El teatro se ha visto afectado por los sucesos ocurridos en el país durante las últimas semanas. Las protestas que se han desarrollado en varios sectores de la ciudad capital condujeron a la suspensión y reprogramación de varias presentaciones. La seguridad de los artistas y del público fue la prioridad. Por ejemplo, es indudable que las salas del CELARG y del Centro Cultural BOD tienen que tomar previsiones debido a que son las más cercanas a la Plaza Altamira, centro de concentración del mayor número de protestas.
El país parece haber abierto al debate. La escasez, la inflación, la censura, la inseguridad y la ineficacia de las instituciones públicas son tópicos que no escapan del quehacer diario de los venezolanos y el teatro como reflejo, reinterpretación y crítica de la realidad no se ha quedado mudo.
La difusión de información y la presentación de argumentos se han trasladado a las redes sociales con Twitter y Facebook a la cabeza. Una gran cantidad de “teatreros”, entre los que me incluyo, han emitido sus opiniones y se ha hecho eco de acontecimientos que no se ha difundido en los medios audiovisuales. Celebro la actitud respetuosa y de verdadera amplitud en la discusión (sin la carga negativa que tiende a tener esta palabra) porque indica que el país nos importa. Sin embargo, la calle no se ha abandonado. La Plaza El Cristo de Baruta, la Plaza los Palos Grandes y la Plaza Brión de Chacaito fueron los primeros espacios donde un grupo de creadores escénicos exhibieron fragmentos de obras y plantearon el debate desde el escenario. Con el lema “El teatro dice…”, desean mostrar su posición de la realidad del país. Esto no quiere decir que abandonaran los espacios tradicionales para el teatro, de hecho emitieron un comunicado que expresan que mantendrán activas las salas sin abandonar la calle. Los textos escogidos tienen una intención clara porque tocan temas como el poder, la tolerancia, la violencia, la libertad de expresión y la historia de Venezuela.
Me parece necesario que otros espacios se abran a la reflexión. Los teatros del Circuito Teatral de Caracas, ubicados en el oeste de la ciudad, han mantenido su programación sin inconvenientes. Dentro de su oferta, destaca la reposición de la obra Lírica en el Teatro San Martín de Caracas, un texto que invita a sopesar las diferencias y la separación de dos visiones del mundo que podrían conciliar. Mientras la cartelera del este, con algunas excepciones, sigue ofreciendo un teatro de evasión que habla del sexo, las relaciones maritales y extramaritales con éxito entre aquellos que buscan escapar del contexto.
La discusión está abierta.
El país parece haber abierto al debate. La escasez, la inflación, la censura, la inseguridad y la ineficacia de las instituciones públicas son tópicos que no escapan del quehacer diario de los venezolanos y el teatro como reflejo, reinterpretación y crítica de la realidad no se ha quedado mudo.
La difusión de información y la presentación de argumentos se han trasladado a las redes sociales con Twitter y Facebook a la cabeza. Una gran cantidad de “teatreros”, entre los que me incluyo, han emitido sus opiniones y se ha hecho eco de acontecimientos que no se ha difundido en los medios audiovisuales. Celebro la actitud respetuosa y de verdadera amplitud en la discusión (sin la carga negativa que tiende a tener esta palabra) porque indica que el país nos importa. Sin embargo, la calle no se ha abandonado. La Plaza El Cristo de Baruta, la Plaza los Palos Grandes y la Plaza Brión de Chacaito fueron los primeros espacios donde un grupo de creadores escénicos exhibieron fragmentos de obras y plantearon el debate desde el escenario. Con el lema “El teatro dice…”, desean mostrar su posición de la realidad del país. Esto no quiere decir que abandonaran los espacios tradicionales para el teatro, de hecho emitieron un comunicado que expresan que mantendrán activas las salas sin abandonar la calle. Los textos escogidos tienen una intención clara porque tocan temas como el poder, la tolerancia, la violencia, la libertad de expresión y la historia de Venezuela.
Me parece necesario que otros espacios se abran a la reflexión. Los teatros del Circuito Teatral de Caracas, ubicados en el oeste de la ciudad, han mantenido su programación sin inconvenientes. Dentro de su oferta, destaca la reposición de la obra Lírica en el Teatro San Martín de Caracas, un texto que invita a sopesar las diferencias y la separación de dos visiones del mundo que podrían conciliar. Mientras la cartelera del este, con algunas excepciones, sigue ofreciendo un teatro de evasión que habla del sexo, las relaciones maritales y extramaritales con éxito entre aquellos que buscan escapar del contexto.
La discusión está abierta.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario