Durante dos semanas se realizó el Festival de Teatro de Caracas. Organizado
por el Gobierno del Distrito Capital y la Alcaldía de Caracas, el festival
rescató mucho de los espacios olvidados del centro de la ciudad, además de
utilizar otros ya reconocidos. Los lugares para el teatro de sala fueron el
Teatro Nacional, Teatro Municipal, Teatro Principal, Teatro Cristo Rey, Sala
José Félix Ribas del Teatro Teresa Carreño, Salas Juana Sujo y Doris Wells de
la Casa del Artista, las tres salas de la Universidad de las Artes, la sala
principal del Teatro San Martín, Sala
Rajatabla, Celarg, el Nuevo Circo y el auditorio del Museo Boliviano. Por su
parte, el teatro de calle y otros géneros se presentaron en parques, plazas,
bulevares y museos.
Más de 80 compañías exhibieron sus trabajos, sin embargo quedan detalles
importantes por resolver para la continuidad del evento. Primero, proponer una
programación que permita apreciar más espectáculos durante el día. Varios
montajes a la misma hora o con una hora de diferencia entre uno y otro es un
error. En segundo lugar, se debe ofrecer amplitud y rigor en la escogencia de
las agrupaciones. Esto implica que se dé la oportunidad de selección a
cualquier colectivo, aunque se escojan aquellos trabajos de calidad.
Además, es necesario invitar a los estudiantes de las escuelas de teatro y
de las universidades para que asistan a las conferencias, foros y talleres de
formación. La plaza Diego Ibarra del centro de Caracas, rebautizada con el
nombre de “Ciudad Teatro”, fue el sitio que albergó estas actividades, así como también la presentación de
conciertos. Esto último puede replantearse para que sean las funciones de
teatro de calle las que atraigan al público y no la música.
Por último, es importante revisar la información que se publica de las agrupaciones
y entregar programas de mano en cada presentación. Fue desconsiderado que los
nombres de muchos dramaturgos no aparecieran en el catálogo del festival. Esto,
aunado a la falta de los programas, aumenta el desconocimiento del público común
sobre el quehacer teatral.
Después
de 12 años, el Gobierno del Distrito Capital y Fundarte, ente cultural adscrito
a la Alcaldía de Caracas, han señalado uno de los caminos que deben seguir las
políticas culturales en torno al teatro. En cambio, el Ministerio del poder
popular para la Cultura y su Instituto de las artes escénicas y musicales
(IAEM) tienen todavía una gran deuda con el sector. Cuando el Estado comprenda
que el arte, en todos sus sentidos, no es solo entretenimiento sino uno de los
pilares fundamentales del ser humano puede que desarrolle verdaderas políticas que
se mantengan en el tiempo.
(Publicado en el Diario Tal Cual)
(Publicado en el Diario Tal Cual)
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