En la Sala experimental de CELARG, la agrupación Teatro Forte presenta Versus de Rodrigo García, producción de
Fedora Freites y dirección de Vladimir Vera.
El texto presenta las temáticas constantes del teatro de García: la crítica a la alienación y al conformismo del individuo frente a la sociedad, y agrega, en esta oportunidad, una opinión contraria a los hábitos que se manifiestan en las relaciones de pareja, incluido el sexo. Está conformado por escenas que comienzan y terminan de manera lineal para transmitir con claridad las ideas sin desarrollarlas. Se podría decir que es un texto estructurado con ideas sueltas pero complementarias.
La dirección aprovecha esto para dar un estilo y trazar una acción a cada parte a través de la estética que caracteriza al grupo: la revelación de la teatralidad, el uso de proyecciones audiovisuales y crear imágenes con referencias plásticas. Para ello, la dirección de arte de Gala Garrido y el vestuario de Ana Karina Ávila facilitan la puesta en escena. Con todo esto, se busca crear una obra viva, perturbadora, incómoda y, en especial, reflexiva. La dramaturgia de García se acopla con el modelo estético del grupo, si bien su discurso textual y visual es parecido al de trabajos anteriores.
Pese a lo anterior, el principio no tiene la fuerza y verdad que se logra a lo largo de la obra. Para que el público rompa con el estado inicial de extrañeza y se conecte con lo que ve, a pesar de la forma en que es recibido por los actores, éstos tienen que alcanzar una conexión más eficaz y contundente al comienzo de la representación. Comprendo el uso de la meta-teatralidad (teatro dentro del teatro) pero sin perder la concentración en el escenario.
Este montaje no es complaciente porque no le da al público lo que acostumbra a ver en una cartelera teatral caraqueña cargada de propuestas realistas y de textos ligeros que buscan la asistencia masiva y la risa fácil. Invita a los espectadores a que participen activamente con su pensamiento en la formación del discurso que aprecian. Por esto, pueden sentir molestia y rechazo hacia lo que están viendo.
Destaco el trabajo actoral sincero, pleno de matices y con veracidad que consiguen Larissa Costas, Jesús Sosa y Domingo Balducci en sus diferentes intervenciones. Victoria Morales logra conectarse por momentos pero requiere más organicidad.
Por último, no puedo dejar de comentar el estado deplorable en que se encuentra la sala. La ausencia de aire acondicionado con un aparato ruidoso y otro que no funciona, junto a las pésimas condiciones de las sillas, demuestran la incompetencia de la fundación CELARG y sus dirigentes.
Función: 5 de Octubre de 2012
El texto presenta las temáticas constantes del teatro de García: la crítica a la alienación y al conformismo del individuo frente a la sociedad, y agrega, en esta oportunidad, una opinión contraria a los hábitos que se manifiestan en las relaciones de pareja, incluido el sexo. Está conformado por escenas que comienzan y terminan de manera lineal para transmitir con claridad las ideas sin desarrollarlas. Se podría decir que es un texto estructurado con ideas sueltas pero complementarias.
La dirección aprovecha esto para dar un estilo y trazar una acción a cada parte a través de la estética que caracteriza al grupo: la revelación de la teatralidad, el uso de proyecciones audiovisuales y crear imágenes con referencias plásticas. Para ello, la dirección de arte de Gala Garrido y el vestuario de Ana Karina Ávila facilitan la puesta en escena. Con todo esto, se busca crear una obra viva, perturbadora, incómoda y, en especial, reflexiva. La dramaturgia de García se acopla con el modelo estético del grupo, si bien su discurso textual y visual es parecido al de trabajos anteriores.
Pese a lo anterior, el principio no tiene la fuerza y verdad que se logra a lo largo de la obra. Para que el público rompa con el estado inicial de extrañeza y se conecte con lo que ve, a pesar de la forma en que es recibido por los actores, éstos tienen que alcanzar una conexión más eficaz y contundente al comienzo de la representación. Comprendo el uso de la meta-teatralidad (teatro dentro del teatro) pero sin perder la concentración en el escenario.
Este montaje no es complaciente porque no le da al público lo que acostumbra a ver en una cartelera teatral caraqueña cargada de propuestas realistas y de textos ligeros que buscan la asistencia masiva y la risa fácil. Invita a los espectadores a que participen activamente con su pensamiento en la formación del discurso que aprecian. Por esto, pueden sentir molestia y rechazo hacia lo que están viendo.
Destaco el trabajo actoral sincero, pleno de matices y con veracidad que consiguen Larissa Costas, Jesús Sosa y Domingo Balducci en sus diferentes intervenciones. Victoria Morales logra conectarse por momentos pero requiere más organicidad.
Por último, no puedo dejar de comentar el estado deplorable en que se encuentra la sala. La ausencia de aire acondicionado con un aparato ruidoso y otro que no funciona, junto a las pésimas condiciones de las sillas, demuestran la incompetencia de la fundación CELARG y sus dirigentes.
Función: 5 de Octubre de 2012
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