Durante los meses de la
cuarentena, producto de la pandemia que vivimos, me he atrevido a presenciar
varias experiencias que utilizan elementos del teatro y lo adaptan a la plataforma
de moda para reuniones de trabajo: ZOOM. Esta herramienta ha sido invadida por
creadores que tienen mucho que decir y han visto en ella el medio para expresar
sus ideas y romper paradigmas y fronteras geográficas.
La primera experiencia que
presencié fue 20+20 Teatro en red,
dramaturgia escénica y dirección de Oriana Nigro. En ella, 9 actrices que viven
en 5 países diferentes se conectaron a través de ZOOM para reflejar los
sentimientos que han generado la pandemia y la cuarentena. Con textos de varios
autores, aprovecharon las posibilidades de la herramienta para demostrar la
angustia, ansiedad, incertidumbre y estados depresivos que ha vivido y pueda
estar viviendo cualquier ser humano en el mundo actual. Eliana Santander, Karla
Martínez, Lismar Ramírez, Maria Claret, Maria José Mata, Sara Valero Zelwer,
Tabata Toledo, Vanessa Morr y la misma Nigro ofrecen el tono justo en su labor.
Es uno de los mejores trabajos
que he presenciado en ZOOM en cuanto a estructura, ritmo, manejo de las
posibilidades de la cámara, iluminación y espacios. Las actrices iban activando
y desactivando sus cámaras creando una especie de entrada y salida de
personajes. Utilizaron luces de distintos colores y tonalidades, ubicadas en diferentes
ángulos para remarcar cada situación que se derivaba del texto. Su estilo más
poético que otra cosa, funciona para la herramienta y podría marcar un camino acerca
de lo que se podría hacer de forma simbólica con ZOOM.
Se puede disfrutar un registro de
la experiencia aquí: https://youtu.be/X_dfUYIBCFw
La segunda experiencia fue Crónicas
desde el aislamiento, adaptación
para ZOOM del montaje original basado en textos del escritor
estadounidense Chuck Palahniuk. Este trabajo del grupo Teatro Forte se
trasmitió desde Chile (y otros países dependiendo de la ubicación de los
actores) de la mano de dos venezolanos que viven allá: Fedora Freites y
Vladimir Vera. Dirigido por Vera, el marcado estilo narrativo, en forma de
monólogo, de cada historia funciona muy bien para desarrollarse en ZOOM.
Además, Vera utiliza a actrices y actores que habían participado en su puesta
en escena original y que, en este caso, deben apropiarse de las nuevas condiciones:
desde el espacio donde viven, con un vestuario acorde y con un ritmo interno
que transmita los sentimientos a través de la pantalla. Y lo logran
satisfactoriamente, tanto los actores con experiencia como los nuevos
integrantes. Las historias se adentran en la psique del espectador como un
confesionario virtual o una sesión psicoanalítica de alguien que te cuenta un
secreto y libera sus demonios. En orden de aparición, Jesús Sosa, Kathy
Peralta, Nadeschda Makaganow, Fedora Freites y Alonso Torres van desarrollando
sus personajes de la forma correcta desde la aparente calma inicial hasta la
necesaria intensidad del final ofreciendo una variedad de matices, movimientos
y ángulos de cámara. También forma parte de los mejores trabajos que he visto
en ZOOM.
La tercera experiencia fue el
producto del “Taller Montaje de Supervivencia Creativa: Guardando las
distancias” dictado por Basilio Álvarez, Juan Carlos Ogando, Armando Álvarez
Esáa y Daniel Dannery, integrantes del Grupo Skena. 20 participantes crearon un
espectáculo concebido para ZOOM durante 5 semanas. Al igual que la primera
experiencia, esta intentó acercarse a la pandemia y la cuarentena, pero desde
un punto de vista diferente. Tomaron el camino de la sátira al vincular lo que
sucede actualmente en el mundo con una enfermedad que le ocurre a los gatos.
Por momentos, esta mirada funciona, pero, en su mayoría, el tono se diluye.
Quizás esto ocurre por lo abrupto de las situaciones que no desarrollan un
conflicto claro ni poseen un desenlace contundente que muestre lo que
pretendían transmitir con cada escena. Sin embargo, hay dos de ellos como Vendo pollos congelados por whatsapp y Saboteo sin fin que presentan más
claridad en sus intenciones, al igual que la situación final que muestra lo que
sería el mundo 100 años en el futuro. Las actuaciones se tienen que analizar
como producto de un taller: participantes con experiencia que saben crear un personaje,
participantes que cumplen y otros que hacen su esfuerzo. Creo que se pudo
cuidar más y romper con el tono realista de algunas interpretaciones para que
los participantes supieran diferenciar entre el actor y el personaje. También,
hubo algunos detalles de videos que no salían a tiempo y del ritmo entre
escenas que son propios del manejo del ZOOM. No obstante, reconozco la
intención de Skena de estructurar un taller que acerque a los interesados a
algunos elementos de las artes escénicas y audiovisuales a través de una
plataforma online, aunque el resultado sea desigual.
Pueden ver el registro de la
experiencia aquí: https://youtu.be/F_0bnPh2Ias
La cuarta experiencia fue
realizada por el Teatro de la Comarca como parte del Taller de acción literaria
para el teatro orgánico, dictado por Lupe Gehrenbeck, quien se ha dado la tarea
de orientar a una serie de creadores para que creen una dramaturgia que
aproveche ZOOM. Presencié la séptima muestra del taller y me sorprendió la
calidad de los textos, de las actuaciones y de la propuesta de dirección. Esto
se debe a que participaron creadores e intérpretes con experiencia en las tablas
que se adaptaron bien a esta nueva modalidad de difusión creativa. En este
caso, había claridad entre el planteamiento de una situación dramática,
conflicto, clímax y desenlace. Lo que no
te dije de Anabella Giménez traspasa la pantalla por la verdad de las
emociones que trasmitieron Mariela Suárez y Paul Gámez. No es tu problema de Leonardo Mendoza muestra correctamente una
situación de abuso y violencia gracias a la labor excepcional de Paola
Martínez, Nelson Lehmann y Antonio Delli. Cladestino
de Gledys Especier se adentra en una situación que afecta directamente al país
e impacta en la familia con una interpretación correcta de Emilhy Arias, Rafael
Monsalve y Alejandro Bello. Por último, Besito
e´ coco de Rossana Hernández juega con la revelación de los recursos al
presentar a los actores antes de desarrollar la historia que recrea lo que
podría haber sucedido en un barrio de Caracas durante un escenario de violencia
real. Las situaciones presentadas son conducidas apropiadamente por las
actuaciones de Ernesto Campos, Dayana cadenas, Sol Vásquez y Alexander
Malinoswky. Esta idea resultó la más interesante en el uso de espacios y
posibilidades de la cámara a pesar de algunos fallos de conexión y ritmo. En
definitiva, una propuesta centrada en la escritura dramática para ZOOM que ofrece
un camino claro que podrían seguir otros creadores que deseen aprovechar
esta herramienta.
La última experiencia que
presencié fue Creepy, un espectáculo
para ZOOM que presenta 8 historias creadas e interpretadas por los
participantes del Programa Juvenil del Grupo Fábula. Dirigido y asesorado
dramatúrgicamente por Daniel Dannery, la propuesta presenta una estructura
simple para acercarse al género del terror. La mayoría de los textos comienzan
con una conversación trivial entre dos o más personajes que se ve interrumpida
cuando irrumpe lo extraño y el miedo sin justificación alguna para, luego,
concluir sin que se entienda qué pretendían comunicar. Los más interesantes son
aquellos que rompen con lo anterior: una estudiante asiste a una misa que se
convierte en un ritual que la perturba y una consulta psicológica se torna
extraña para el paciente. Este podría haber sido el camino a seguir. Por otro
lado, me preocupa el tono interpretativo casi naturalista de los participantes si
bien el programa debería ofrecer herramientas para diferenciar entre el actor y
el personaje. Aunque comprendo que las historias nacen de ellos y, muchas
veces, se refleja la forma de hablar de los jóvenes venezolanos, sería más interesante
sacarlos de su zona de confort y retarlos a crear algo diferente a ellos
mismos. Valoro el esfuerzo de los participantes del programa, pero la cultura
audiovisual en la que están inmersos en la actualidad los podría haber
estimulado a ir más allá.
Muchas de estas experiencias, como he decidido
llamarlas, son publicitadas como teatro en línea o teatro para ZOOM. Se
proponen equiparar el escenario teatral con un escenario virtual, por lo que han
abierto un debate entre los creadores. ¿Es un híbrido entre teatro y los medios
audiovisuales? ¿Se puede hablar de teatro cuando actor y espectador no comparten
un mismo espacio real? ¿O el espacio virtual formará ahora parte simplemente de
una nueva forma de difusión de teatro? ¿Hablaremos de dramaturgia para teatro y
dramaturgia para plataformas virtuales (o guion como se llama en el cine)? El cine
se aprovechó del teatro en sus orígenes y creó su lenguaje. De igual forma, lo
hizo la televisión. Parece que estamos frente al nacimiento de un nuevo
lenguaje y que, por mi parte, no le voy a dar un nombre todavía.