Mareas juveniles

En el Teatro Trasnocho, la agrupación Skena presenta La ola, dirigida por Armando Álvarez. La obra se basa en el guión de la película alemana homónima del 2008, sustentada en la historia real de un proyecto escolar que, en torno a la autocracia, llevó a cabo un profesor norteamericano. La experiencia consistió en convertir al grupo de estudiantes en un movimiento que reflejara a cualquier régimen dirigido por un hombre con los preceptos del poder por la acción, la comunidad y la vestimenta, sin prever las terribles consecuencias que trajo. La película se sitúa en Alemania, mientras que la versión teatral venezolana emplea los nombres germánicos, aunque elimina personajes, suprime situaciones y adapta otras para resolver las diferencias del lenguaje teatral.

La dirección ofrece su mayor virtud en la variedad de desplazamientos y espacios que crea con dos hileras de mesas y sillas que, al principio, se ubican a ambos lados de la escena. Además, se vale de lo audiovisual para facilitar el desarrollo de la historia porque, a través de varios aparatos televisivos, permite mostrar acciones que no podrían hacerse sobre el escenario, lo que concentra la trama en el salón de clases. Sin embargo, como en trabajos anteriores, Álvarez da demasiada libertad a los actores para la improvisación. Si el argumento, el conflicto y la resolución de La ola indican que, sin lugar a dudas, es un drama; cuando los actores abusan de los gestos y frases agregadas para hacer reír cambian el sentido real del texto, alargan innecesariamente el tiempo de representación y desvían la atención del público a la comedia.

Basilio Álvarez interpreta al Profesor Rainer Weiner, el líder del proyecto. Su actuación se percibe artificial porque asume la imagen común de lo que cree que es un docente maduro con estilo moderno y juvenil, asimismo se siente sobreactuado en la parte final en la que exagera su locura por el poder. Por su parte, Catherina Cardozo y Juan Carlos Ogando son pertinentes en los roles de Anna y el Profesor Wieland, respectivamente. De los actores jóvenes, destaco a Valentina Rizo como la contestataria Mona por su forma intensa de asumir el personaje y a Teo Gutiérrez como el perturbado Tim por la veracidad en que compone su rol. El resto tiene que limitar la dañina libertad de creer que bromear constantemente es parte del teatro, aunque resalto el desparpajo de la energía propia de su edad.

Pese a su larga temporada de éxitos, si en este montaje se hubiera advertido que el tema central es la manipulación de los jóvenes producto de su inherente desorientación, el impactante final tendría un mayor significado.

Función: 2 de Marzo de 2011

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