En el Teatro Trasnocho, el Grupo Actoral 80 presenta Baraka de la holandesa María Goos, producida por Carolina Rincón y dirigida por Héctor Manrique. La obra coloca en escena a Pedro, trabajador homosexual de una alcaldía que quiere demostrar que varios cuadros de un pintor famoso son de su posesión porque es parte del pago de la caja de ahorro. Juan, un político ambicioso que desea ser ministro, se va a vivir con él porque se separa de su esposa. Ambos se reencuentran con Tom, un abogado drogadicto que trabaja en publicidad, y Martin, un director de teatro que ha caído en la mediocridad. Con más de 20 años siendo amigos, los cuatro hombres se reúnen para tratar de resolver el problema de Pedro, aunque descubrirán que su amistad ya no significa nada.
La dirección propone el desarrollo de las escenas con un ritmo en aumento que se apoya en los desplazamientos constantes de los actores. En varios momentos, esto es apropiado para el logro del equilibrio escénico y desarrollo de la historia, sin embargo es excesivo en otros porque rompe la vinculación entre texto y acción. Además, hay instantes de mucha intensidad durante la representación que se justifica por las situaciones desarrolladas, pero es necesario no perder el sentido de la escena y equilibrar con propiedad las intervenciones de cada uno para que el público escuche lo que se dice.
Por su parte, la ambientación representa con eficacia la sala de un apartamento que mezcla una diversidad de estilos con cada uno de sus muebles. Quizás, la escogencia de otro color para el piso resaltaría más los elementos escenográficos.
En las actuaciones, Iván Tamayo se luce con la creación del personaje Tom porque llega hasta el patetismo al aprovecharse de gestos reiterativos e intensos y un conveniente manejo vocal para reflejar la perturbación que produce su adicción. Junto a él, se encuentra la apropiada expresividad vocal y corporal de Javier Vidal como Pedro, la interpretación pertinente de Carlos Cruz como Juan y la energía persistente de Héctor Manrique como Martin.
A pesar que este tema ha sido tratado otras veces por el grupo, nunca ha sido tan desesperanzador. El tono de comedia agridulce está siempre presente y comprender que los intereses personales dañan la amistad está detrás de las risas del público.
Este es el segundo montaje que el Grupo Actoral 80 realiza con autogestión en este año. Parece dejar atrás la polémica decisión que tomó el Ministerio de la Cultura de dejarlo sin subsidio, al igual que hizo con otra agrupaciones calificadas de “perniciosas”, si bien esto no mermó su capacidad y entusiasmo para seguir haciendo buen teatro.
Función: 10 de Abril de 2011
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