de la existencialista Agua revolta. De igual forma, la agrupación Navíos errantes de México presentó El moridero, donde el cuerpo de dos jóvenes mujeres reflejaron las luces y sombras del alma humana a través la dominación, lo instintivo y ritualista de este trabajo experimental

Luego de la nueva dramaturgia iberoamericana, el año que viene el festival estará dedicado al teatro venezolano donde se homenajeará a cuatro dramaturgos consagrados de la escena del país.

Funciones: 23, 25, 26 y 27 de Junio de 2009.

Nueva dramaturgia al instante (I)

La sexta edición del Festival Teatral de Autor (FESTEA) se celebra en el Teatro Alberto de Paz y Mateos, sede del Grupo Theja, y en la Sala Textoteatro del Teatro San Martín de Caracas. El festival está dedicado a la nueva dramaturgia iberoamericana con textos escritos por: Gonzalo Marull (Argentina), Marcos Damaceno (Brasil), Víctor Viviescas (Colombia), Abel González Melo (Cuba), Rubén Buren (España), Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio “LEGOM” (México), Jaime Nieto (Perú) y José Antonio Barrios (Venezuela).

Pathmon producciones, agrupación organizadora, inauguró la muestra con ¿Yo maté a Mozart? del autor Argentino. En este texto, influenciado por el teatro del absurdo, se encuentran dos hermanas que reprimen a otra menor de una familia perturbada por la muerte accidental del padre, el asesinato del perro y un hombre, llamado Amadeus como los anteriores, que trata de seducir a la joven. La obra está saturada de un simbolismo forzado que hace difícil la comprensión del público y se agota por su reiteración. La dirección de Juan Cordido evidencia algunos símbolos pero recarga de otros a la puesta en escena sin resolver adecuadamente las atmósferas que podrían darle un giro oportuno al argumento.

Los grupos Silencio Teatro y Sobretablas de Venezuela presentaron dos propuestas distintas de El sitio, escrita por el venezolano. La pieza trata de un hombre y una mujer que se esconden en un lugar desolado cuando escapan de un acontecimiento que los obligará a revelar, subrayando sus diferencias de sexo, el bando político al que pertenecen. En el trabajo de Silencio Teatro, dirigido por Wilfrido Sierrat, los personajes nunca tienen contacto visual para remarcar su manera de pensar distinto y se ofrece una marcada teatralidad que se manifiesta con la equilibrada puesta en escena. Solo deben cuidar más la intensidad y la dicción. La visión de Sobretablas, a cargo de Jennifer Morales, acentúa la perturbación de los personajes que se ubican en un entorno blanquecino, como un manicomio, y resalta el paso de una unidad de acción a otra, si bien debe replantear la musicalización y fortalecer la búsqueda orgánica de la interpretación.

El grupo Teatral Emergente realizó el montaje de La cotufa no baila más, también del escritor venezolano, dirigido por Orlando Chirinos,. Una bailarina apodada la Cotufa es asesinada y varios personajes peculiares desarrollan sus vidas en el ascensor donde ocurrió el hecho. Con una apropiada resolución escenográfica y musicalización, la mayoría de las actuaciones se quedan en lo externo frente al necesario contenido orgánico que le daría más fuerza al texto.

Desde México, Barón Rampante llevó a escena Edi y Rudy de LEGOM. Dos hombres tratan de sobrevivir con negocios poco comunes que siempre terminan mal, reflejando al latinoamericano “vivo” que quiere aprovechar las oportunidades y al “trabajador” que no puede ser honesto por el contexto donde está. La apropiada dirección y actuaciones de Juan Carlos Casas y Jean Paul Carstensen se abordan desde la técnica del “clown”, con una ambientación circense, que distancia acertadamente al espectador del argumento para que observe críticamente la premisa del texto, lo que hace más evidente el absurdo de las situaciones. El festival continúa.

Funciones: 17, 18, 19 y 20 de Junio de 2009.

Exclusión y exterminio del otro

Escena de Caracas presenta Topografía de un desnudo de Jorge Díaz en la Sala Principal del Teatro San Martín. La dirección, ambientación escenográfica y musicalización son de Costa Palamides que propone el simbolismo como tendencia. Con influencias del absurdo y el distanciamiento, el texto pone en escena a varios mendigos, dos policías, un periodista, tres investigadoras forenses, una prostituta, una funcionaria pública y una mujer de clase alta.
La consecuencia mortal de un serie de situaciones relacionadas con el desprecio hacia los marginados va descubriéndose durante el desarrollo argumental. Cada personaje que ha tenido un destino fatal revive el pasado y reconstruye las circunstancias de su muerte.
La puesta en escena trabaja el cuerpo del actor como un símbolo que se traslada de un lugar a otro sin descanso y refleja lo que se expresa con él, como hacer que los personajes se conviertan en el perro de la trama. La idea escenográfica se percibe sencilla pero no por eso sin importancia. El uso de siluetas de metal que representan los bordes de un cadáver pintado con tiza puntualiza la estética simbolista. Esto se hace más evidente cuando cada actor las manipula y relata con ellas la vida de sus personajes o cuando se cuelgan sobre el escenario como cadáveres que observan sus historias.
La actuación se propone desde las acciones físicas. El cuerpo del actor es el medio de expresión de las emociones y la voz es apenas una consecuencia de la corporalidad. Por lo tanto, destacan la fuerza de Delbis Cardona como el contrariado protagonista Rufo que trata desesperadamente de comprender su muerte; la apropiada diferenciación que Arnaldo Mendoza hace de Abelardo Linares y el Comandante Blanco; la notable conjunción de cuerpo y voz que Betsabé Correa da a la Notario y Clemencia; además de la intensidad de Margarita Morales como la Topógrafa y Teo. En contraparte, Nadescha Makagonow puede profundizar más en la intenciones de Isabel “la monja” y la Gobernadora, de la misma manera que lo hace con su adecuada composición de la Meteoróloga; así como Khalil Gómez e Ignacio Marchena pueden progresar más en la búsqueda corporal de Juanelo y San Lucas, respectivamente.
El diseño de vestuario de León Padilla refleja el carácter de cada personaje, acorde con la propuesta, por lo que se convierte en un símbolo más para identificar las acciones de cada rol. No obstante, Clemencia lleva el traje más simple sin delinear cabalmente al personaje, al contrario de los evidentes y bien logrados trajes de la Topógrafa, la Meteoróloga y la Notario que concuerdan con su labor investigativa cargada de ironía, así como el traje de la Gobernadora que realza el sentido de ineptitud burocrática del personaje.
El diseño lumínico de Gerónimo Reyes refuerza todo a través de la iluminación lateral y uso de luces enfocadas en segmentos del escenario, que acentúan los rasgos de los actores y cargan la escena de un contraste de luces y sombras, aparte de emplear el color rojo para brindar rudeza a los rostros.
Por último, resalto el trasfondo del texto, donde el otro, el diferente, el extraño es excluido y asesinado por beneficios económicos o solo por ser así. ¿Quiénes serán los marginados actualmente por ser diferentes?
Función: 14 de Junio de 2009

¿El teatro es simple cotidianidad?

El grupo Bagazos celebra 30 años de trayectoria con Historias de apartamento en la Sala de Teatro 1 del Celarg. Este montaje, dirigido por Gerardo Blanco, está constituido por 4 piezas que tienen un elemento en común: sus argumentos ocurren en el interior de un apartamento.
La pieza que abre, se desarrolla en el entreacto de las otras tres y culmina es La llamadita de Mónica Montañés. En ella, un hombre se comunica con un servicio de atención al cliente y es llevado al límite por la ineficacia y posterior interés amoroso de la operadora que lo atiende. Es interesante la forma satírica en que se trata a este tipo de servicios telefónicos, lograda gracias a las pertinentes interpretaciones de Geisy Rojas como Ella y Luis Andrés Figueroa como Él.
Atados por, escrita por Sandra Buzón, presenta la discusión que decidirá el futuro de un matrimonio desgastado por el paso del tiempo. La simple discusión resta acción teatral a un texto reiterativo sobre el deterioro de una relación, además que su desenlace es poco verosímil para la manera en que se desenvuelven los sentimientos de los personajes. La actuaciones de Francis Romero como Alicia y Elio Palencia como Carlos se perciben ajustadas.
La tercera es Tiempo rojo de Natalia Valecillos. Una joven, huérfana de madre, tiene que lidiar con los conflictos de su edad y la crianza de su padre. De todas la piezas es la más débil en su estructura y resolución debido a que cae en el uso excesivo de lugares comunes sin plantear un verdadero conflicto teatral. Erika Santiago saca provecho del personaje Zara y Elio Palencia maneja adecuadamente su rol como Miguel, el padre.
Por último, El marido de mi marido de Marcela Sánchez lleva a escena los desacuerdos de un matrimonio donde el esposo vive con la fantasía de vestirse y comportarse como mujer. Este original texto coloca al público frente a la tolerancia y aceptación de lo que una pareja puede considerar normal dentro de su relación. Los trabajos actorales de Francis Romero y de Elio Palencia son los mejores logrados del montaje porque proporcionan las intenciones y expresividad corporal que requieren Leticia y Alfredo, respectivamente.
La puesta en escena brinda uniformidad estética al espectáculo al emplear desplazamientos parecidos en todas las piezas, aprovecha una sencilla ambientación de paneles blancos y usa un mueble central distinto en cada una de ellas. La iluminación abusa un poco del uso de varios colores y el vestuario delinea sin mayor pretensión a los personajes, excepto la necesaria ropa íntima que usan los personajes de la última.
Salvo esta última pieza, las demás tratan de acontecimientos cotidianos. Entonces cabe hacerse la pregunta del título. ¿Por qué? Pareciera que las telenovelas hacen mucho daño a nuestra dramaturgia porque las situaciones cotidianas son transmitidas en la televisión como algo novedoso, como el contacto del espectador y su catarsis con el día a día. El teatro no es esto ni puede serlo debido a que la simple rutina de los seres humanos no es teatral. Si así fuera, mejor vamos a sentarnos en el sofá de la sala de una casa a ver cómo se desarrolla la jornada de la familia que ahí vive, volvamos al Living theater y no busquemos nuevas formas y temáticas que abarcar.
Función: 6 de Junio de 2009

Abismos poéticos, reinos soberbios

Poesía: La Agrupación Teatral Coordinación del Estado Yaracuy presenta El jardín de los abismos (Safo o el suicido), basado en un texto de Marguerite Yourcenar y dirigido por Armando Holzer, en la Sala Rajatabla. El texto tiene como base la vida de la poetisa griega Safo que se convierte en una metáfora de los intentos y fracasos de las relaciones amorosas en la actualidad.
Como parte del proyecto “Voces potenciales” que aborda el trabajo del actor en solitario, la actriz Elsy Goyo realiza este segundo unipersonal. Representa a una acróbata que recrea los idilios que ha tenido mientras se balancea en un trapecio. Al bajarse de él, sigue el relato rodeada de una atmósfera circense y se acompaña de varias maletas de madera. Cada maleta es un abismo dentro del cual Safo cae en ese juego de escape y enfrentamiento con la imagen de un amor que la persigue. La interpretación muestra un fuerte contenido interno que se refleja en los diferentes matices que ofrece. Poco a poco se exterioriza a través de los gestos e invade todo el cuerpo para evidenciar las marcas obsesivas del fracaso amoroso. El concepto general de escenografía, vestuario, iluminación, música y maquillaje es del director, logrando articular todos estos elementos para ofrecer un depurado trabajo.
Es necesario destacar la producción general de Lusvio Ramírez en la realización de este montaje y el apoyo del Instituto de Artes Escénicas y Musicales (IAEM), que permite que las funciones se ofrezcan con entrada libre.
Función: 30 de Mayo de 2009
Soberbia: El Instituto de Investigaciones para el Desarrollo del Arte en Venezuela (IIAVE) presenta el montaje infantil Un día en el reino de Bambina de Alberto Ravara, dirigido por Nino Villezuá, en la Sala Doris Wells de la Casa del Artista. El reino de Bambina es controlado por la Reina Glotona que maltrata a su sirvienta Anita, pero todo cambia cuando un monstruo de otro reino invade el lugar y la fiel criada sea quien debe defenderlo. Con una puesta en escena sencilla de movimientos puntuales para contar la historia, la música de Leonardo Maldonado resalta cabalmente las características de cada rol.
Las actuaciones se proponen desde la caracterización hasta llegar al arquetipo. La Reina, interpretada con veracidad e hilaridad por María Elena Duque, es malvada hasta el extremo pero cobarde en el fondo; Anita siempre será humilde y así lo refleja la actuación de Mailyn Maurera; Lilybell Trejo se vale de la expresividad corporal para dar forma a la pintoresca Juglara; el Monstruo de Cobalandia demuestra su soberbia a través de la capacidad vocal que brinda Tomás González; el Pichón de monstruo elogia a su amo y se muestra divertido gracias al trabajo de Alejandro Maurera; y Rommel Martínez como el Guardián de Fronteras puede ofrecer mayor veracidad sin perder la fuerza, aunque la interpretación sea más externa en este tipo de teatro. La ambientación escenográfica de cubos de colores, escudos y el trono movible de la reina se observa original y funcional, además del vestuario que refuerza el carácter de cada personaje. Ambos son diseños de Héctor Becerra.
Este Instituto sigue creyendo en el “Teatro de los invisibles” de agrupaciones desconocidas pero con una gran labor dentro de las comunidades.
Función: 31 de Mayo de 2009

Juventud, violencia y lágrimas

La Fundación Rajatabla presenta Cuando quiero llorar no lloro, adaptación de la novela homónima de Miguel Otero Silva, en la Sala Anna Julia Rojas del Ateneo de Caracas. La historia de los tres Victorinos: uno de clase baja, otro de clase media y el último de clase alta, es adaptada y dirigida por José Domínguez con muchos altibajos. La propuesta de llevar a escena esta novela crea personajes que narran los sucesos y se desvían de la ineludible demanda de acción teatral que requiere. Parece más adecuado que la trama se concentre en la acontecimientos de la vida de cada uno de los protagonistas y así lograr la teatralidad a través de las acciones y no de las palabras, no obstante se comprende la importancia que posee el manejo del lenguaje en la novela y el humor que surge durante la representación lo corrobora.
En el trabajo actoral, Abilio Torres como Victorino Pérez, el joven pobre condenado a ser delincuente, logra la interpretación más convincente en todos los aspectos. Gabriel Agüero como Victorino Perdomo, el estudiante comunista de sociología que cree en la violencia para lograr un cambio, expresa sus textos de manera plana sin la variedad de matices necesaria. Elvis Chaveinte como Victorino Peralta, el chico acostumbrado a recibir todo y que disfruta de la violencia gratuita, ofrece un trabajo adecuado sin una búsqueda psicológica de las motivaciones del personaje. Por la estructura de la novela, es poco factible que, además de los Victorinos, algún otro personaje tenga mayor peso escénico y pueda desarrollarse actoralmente. En este caso, el manejo correcto de la proyección vocal, las inflexiones y la expresividad corporal garantizarían que cada pequeño rol no pase por debajo de la mesa en cada segmento, lo que se puede apreciar en las actuaciones de Francisco Alfaro, Rolando Giménez, Rossana Hernández y Demis Gutierrez. El resto del elenco que posee experiencia cumple en mayor o menor grado, mientras que los integrantes y ex integrantes de los diferentes niveles del Taller Nacional de Teatro, programa de formación actoral de Rajatabla, tratan de que sus textos sean comprendidos y escuchados con mayor impostación vocal que otra cosa.
La escenografía diseñada por Armando Zullo está constituida por tres grandes tarimas movibles que son desplazadas constantemente para simbolizar los distintos espacios de la acción según la manera en que éstas se disponen, sin embargo se presenta muy plana en su cromatismo y el recurso tiende a agotarse cuando disminuye el ritmo escénico sin demostrar una verdadera justificación. Las coreografías de Rolando Giménez complementan algunas escenas, pero en general se alargan innecesariamente, al igual que la música original de Jerry Maneiro que tiende a romper en ciertos momentos la época.
La excelente novela de Miguel Otero Silva todavía tiene mucho que decir al país, aunque la adaptación teatral se queda a medio camino entre la acción, la narración y el homenaje. Cada vez se hace más pertinente decir: “El país no ha cambiado nada”, frase trillada pero que representa cabalmente lo que varios de nosotros sentimos cuando leemos una novela como ésta o vemos este montaje sin percatarnos de los casi 40 años que nos separan desde su primera edición.
Función: 20 de mayo de 2009

Apariencia y realidad de la locura

En el Espacio Plural del Trasnocho Cultural, KJCP producciones presenta Geranio de Xiomara Moreno, dirigida por Javier Vidal. Geranio, un hombre perturbado porque no sabe si lo que deseaba se hizo realidad o fue producto de su mente, es dejado en el ala de un sanatorio donde conoce a Nicolás, Guy y Guillermo, tres internos que seguirán su juego para demostrar que él no debe estar ahí y que ellos son los verdaderos locos.
La propuesta de puesta en escena equilibra el desplazamiento de los personajes a través del espacio. Cuando dos de ellos están en escena, buscan los extremos y cambian constantemente de lugar entre uno y otro. Esto se hace más dinámico con la entrada de un tercero, cuando se emplea el centro y los extremos, hasta que los cuatro están en escena con dos en los extremos y dos trasladándose entre ellos. En otras ocasiones se refuerza la trama cuando se hace necesario que se reduzca el ritmo y hay mayor interés en lo que se dice, al punto que los personajes se sientan en un banco para tratar de comprenderse o en espera que otro relate su historia. Lo anterior demuestra la claridad de la dirección a la hora de resolver cada escena y darle sentido a la premisa de la obra, algo que también se observa en el acertado interés de enfocar el trabajo en las actuaciones.
Esta pieza requiere de un alto nivel de compromiso actoral y el montaje realizado logra este cometido. La interpretación que Nacho Huett realiza de Geranio se muestra intensa y mantiene un ritmo interno vertiginoso que se percibe en la manera en que exterioriza corporalmente los estados por los que pasa el personaje sin nunca perder las intenciones de la perturbación que expresa. Antonio Delli revela a través de voz y cuerpo las actitudes de Nicolás, además de permitirse disfrutar de la excentricidades que puede tener. Por su parte, Gerardo Soto demuestra un admirable manejo de los matices de Guy y una apropiada moderación en como va desarrollando su rol. Raúl Hernández como Guillermo se plantea jugar con diferentes acentos y registros vocales, sin embargo varios de ellos se quedan en exteriorizar sin la intención requerida en el momento.
La dirección de arte, a cargo de David Silva, propone un espacio escénico minimalista con una tarima y el banco en color blanco, lo que permite concentrar la atención en las actuaciones, aunque la realización de la tarima no presenta un buen acabado. El vestuario para los tres internos del sanatorio también posee como base el blanco en una braga que se complementa con un suéter para Nicolás y un sobretodo con sus mangas cortadas para Guy y así reflejar el carácter de cada uno de ellos, al contrario de Guillermo que lleva camisa de fuerza y de Geranio que viste un traje gris para contrastar con los otros y evidenciar la vida que ha llevado. De igual forma, el diseño de iluminación de Martín Flores se muestra sencillo en casi toda la pieza para seguir reafirmando la idea de que lo más resaltante son las actuaciones, si bien apoya el momento climático al oscurecer la escena y demostrar el nivel de locura al que se llega. Esta producción de Kelvis Martínez y Juan Carlos Pabón hace evidente que con textos bien escritos y bien dirigidos puede lograrse un excelente producto.
Función: 17 de Mayo de 2009

Ilusión y magia al doble

Ilusión: El grupo teatral Delphos presenta la pieza infantil El circo de madera de Irma Borges, dirigida por Luis Alberto Rosas, en el Teatro Luisela Díaz. Un niña que desea mantener vivo el recuerdo de su abuela decide esperar el circo para irse con él, pero su verdadera misión será contribuir a que dos niños crean en que éste existe, ayudada por la magia de otro personaje. Con una puesta en escena precisa que se preocupa por mantener siempre el equilibrio en el escenario, las canciones de Alan González complementan la historia para dar más énfasis en las características de los personajes que juegan a marchar durante cada música gracias a las coreografías de Ellavled Ascano. Los diseños de escenografía y vestuario de Robert Cardenas proponen una sencilla y colorida ambientación que ubica la acción en un parque con árboles de diferentes texturas, además de vestir apropiadamente a cada personaje. Las actuaciones logran acercarse a través de los gestos y la voz a los personajes de niños con Andrea Silva como Blanca, la protagonista, junto a Sandy González como Rosa y José Joaquín Araujo como Armando. De igual manera, hay veracidad en la caracterización que hace Erika Calderón de Fortunata, el personaje mágico, aunque puede afianzar más los conceptos que expresa para disfrutar mejor de la comicidad que posee. Este montaje tiene doble elenco, sin embargo pude apreciar a uno solo, por lo que puedo suponer que si el otro elenco se desenvuelve en los mismos términos que éste, el montaje ofrecerá el contenido de ilusión y amistad que hace que los niños se diviertan con él.
Función: 9 de Mayo de 2009
Magia: Horus Teatro presenta Entre hadas y duendes de Mario Errasmuspe en la sala principal del Teatro San Martín. Este montaje infantil, dirigido por Orlando Alfonzo, desarrolla la historia de un grupo de personajes mágicos que se consigue con que su bosque se ha vuelto oscuro porque el sol y la luna no alumbran debido al hechizo de una bruja; por lo tanto, deben unirse para resolver el problema. La versión realizada por el mismo director solventa varias inconsistencias sobre el conflicto principal, aunque existen personajes que se muestran de relleno porque no aportan nada para el desarrollo y resolución como el Hada Prana y la Princesa. La puesta en escena se encarga de resolver la entrada y salida de los personajes, si bien puede limpiar más el desplazamiento escénico al evitar que los personajes se solapen unos a otros y caminen hacia atrás, además de mantener el ritmo escénico que comienza ajustado pero baja en varios momentos que requieren más fluidez en el diálogo. En la actuación, el elenco masculino posee más fuerza y veracidad en las caracterizaciones que realizan Teo Gutiérrez (Puck), Carlos Enrique Vargas (Urisk), Jaime Feliú Cervi (El Maestro), Fernando Azpúrua (Elfo), Javier Contreras (Gogo) y Orlando Alfonzo (El Sol). El elenco femenino debe manejar mejor las intenciones en Gabriela Mata (Leanan) y Stephania Nevado (Prana), así como mayor intensidad en Ana Karina Terrero (Princesa) y Pilar Seijo (La Luna), igualmente debe trabajarse más a Amanda Gómez (Musa) quien se muestra más débil, al contrario de Ana María Áñez (Annis) que propone mejor su personaje. Una pertinente ambientación y conveniente vestuario de delinea cada rol integran este montaje de una agrupación que es producto de la autogestión y que ha mejorado mucho desde su primera temporada.
Función: 10 de mayo de 2009