Los perros del petróleo

En su sala principal, el Teatro San Martín de Caracas presenta 3 noches para 5 perros, texto de Gustavo ott y dirección de Luis Domingo González.

El texto recrea los días previos y las situaciones que llevaron al desastre que sucedió en la plataforma petrolera del Golfo de México durante el 2010. La acción se concentra en cinco personajes: tres trabajadores, el espíritu de un trabajador muerto y un ejecutivo. Con su particular estilo en la que mezcla la metáfora con frases coloquiales y situaciones límites, Ott crea una obra contundente y reflexiva. Esto se percibe especialmente en la conversación entre el ejecutivo de BP y el encargado del taladro cuando se revelan las que podrían ser las causas del derrame petrolero. La manipulación, producto del dinero, la codicia y la poca conciencia ecológica son los temas recurrentes.

La dirección propone una apropiada estética a medio camino entre el realismo y el simbolismo que se apoya en la escenografía diseñada por Rubén León. Se aprovechan todos los espacios del escenario localizados en diferentes niveles para simular la estructura de la plataforma y su punto focal: el taladro que causó el desastre. La puesta en escena se concentra en los tres trabajadores que se desplazan constantemente, mientras el muerto los observa e interviene en tono reflexivo. Luego, el ejecutivo irrumpe como catalizador del desastre. En esta última intervención, no parece necesario el rompimiento que ocurre en la forma en que se desarrolla la acción porque el espíritu que deambula en escena ya se encarga de esto. Además, se pretende reforzar las razones del hecho cuando el texto las da por sí solo.

En las actuaciones, el trío de actores: Ludwig Pineda, David Villegas y José Gregorio Martínez que representa a los trabajadores de la plataforma: Barney Cox, Ismael Martínez y Joe Brown, se muestra cabal en sus intenciones con la presencia de mayor intensidad en los dos primeros, encargados del trágico final. Se destaca William Escalante como Doug Waxman, ejecutivo de BP, porque logra organicidad en la manera que maneja los matices y la energía de un personaje que controla todo a su antojo. Por su parte, Luis Domingo González está correcto en su interpretación gestual y vocal de Wyatt Nelson, el trabajador fallecido cuyo espíritu merodea en actitud premonitoria. 

Este montaje demuestra la capacidad que tiene el teatro de distanciar para vernos a nosotros mismos. La industria petrolera nacional se ve reflejada en la lejanía de las circunstancias que ocurrieron en el golfo de México. Un trabajo pertinente en una Venezuela cuyo petróleo se derrama en el Estado Monagas.

Función: 24 de Febrero de 2012

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