La escena venezolana 2008 (II): La dramaturgia

Lo más resaltante de la dramaturgia del año pasado es el resurgir de los autores venezolanos que fueron reconocidos tanto en el ámbito nacional como en el internacional. Tres piezas escritas en el país se constituyeron como las más destacadas, siendo reconocidas por el Premio Municipal de Teatro que otorga el Consejo del Municipio Libertador. La ganadora fue Penitentes de Elio Palencia, junto a su estupendo montaje realizado por el incansable grupo TEATRELA. De igual forma, los jurados que participamos en el premio otorgamos dos menciones especiales a Parece que va a temblar de Ricardo Nortier, llevada excepcionalmente a escena por el Teatro de Contrajuego, y Cuentos de guerra para dormir en paz de Karin Valecillos, que augura un buen futuro a Tumbarrancho Teatro por su sencilla pero contundente puesta en escena. Esta agrupación realizó una nueva temporada de Lo que Kurt Cobain se llevó, también de Valecillos, cuyo montaje fue premiado en un festival de Bielorrusia. El grupo Rajatabla realizó la Primera Muestra de Dramaturgia Nacional en homenaje a Gilberto Pinto que comenzó con El peligroso encanto de la ociosidad, escrita por el homenajeado y continuó con: Los dioses del sur de Vicente Lira, Cont@to de Carmen García Vilar, La jaula bigshop de Héctor Castro y José Amindra de Roberto Azuaje, sin embargo tenía que haber mayor rigor en la escogencia de las piezas porque algunas lucen contrarias a la estética del grupo y mal resueltas estructuralmente. La presencia de la dramaturgia internacional se produjo con: ¡Ay, Carmela! de José Sanchis Sinisterra, Los días felices de Beckett, Venezia de Jorge Accame (presentada dos veces con la versión de Aníbal Grunn), El cruce sobre el Niágara de Alonso Alegría (agradable montaje de Grupo actoral 80), Barranca abajo de Florencio Sánchez, Diatriba de amor contra un hombre sentado de García Márquez, Al pie del Támesis de Vargas Llosa, La fiesta de Spiro Scimone, Así que pasen cinco años de Federico García Lorca, Allende: la muerte de un presidente de Rodolfo Quebleen, Contigo pan y cebolla de Héctor Quintero, El contrabajo de Patrick Süskind, La nona de Roberto Cossa y Rosa de dos aromas de Emilio Carballido. Hollywood style de Marcos Purroy fue censurada en el CELARG por sus comentarios sobre el país y Cuba, aún cuando su escritor desestimó todo con el eufemismo: “acuerdo de convivencia”. Mucho más categórico fue lo que sucedió en una lectura dramatizada en la Alianza Francesa que fue suspendida en plena realización por el supuesto lenguaje vulgar de una de las piezas. El teatro denominado comercial de temática ligera y simple con actuaciones televisivas siguió presente con: Club de caballeros, La ronda, Un cuarto para los dos, Juntos pero separados, La culpa es de mi bautizo, Las quiero a las dos, Sangrando por la herida, Algunos lo piensan, nosotros lo decimos, Pareja en regla y El cielo es muy aburrido, en el que muchas veces no se tiene respeto por la actividad teatral cuando se ensaya poco para sacar un producto de calidad media. Lo contrario de ¿Monogamia? de Marco Antonio de la Parra ó Todos los hombres son mortales …Y las mujeres también de Fausto Verdial que demuestra que se puede realizar un trabajo respetable.

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