Ratonera con matices

El Centro Cultural BOD-Corp Banca, Nohely Arteaga y Catherina Cardozo producen el montaje de La ratonera, escrita por Agatha Christie y dirigida por Vladimir Vera.

La pieza es un drama policial que refleja las historias de los libros más célebres de la escritora. Pone en escena a una serie de personajes atrapados en una mansión, sospechosos de un asesinato que ocurre entre ellos y cuyo culpable debe descubrirse.

La dirección propone una puesta en escena realista que aprovecha el acertado espacio escénico, diseñado por Enrique Bravo. En un ambiente central, a manera de salón principal, se desarrolla la mayoría de la acción. Hay otros dos espacios laterales que constituyen una sala de estar y un estudio, aunque no se utilizan completamente debido a que la distribución lateral del público imposibilita apreciar lo que sucede en ambos extremos. Lo que resalta de la ambientación son los detalles como el uso del mobiliario que refleja una época, la asociación de colores y otros elementos que marcan las entradas y salidas para facilitar el progreso de la trama: una entrada principal, una escalera que sube a los cuartos, un ventana que se abre, una puerta batiente que da a la cocina y a la parte trasera de la casa, y una escalera hacia el sótano.

Los desplazamientos y la distribución de los actores en las escenas de conjunto están bien manejados. Sin embargo, la conexión energética entre ellos no está lograda del todo y perjudica el ritmo. Algunos logran una comprensión real de su personaje, otros están muy débiles, externos o exageran. Algo está sucediendo que no permite la integración del elenco, independientemente de la orientación que la dirección tiene de cada rol. La presencia de doble elenco, como indica el programa de mano, se me ocurre como una de las causas.

En la actuaciones, destaco los trabajos de Gerardo Soto como Giles, Gonzalo Velutini como el Comandante Metcalf y Manuel Salazar como Paravicini porque poseen veracidad y energía. Flor Elena González es correcta en sus intenciones como la Señora Boyle y Nacho Huett propone los gestos del amanerado Christopher Wren, pero debe dosificar la intensidad de sus emociones. Catherina Cardozo como Mollie podría ofrecer más fuerza en los matices, al igual que Stephanie Cardone como la Señorita Casewell, un papel clave en la trama que requiere mayor seguridad. Por último, Martin Brassesco como el Sargento Trotter está a medio camino en la conexión interna con el texto, aunque se percibe más veraz al final de la obra.

Un vestuario ajustado a la época y una iluminación precisa complementan a este montaje que se ha convertido en un éxito de público.

Función: 22 de Septiembre de 2012

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