En la Sala Rajatabla, la
agrupación El Galpón del Arte presentó Mátame,
Mamá, montaje basado en de la pieza Arráncame la vida de Elio Palencia,
asistencia y dirección de Citlalli Godoy Rivas, y dirección escénica de Elio
Palencia.
Esta nueva versión de la obra de
Palencia mantiene su espíritu de presentar una crítica a los prejuicios de la
sociedad. Una madre debe lidiar con el hijo contagiado de VIH que decide volver
a la casa donde se crió para transitar sus últimos días. El texto se estructura
con el final como principio y la súplica del hijo para que la madre acabe con
su sufrimiento. Sucesivamente, las escenas nos van presentando ciertos
monólogos en los que la Nubia Linares, la madre, cuenta cómo descubrió la
homosexualidad del hijo y las reacciones que podría suscitar en sus vecinos de
un pueblo del interior del país. El momento más contundente es el discurso de
Nubia frente al auditorio de la escuela en la que trabajó toda su vida y que le
entrega un reconocimiento a sus años de servicio. El final de la obra marca la
esperanza de un fin que ya se conoce.
La dirección maneja correctamente
una estética simbolista donde los elementos son cambiados constantemente de
lugar para recrear las situaciones. El uso de un maniquí para representar al
hijo moribundo es un gran acierto que permite al espectador imaginar a una
persona enferma con SIDA. El diseño de vestuario de Jonathan Rodríguez y del
mismo director se percibe sencillo y ajustado a los personajes, salvo el traje
carnavalesco de Nubia que refleja su espíritu fiestero y el ánimo de mostrarse
ajena a la situación que debe enfrentar con la enfermedad de su hijo. Por su
parte, los elementos escenográficos, propuesta de Alfonso Rivas, son los
necesarios para diferenciar los espacios de la acción, aunque el diseño de
iluminación de Gerónimo Reyes cumple más con este propósito, además de indicar
el paso del tiempo y reforzar el estado interno de los personajes.
En las actuaciones, el peso de la
obra es llevado por Aura Rivas como Nubia Linares. Esta pieza adquiere
consistencia, conmueve y transmite las ideas que plantea gracias a su
interpretación. Rivas demuestra un manejo excepcional del trabajo vocal y
corporal con una extraordinaria capacidad de conectarse internamente con el rol
y hacerlo real. Por otro lado, Domingo Balducci interpreta a Andrés, el hijo.
Su labor es consistente y correcta, destacándose en el monólogo donde el
personaje alucina y que el actor siente y transmite con veracidad.
Este es un montaje que ha
recorrido varias salas de Caracas y espero que lo siga haciendo para enfrentar
al público con un tema que todavía está vigente.
Función: 30 de Junio de 2013
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