En el Teatro Nacional, el grupo Rajatabla presenta una revisión de su
montaje: Cuando quiero llorar no lloro,
basado en la novela homónima de Miguel Otero Silva, adaptada y dirigida por
José Domínguez. El argumento es el mismo: tres jóvenes, uno de clase baja, otro
de clase media y el último de clase alta, nacen y mueren el mismo día, tienen
conflictos con sus padres y comparten el nombre de Victorino.
Esta revisión vino cambios de elenco, escenografía, puesta en escena y de
adaptación. Esta última mantiene el equilibrio original entre acción y
narración, y concentra mejor las tres tramas. Los únicos desaciertos consisten
en el abrupto comienzo que no refleja el nacimiento y destino común de los
Victorinos, además de la escena y coreografía del bar que lucen
descontextualizadas.
Con una estética simbolista, la dirección aprovecha los niveles de una
escenografía compuesta de andamios cuya parte central está decorada con los
colores de la bandera nacional. Este dispositivo facilita la variedad y
pertinencia de la entrada y salida de personajes, junto a los desplazamientos.
Resalta la apropiada selección musical que refleja la época.
En las actuaciones, el elenco de mayor experiencia es pertinente, mientras
que los Victorinos de Jean Franco De Marchi y Ernesto Campos son veraces e
intensos, por encima del trabajo de Ángel Pájaro. También participan los
integrantes o recién egresados del Taller nacional de teatro que ofrece el
grupo, aunque se preocupan más por proyectar la voz que por manejar la dicción
e interpretar el sentido del texto.
En definitiva, un montaje mejorado.
En la Sala de Conciertos de UNEARTE, la agrupación Arteú monta Odisimbad, texto de Xenia Kalogeropulu,
con producción general de Karla Fermín y traducción, concepto y dirección
general de Costa Palamides. El texto mezcla las historias de Odiseo y Simbad,
el marino. Para regresar a su hogar, Odisimbad está destinado a pasar por las
mismas pruebas de aquellos de los que recibe su nombre.
La puesta en escena se resuelve de forma simbolista y con los recursos necesarios.
El montaje es vivo y con mucho humor, la escenografía y el vestuario son sencillos
pero claros, y la música de Palentis Palamidis es sugerente. Resaltan las
correctas actuaciones del mismo director como Odisimbad y Nakary Bazán como la
ayudante Marufa, junto a Germán Manrique y Jonell Páez en múltiples roles.
Ambos
montajes, forman parte de la programación del circuito que conforman unos
cuantos espacios teatrales del Municipio Libertador con la reciente inclusión
de las salas de la UNEARTE. La oferta es variada, tanto para adultos como para
niños.
Funciones: 19 y 20 de Mayo de 2012
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