El Centro de Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral (Celcit), con el apoyo del Grupo Actoral 80, presentan Edmond del norteamericano David Mamet en la Sala de Conciertos del Ateneo de Caracas. Con la dirección de Melissa Wolf y producción general de María Elena Ascanio, esta pieza desarrolla la historia de Edmond, un hombre que cambia las perspectivas de su vida cuando una pitonisa le dice: “No estás en la lugar que te corresponde”. Esta frase hace que el personaje se deje llevar por la decepción, las obsesiones, el racismo y la violencia sin nunca caer en cuenta hacia donde se conduce. La dirección resuelve el problema que plantea la puesta en escena de esta pieza como es el constante traslado de espacio del protagonista. Para esto se vale de pocos elementos escenográficos que permiten ubicar al espectador en cada escena y exigirle que use su imaginación, lo que se constituye como la mayor virtud del montaje. Estos elementos adquieren varias dimensiones como el panel de plástico que se usa para representar el cristal que separa a Edmond de una bailarina erótica y que luego se convierte en el vidrio que lo separa de su esposa durante la visita en la cárcel o la cama que le podía servir como espacio de liberación sexual con una prostituta que se convierte en el objeto que oculta el asesinato de una mesonera y sobre el cual se traslada la utilería que debe salir para dar paso a la próxima escena, incluido el cadáver de la mujer, uno de los momentos mejor logrados del montaje. El diseño de iluminación de José Jiménez favorece la puesta debido a que ayuda al desarrollo de la acción para demarcar el traslado de un sitio a otro y crea una atmósfera distinta en cada lugar que refuerza el propósito de cada escena. La musicalización que acompaña el cambio de una escena a otra está conformada por diversos estilos del Jazz que remiten a un ambiente nocturno, pero contrasta con el uso de modismos venezolanos en la interpretación para una obra que tiene referencias a la sociedad norteamericana en la que nació el dramaturgo. Precisamente, la actuación del elenco se observa con diferentes niveles. Juan Vicente Pérez como Edmond transmite la dejadez corporal del personaje y consigue manejar las intenciones de las diversas circunstancias que se plantean, sin embargo debe equilibrar la manera en que éstas lo llevan al límite para que el público comprenda que el personaje reacciona como nunca lo ha hecho en su vida. Mariana Gil busca un contenido orgánico en los cuatro personajes que interpreta, al igual que Jesús Cova, aunque él podría emplear mejor la actitud jocosa que ofrece para que cada personaje sea distinto en esencia. Maikel Ortuño se presenta cabal en su modo de conseguir el matiz de los personajes y Ailed Silva pretende variados niveles de intensidad en cada rol, si bien debe darles mayor organicidad. Los que se presentan más débiles son Claudio Laya y Luis Bisbal que no utilizan los matices apropiados al decir el texto y se muestran sin veracidad. En definitiva, una dirección ingeniosa que encauza las situaciones que propone la obra, soluciona la forma de llevar a escena cada una de ellas y unas actuaciones que necesitan mayor compromiso al asumir el reto de montar una pieza como ésta.
Función: 22 de Marzo de 2009
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