La temporada teatral del 2012 empezó en el Teatro Trasnocho con el montaje
del Teatro de Contrajuego y Hebu Teatro: 8
rubias platinadas, basada en “Huit femmes” (8 mujeres) de Robert Thomas,
producción de Rossana Hernández y dirección de Orlando Arocha.
El título alude a la propuesta de que cada personaje tenga rasgos distintivos
de actrices rubias de Hollywood con una interpretación en los límites de la
farsa. Las ocho protagonistas son sospechosas del asesinato de Marcel,
patriarca de la familia, y a lo largo de la trama van revelando aquellas que
podrían ser las razones del crimen.
La dirección juega con un apropiado estilo policiaco que parece inverosímil
cuando no maneja de forma precisa las entradas, salidas o permanencia en escena
de los personajes y no controla el ritmo. Asimismo, el desplazamiento escénico
luce atropellado. Por momentos, las actrices se solapan unas a otras y su
distribución se percibe forzada para la situación que se desarrolla. Sin
embargo, algunos rompimientos dentro de la “realidad” del montaje como desmayos
en el sofá, uso de los escalones como asientos, entradas y salidas acompañadas
de música y miradas cómplices al público funcionan mejor en el contexto de la
comedia.
En lo estético, la escenografía de Armando Zullo proporciona un fondo
monótono que permite el lucimiento del vestuario, además de indicar de forma
pertinente las entradas y salidas y dar importancia al cuarto donde ocurrió el
asesinato. El vestuario de Freddy Mendoza delinea el estilo de cada personaje
en correspondencia con el ícono que desea representar.
En las actuaciones, son pocas las actrices que mantienen la imagen del
personaje y le imprimen su carácter. Gladys Seco, como la sirvienta Lili, es la
que más se aproxima porque ofrece veracidad a la hora de manejar su corporalidad
e intenciones vocales a lo Marilyn Monroe. De igual forma, Nattalie Cortéz brinda
los matices y gestos del personaje de Bibi, hermana del asesinado. Las secundan
Haydée Favelora y Diana Volpe, ama de llaves y esposa del muerto, quienes
ofrecen solamente un acercamiento a través de la expresión corporal. Por su
parte, Ana Melo, Carolina Torres, Aura Rivas y Alexandra Vivas no logran
integrar cabalmente la forma y contenido orgánico de sus personajes.
Lamentablemente,
este montaje tiene más fallas que aciertos. El mayor problema reside en el mal
manejo de las situaciones dramáticas porque el conflicto avanza pero no aumenta
la tensión sobre el escenario para que el final sea más contundente. No puedo
dejar de reconocer el esfuerzo de producción, pero los demás elementos todavía
no están engranados.
Función: 22 de Enero de 2012
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